martes, septiembre 29, 2009

Obama y la dudosa idea de salvar a los diarios

Hace poco más de una semana Barak Obama dijo que esperaba que la prensa de EE.UU. se recuperara del vacilante presente, porque era fundamental para la democracia, en especial el rol del periodismo de investigación. Obama lanzó su proclama mientras en el congreso de EE.UU. se discute una propuesta del senador Cardin, que permitiría (por ley) transformar a las hoy no tan poderosas empresas editoras en organizaciones sin fines de lucro.

Por supuesto, la insinuación de Obama no cayó bien. “Salvemos al periodismo de sus salvadores” tituló Slate, uno de los críticos artículos que dedicó al tema. Porque más allá de las buenas intenciones (en este caso es difícil suponerla, especialmente si viene de un poder del Estado) la pregunta correcta (o una de ellas) es si efectivamente la democracia se resentiría sin la existencia de diarios. La respuesta es más compleja de lo que se piensa.

Nadie podría discutir que el periodismo de investigación es un instrumento fundamental para poner en alerta a las autoridades. Es un contrapeso esencial cuando las instituciones prefieren el costo menor, es decir ocultar información. Las empresas se aterran con programas sobre denuncias de consumidores y los políticos con reportajes sobre su desempeño en el Congreso. Es el periodismo de investigación el que ha botado presidentes corruptos, capturado pedófilos y depuesto ministros de Estado. Y eso, que duda cabe, es muy sano para las democracias. Sin embargo, los medios cada vez están más lejos de este género. Generalmente llegan tarde a los temas que requieren investigación y si pueden omiten. Hoy los medios no ponen sus recursos en la investigación, porque es muy costosa de producir. Y tampoco están dispuestos a “peleas” innecesaria con sus auspiciadores. Es decir, los diarios poco a poco han ido perdiendo su realeza. Pero aún mantienen niveles de credibilidad que debieran aprovechar. De hecho, la encuesta ICSO UDP del 2008 un 52% considera que los medios contribuyen a transparentar el trabajo de la clase política.

Es obvio que si se mueren los diarios, la democracia le sobrevivirá. Si se mueren lo medios, quedará el periodismo, como dijo Shirky alguna vez. Lo que se debería evitar es la tentación de que la crisis ponga al Estado u otras instituciones como benefactoras. Una idea que hoy por hoy es tema en EE.UU y Europa. La protección de los medios está incrustada en la tradición habermaniana que cree que estos deben representar (como instrumentos claves en la formación de opinión pública) a la mayor parte de los estamentos de la sociedad. Eso hace que los franceses subsidien los diarios y que cada cierto tiempo en Chile se insista que el Estado debe asegurar la vida de medios “alternativos”, aunque estos no los lea nadie y sólo busque una parcialidad, pero de otro signo. De hecho, en Chile La Nación, por ejemplo, cuya propiedad es compartida entre privados y el Estado, recibe un 9% de publicidad estatal versus el 1% del total. Es evidente que acá el subsidio sí existe.

El futuro de los medios estará en la calidad. Y la calidad no estará fundamentada en la existencia de subsidios o del financiamiento de instituciones pro-bono (como si éstas no tuvieran intereses) sino en la diversidad y la disminución de los controles propietarios. Internet se transformará en esa alternativa. Aunque todavía atrincherados y sin credibilidad, los medios digitales poco a poco comienzan a diferenciarse. Huffington Post creó un área de investigación y lo mismo hace Slate y Politico. La suma será la fuerza. Pensar en la independencia no es pensar en un solo medio, es pensar en una suma de medios que generarán el escenario más favorable a la democracia. Todos sabemos que ni la verdad más absoluta tiene propietario.

lunes, septiembre 28, 2009

Las mejores estrategias para una campaña viral

Ya hay un 20% de la publicidad que está en las redes sociales y la segunda ola de internet (la famosa y agotadora 2.0) comienza a generar cambios profundos en la publicidad online y al mismo tiempo muestra síntomas de consistencia (poco, pero algo), después de una peregrinación inicial similar a la de los medios. Especialmente porque aún no hay instrumentos de medición precisos para que loa avisadores capturen con mayor precisión a sus audiencias. Pero la industria se mueve. Google, quien tiene el 60% de la publicidad en la web, creó Ad Exchange, una plataforma para comercializar pequeños avisos que no son recogidos por nadie. Es básicamente un inventario de sitios y avisos para los anunciantes, pero especialmente para aquellos que no han logrado colocarse, cifra que superaría el 70%. Yahoo ha hecho lo propio con Media Right. Pero la publicidad también ha evolucionado creativamente. El libro de Bill Wasik, "And Then There's This: How Stories Live and Die in Viral Culture", precisamente apunta a cómo ha cambiado la cultura de la publicidad con internet y la viralidad. Wasik, quien es editor de Harper, se centra en el fenómeno vinculado a los flash mob como parte del proceso que ha visto nacer a la nueva publicidad. Esto, según Wasik, está fundamentado (en un alto porcentaje) en la naturaleza humada, que es la de compartir (distribuir) historias. Por supuesto, que Nick Denton tiene un capítulo destacado por su capacidad de poner la comunidad Gawker por sobre la norma. El siguiente es un artículo de la Advertising Age sobre el libro de Wasik, quien en todo caso no hace referencia a los estudios que muestran que la gente no es muy receptiva a los avisos en los videos web y en los celulares. Pero ese es otro tema.


1. The flash mob is a metaphor for the pile-on media culture we now live in.
Wasik, in conversation: "I could have written a whole book just about flash mobs, but that just didn't seem satisfying to me, because part of the whole sort of conceit of the original Harper's article" -- Wasik revealed the secret origins of the flash-mob phenomenon in the magazine in March 2006; that essay is adapted into a chapter in his book -- "is that I was coming forward as the inventor of this extremely forgettable fad that was hardly worth having been invented. And so to extend that joke to book length seemed impossible. But after the article came out, I began to think about extending this idea of this kind of quick-hit disposable culture, in the way that flash mobs almost became a sort of metaphor for that media phenomena. You know, the idea that everybody piles on something and then everybody disperses from it, and you repeat the process, and that's the media culture that we now live in -- and the internet has only tightened the cycles and made that more pronounced.

martes, septiembre 22, 2009

Todos los hombres del Presidente



Hace dos semanas Bob Woodward, Carl Bernstein y Robert Redford se juntaron en la Brooklyn Academy of Music, para conversar sobre periodismo y especialmente sobre lo que fue Todos los Hombres del Presidente, la película que retrató uno de las investigaciones periodísticas más notable en la historia de la profesión y que terminó bochornosamente con la carrera política de Richard Nixon. Además de crear el mito de Garganta Profunda. Los dos jóvenes periodistas del Washington Post tuvieron carreras disímiles, siendo la de Bon Woodard la que más ha brillado, especialmente durante el gobierno de Bush hijo, a quien comparan con Nixon por crear una administración basada en el secretismo. "Hubo muy poco periodismo es su periodo", dicen. El siguiente es parte del diálogo de los tres protagonistas que dieron a la profesión un estatus que el tiempo (y muchas infidelidades) han carcomido. "Para llegar a la verdad hoy todos quieren atajos", dice Woodward.

  • "Nuestra trabajo se ha glamurizado y se han perdido las lecciones importantes. No hay atajos para llegar a la verdad pero todos quieren atajos. Es un trabajo que se construye muy poco a poco y que te obliga a vivir en la duda constantemente. Los periódicos ya no están dispuestos a tener a dos personas trabajando en el mismo tema durante dos años. Quieren resultados inmediatos, ya no les preocupa la calidad y el problema es que el buen periodismo requiere esfuerzo, constancia, tiempo y no debería hacerse con el objetivo de un triunfo rápido si no de llegar hasta el fondo de los hechos"
  • "Decidimos aumentar el volumen de 'las armas' utilizadas por los dos periodistas, máquinas de escribir, teléfonos... Fue un efecto sutil (les valió un oscar al mejor sonido) con el que queríamos subrayar la importancia de su trabajo. Si miro hacia atrás me siento muy orgulloso del filme porque sin querer fue parte de la historia. No ha vuelto a ocurrir que todo funcione como debería. Primero los periodistas pero después el congreso y también el tribunal supremo. Todos hicieron bien su trabajo"
  • Entre los 'pecados capitales' del periodismo de hoy se subrayó la transformación de los grupos periodísticos en empresas que cotizan en bolsa. "Eso ha sido el principio del fin del buen periodismo" dijo Redford parafraseando a una antigua amiga que dimitió como directora de un periódico estadounidense cuando éste salió a bolsa en los años ochenta. Bernstein y Woodward además criticaron que apenas se verifique la información. "Por eso internet es tan confuso y hasta se imprimen los rumores. Hoy es difícil saber dónde buscar la verdad". Todos lamentaron el "poco periodismo" que hubo en la era Bush frente al secretismo de un gobierno muy similar al de Nixon.
  • "Yo había leido esos pequeños artículos que comenzaron a aparecer en el Washington Post pero me preguntaba por qué nadie más escribía sobre el tema. Me parecía gravísimo lo que había ocurrido pero 'los veteranos' me dijeron que aunque todos se olían que había algo oscuro detrás, las relaciones entre prensa y política eran muy complicadas y no se podían romper haciendo preguntas equivocadas. Me tacharon de naive y vaticinaron que aquello no llegaría a ningún lado" recordó Redford. "Aquel cinismo y aquel derrotismo me dejaron muy mal cuerpo". Redford
  • Y mucho antes de que el escándalo salpicara a Nixon, pensó en hacer una película sobre ellos, porque le fascinó esa idea de dos hombres en busca de la verdad que además eran muy diferentes entre ellos. Les llamó, les dejó mensajes pero nunca le respondieron. "Estábamos muy ocupados con la investigación, temíamos ser despedidos y no estabamos muy seguros de que fuera realmente él" se excusaba Bernstein el sábado. No responder a Robert Redford al teléfono en los años setenta sería como no contestarle hoy a George Clooney o a Brad Pitt.

lunes, septiembre 21, 2009

Lo que descubrió Magdalena Piñera

La bulla que desató la idea de la hija de Sebastián Piñera (Magdalena) al recordar una entrevista en la que MEO vapuleaba la chilenidad, se comió una de las aristas más importantes a mi juicio y que tiene que ver más con periodismo que con política. La pregunta es el porqué ni un solo profesional, de la decena que ha entrevistado a Marco Enrique, le preguntó antes por declaraciones que obviamente son noticiosas y que un candidato (más allá del pésimo olor que producen el chauvinismo) debe responder. Las respuestas pueden ser muchas: a) Porque nadie está dispuesto a citar a otro medio (la entrevista apareció en Cosas), algo bastante común en Chile, pero en este caso difícil de creer. b) Porque el periodista no tuvo tiempo. En EE.UU. (por lo menos hasta antes de la crisis de este año) sólo el 20% de los periodistas trabajaba de un día para otro, en Chile esa cifra debe alcanzar un 80%, lo que obviamente resiente la calidad del periodismo y la posibilidad de que alguien se entere de lo que dijo MEO seis años atrás. Y c) simple negligencia. Lamentablemente esta es una probabilidad alta y de la que muy pocos profesionales pueden salir ilesos. Los entrevistadores suelen no evadirse de los formatos comunes y prefabricados, pero el pecado mayor es no bucear en archivos para encontrar precisamente las nuevas historias, las nuevas aristas. Es bastante sintomático que las preguntas no salgan de lo común, lo que hace evidente que no existe un pre-reporteo. Poco o nada. Andrea Palet (@apalet) me recordó a Donella Meadows, una científica especialista en dinámica de sistemas quien enfrentó a los editores de medios, desde las fronteras, lo que legitima (¿parece?) su percepción. Estás críticas reaparecen en un momento no muy bueno para la industria, pero no deben sonar a una golpiza oportunista, sino a la permanente autocrítica que debe tener esta profesión.

Por Donella Meadows

He llegado a conocer al menos cincuenta editores de diarios. Son gente bien informada. Leen cuatro o cinco periódicos al día; los editores de las páginas editoriales leen cuando menos veinte columnas de opinión al día. Es gente disciplinada, productiva, y ágil con las palabras. Gente organizada. La mayoría respeta ciertos estándares de ética profesional en asuntos como evidencias sobre los hechos, equilibrios, veracidad y el derecho del público a conocerlas. Por encima de todo, se preocupan por la sociedad y la democracia, y por las corrientes informativas que mantienen a una comunidad y a una nación unidas.Como todos los demás, sin embargo, los editores de prensa están inmersos en un sistema cuya estructura, cuyos premios y castigos, determinan su comportamiento; y no siempre para bien. Las empresas para las que trabajan fabrican diariamente un producto bajo un programa estrictamente elaborado, lo cual no propicia la reflexión cuidadosa. Son empresas comerciales que buscan captar publicidad, cautivar al público y generar ganancias. Hay mucho espacio disponible todos los días, y la competencia por ese espacio es intensa.Todo lo que he dicho de los periódicos es aun más cierto en la radio. El resultado es una serie de características que todos conocemos: el estándar y la serie de críticas generalmente precisas sobre los medios.


· Se concentran en el evento; reportean superficialmente los acontecimientos y no reparan en las estructuras subyacentes.

· Son cortoplacistas; producen noticias sensacionalistas y después las abandonan. No observan los fenómenos de manera cuidadosa y a largo plazo (ignoraron el efecto invernadero durante décadas, hasta que hubo sequía en el Medio Oeste).

· Son instintivamente gregarios: enviarán a 1.500 reporteros a una convención política, pero ninguno asistirá a la presentación de una política ambiental crucial.

· Los atraen las personalidades y autoridades; no les interesan las personas de las que no han oído hablar.

· Para cumplir con las limitaciones de tiempo y espacio, simplifican los temas. No toleran la incertidumbre, la ambigüedad, los sacrificios o la complejidad.

· Son escépticos; les han mentido y los han manipulado tan a menudo que no le creen a nadie. Son cínicos y en ocasiones irritan a la gente que les está diciendo la verdad.

· Tienden a deformar la verdad para cuadrar su historia y, así, no ven el mundo tal como es (varias veces viví la frustrante experiencia de ser entrevistada por un reportero que no quería escuchar hechos que contradijeran «su historia»).

· Aman la controversia y creen que la armonía es aburrida; ven el mundo como una serie de situaciones antagónicas del tipo perder/ganar, correcto/incorrecto. Les atrae el conflicto y las cosas que no funcionan; no hacen caso de las cosas que sí funcionan.

· Son muy conservadores; aunque les gusta pensar que son duros e inflexibles, en realidad solo denuncian asuntos marginales para la sociedad. La mayor parte de las veces, por lo general inconscientemente, defienden el statu quo y en verdad se resisten a las nuevas ideas.

· También inconscientemente, informan a través de los filtros de la inutilidad, la imposibilidad, el cinismo, la pasividad y la aceptación. Reportan problemas, no soluciones; obstáculos, no oportunidades. Sistemáticamente niegan su poder y el de su audiencia.

viernes, septiembre 11, 2009

Entrevista: Daniel Fernández y TVN


-¿Por qué Donde está Elisa es un éxito?
-Porque el género de las teleseries nocturnas lo creamos y desarrollamos en Chile, y generamos un hábito en la audiencia. En segundo lugar, porque la dupla guionista - directora se complementó en la historia y en la realización. Tercero, porque hay un casting de lujo. Y, por último, porque la realización, posproducción y edición han sido de calidad.

-Pero también sabían que existía un público que ya no era cautivo del horario de las teleseries de la tarde. ¿Es la misma audiencia que hoy prefiere Elisa?
-No. En general, el público de las ocho lo componen dueñas de casa y jóvenes. Las nocturnas son totalmente transversales. Entretienen a niños, hombres adultos y ejecutivos de empresas. Además, el contenido y tratamiento son de una profundidad distinta.

-Aunque tienen una duración menor…
-Sí y no. Hay canales que han extendido sus teleseries un año. Las de nosotros duran seis meses. Pero cuando nos presentaron la historia de Elisa, la pedimos larga pues intuimos que sería muy potente.

El resto de la entrevista a Daniel Fernández en Qué Pasa.

jueves, septiembre 10, 2009

Ideas para mejorar el Periodismo

Una crisis de identidad en los medios, no puede no llevar a una crisis de identidad en las escuelas de Periodismo. Es el momento es que se puede caer un cuestionamiento autodestructivo o en una reflexión activa. Si uno sigue (en parte) las lecciones de gente como Clay Shirky ("los medios mueren, pero no el periodismo") la segunda opción es la más atractiva. Pero requiere sentarse a pesar en las nuevas competencias, en erosionar (con cuidado y también con gusto) las viejas estructuras y en generar los espacios (necesidades) para la creatividad productiva. No sólo basta gritar con fuerza que la objetividad (si es que existió) ya no está, que la ética es otra y que hay que sentar nuevas bases para la profesión. Es un momento crucial para los medios, pero también para el periodismo. Es un momento para los modelos Buttom Up y no para los Top Down. Es decir, para las escuelas que vean en el in put tanto valor como en el out put. Los modelos cerrados son los más conservadores y en general los últimos en reaccionar. El siguiente artículo resume 25 ideas que deben tener las escuelas de periodismo para mejorar la carrera, aunque tome tiempo y mucha paciencia.


1.- Crear un blog
No sólo es muy fácil. También es necesarios. Ya se puede posterar incluso desde el email (A través de Posterous). No hay excusas para no crear un medio, aprender de las audiencias, de la distribución online y el manejo de comunidades.
2.- Colaborar
3.- Muestra tu habilidades
4.- Escribir acerca de tus pasiones
Muchos periodiastas deben dejar sus pasiones de lado para hacer periodismo. Eso es parte de la condición de un profesional, pero el blog permite revivir esas pasiones y construir un sitio sobre la base de los ideales, los intereses o lo que creemos es justicia.
5.- Feeds útiles
Hay que saber manejar los temas, las historias, las fuentes principales, los competidores. Los canales RSS son la clave para mantender este control. Especialmene de sitios de búisqueda como Google News, Digg o Twiter. Incluso se puede usar Byline (enlace del Itunes) para el Iphone que permite leer historias sin conexión.
6.- Producir videos
7.- Celular como herramienta "extraordinaria"
8.- Aprender a amar los links
Los enlaces son el motor de movimiento de la web. Es necesario vigilar los caminos de entrada y salida, que nos permite observar a quienes nos tienen enlazados y a quienes enlazamos nosotros. Ya se ha dicho, los links son la profundidad en internet.
9.- Taguear, tagguear, taguear
10.-Escuchar
11.-La objetividad murió
La nueva objetividad es la transparencia como dice Pisani. La objetividad siempre fue un adjetivo exagerado y confuso de la labor de los periodistas y especialmente de los medios. Reconocer que la objetividad no existe es el primer paso para crear un periodismo más nítiod y menos hipócrita.
12.-La subjetividad es la línea a seguir
13.-Participar
14.-Evitar el autobombo
15.-Las exclusivas son el pasado
Olvidar que la exclusiva es tan relevante. TMZ puso la exclusiva logró reconocimiento mundial, pero la hora había mil historias imitadas en Google News. Ahora son más importantes los puntos de vista, el periodismo inteligente de Business Insider, por ejemplo. Las exclusivas generan tráfico y enlances, pero tienen corta vida.
16.-Noticias en tiempo real
17.-Redes
18.-Aprender a ser austero
La web está llena de contenidos gratuitos con licencias Creative Commons. Sólo hay que saber buscar. Para crear cotenido de calidad ya no es necesiario (no siempre) una gran cantidad de dinero.
19.- Citar permanentemente
20.-Sé una plataforma Agnóstica
Aún existe desprecio por lo perioditas digitales y las razones son muchas. Lo que evidente es que los periodistas digitales tampoco pueden caer en la autocomplacencia. Deben aprender de todas las plataformas y saber moverse en ellas.
21.-Atrapar comunidades
22.-Aprovechar Twitter
23.-SEO es un acrónimos que realmente debes aprender.
Saber optimizar los motores de búsqueda es clave y es la ciencia para empujar las historia a una buena ubicación en Google. Los periodistas que manejen este lenguaje tendrá una posición mejor que lo que no la usen, aunque este último tenga una mejor historia. Esto tiene valor de mercado.
24.-Readaptar las reglas
25. Hazlo ya!

miércoles, septiembre 09, 2009

La vuelta de Steve Jobs en 6 gráficos




















lunes, septiembre 07, 2009

Las 9 verdades que nos hacen odiar a los medios


Internet ha traído consigo el desprecio (a veces irracional, otras sólo pequeños efectos de rabia) sobre los medios de comunicación. Especialmente la prensa. Es posible verlo en los blogs de medios, en consultores que hoy prefieren el canto del gallo antes de reconocer que fueron parte del problema, en centros académicos que semana a semana entregan cifras lapidarias y en la inmensa fauna que amaneció con la llegada del 2.0. Sin duda, que esto se asemeja más a patear al que está en el suelo, que ha generar un verdadero análisis sobre el futuro de los medios. Es la satisfacción de vapulear a quien nunca nos hizo caso, porque volaba muy alto, en una nube de enormes ingresos. La Vanity Fair se dio el trabajo de recopilar las 9 críticas más comunes que se le hacen a la prensa y puntuar cada una de ellas. Muchas de ellas (la mayoría) son universales. Se entienden allá y acá. Acusarlos de conservadores, pero también de liberales. Pero quizás las más certeras son el narcisismo y la habitual "metida de pata". Es decir, seguir el flujo de la masa, porque eso trae mejores ventas, y no poner notas de dudas (advertir, anticiparse) a los lectores. Como ocurrió con el caso Spiniak a nivel local o la crisis financiera a nivel internacional. Sobre el narcisismo, creo que es donde más abundan ejemplos. Las 9 reflexiones de Vanity Fair acá.


1. Somos muy liberales.

2. Somos muy conservadores


3. Metimos la pata


4. No hemos podido con la revolución digital

5. Somos totalmente narcisistas


6. Nos enfocamos mucho en lo superficial

7. La gente cree que podemos hacer un mejor trabajo

8. Nos tienen celos

9. Lo que hacemos importa tanto, que si lo dejamos...

domingo, septiembre 06, 2009

Mediápolis 35

Para hablar de Periodismo, independencia, concentración de los medios y carencias invitamos a María Olivia Monckeberg, quien acaba de ganar el Premio Nacional de Periodismo por su labor de investigación, que hoy está compaginada en una serie de libros, como "El Saqueo de los grupos económicos al Estado chileno" o "El Imperio del Opus Dei en Chile". En la visión de Monckeberg se combinan las convicciones periodísticas con las concepciones ideológicas, eso la hace dudar de la capacidad de internet para ampliar la diversidad (ni siquiera CIPER) y enfocar su mirada en la responsabilidad de El Mercurio y La Tercera de los males del periodismo nacional. Sobre estos temas (y más) conversamos en este episodio de Mediápolis.

jueves, septiembre 03, 2009

El periodismo, por el autor de The Wire


The Wire fue un éxito de críticas en EE.UU. pero no de audiencia (suele suceder con la buena televisión). De todas maneras estuvo cinco (memorables) temporadas en HBO. No arrasó, porque es una historia en la que no abundan las anécdotas alegres, los personajes sin pecados y los pulcros y estilizados escenarios. La desesperanza está pintada en cada escena, incluso en las que parecen salirse de la norma. The Wire, creada, escrita y producida por David Simon, relata la pobreza, corrupción y degradación de Baltimore (Maryland). Ciudad desolada por la violencia y el narcotráfico. Pero al mismo tiempo, con políticos, policías y periodistas convertidos en zombies arrastrados por las culpas colectivas y el poder. Ninguna otra serie ha hecho nunca nada remotamente parecido a lo que ha logrado ésta: retratar la vida social, política y económica de una ciudad americana con la amplitud, la precisión observadora y la visión moral de la mejor literatura”, comentó Slate en su momento. Simon es periodista y recogió las historias que construyen The Wire mientras trabajaba en el Baltimore Sun, lo que marca fuertemente su visión sobre los nuevos medios, que es aún más negativa cuando se refiere a los Blogs. En el siguente artículo, David Simon explica cómo lo marcó "la calle", palabra que parte importante del periodismo digital (y muchos de sus ideólogos) estiman innecesaria. Pero más allá de lo que uno cree, lo importante es lo que dice Simon.


  • “No es sólo culpa de la aparición de Internet. No sé en España, pero en EE UU los dueños de esta industria cometieron el error de asociarse y conglomerarse, y después esta prensa conglomerada se lanzó a la Bolsa para aumentar al máximo sus beneficios. Pero a cambio, Wall Street obligó a las compañías editoras a recortar el producto para aumentar el margen, y por recortar no me refiero sólo al número de páginas o a la plantilla, sino que fue también un recorte de sus propias ambiciones periodísticas. Les bastaba con que el periódico fuera atractivo o sofisticado, pero no prestaban atención a los contenidos. Yo me fui del Baltimore Sun en la tercera reducción de plantilla, y eso ocurrió en 1995, cuando nadie tenía Internet en la cabeza”.

  • "El periodismo es una profesión. Yo mismo no era un buen periodista de investigación los primeros años. Lo único que hacía era intentar explicar al lector el quién, el qué, el cuándo y el dónde de una noticia, y quizá a veces el cómo. Pero tuve que patearme las calles durante cuatro años para conseguir mis primeras fuentes y, sobre todo, para entender los asuntos a los que me dedicaba y ser así capaz de explicar a los lectores el porqué de las noticias. Por qué hay una guerra entre bandas de distribución de droga. Por qué aumenta la violencia en Baltimore y la policía no puede hacer nada. Por qué mueren cada vez más policías.

  • El porqué es lo que convierte al periodismo en un juego de adultos, y la única manera de explicar el porqué es mediante periodistas absoluta y enteramente comprometidos con la cobertura de un asunto determinado o una institución. Y para tener ese tipo de periodistas en plantilla, los periódicos tienen que pagarles lo suficiente. Por eso no tengo absolutamente ninguna fe en eso que se llama periodismo ciudadano, o lo que hacen la mayoría de los bloggers. Lo que hacen ellos es comentar las noticias, y a veces lo hacen de manera original, tanto que a veces lo que escriben puede ser interesante. Pero eso es comentar, y comentar no es hacer periodismo. El periodismo no es un hobby, es una profesión”
  • "Los bloggers se dedican en la mayoría de los casos a amontonar informaciones que encuentran en otros lugares sin hacer ellos mismos ningún ejercicio de periodismo. Y acuso a los bloggers de escribir mucho sobre corrupciones sin haberse dedicado nunca a conocer por dentro las instituciones que critican”


miércoles, septiembre 02, 2009

Bajo la Lupa: Por un debate público informado



Por Javier Ortega y Andrés Scherman


En agosto de 2006, en medio de la campaña de mitad del período presidencial de George W. Bush que acabaría con la supremacía republicana en el Congreso norteamericano, la prestigiosa revista Time elaboró una lista con 50 sitios de Internet imprescindibles. Entre los elegidos estaba factCheck.org, una página sin fines de lucro ni color partidista, ligada a la Universidad de Pennsylvania, especializada en desenmascarar los errores y tergiversaciones de los candidatos y líderes políticos.


Aunque el chequeo de datos o fact checking no es ninguna novedad en el periodismo estadounidense, el acierto de factCheck.org es que lo convirtió en una muy útil herramienta para los votantes, especialmente para aquéllos que se preguntaban si lo que decían los postulantes tenía asidero en la realidad. La fórmula era –y sigue siendo- tan simple como eficaz: seleccionar pasajes verificables de discursos, intervenciones de campaña o avisos político-publicitarios, y someterlos a un riguroso proceso de comprobación, para luego poner sus resultados a disposición de la gente.

Sin bien los medios son un poco más modestos, esa misma fórmula es la que inspiró a “Bajo la lupa”, un proyecto realizado en conjunto por la Escuela de Periodismo de la UDP y el portal web del diario La Tercera (www.latercera.com). La iniciativa partió en 2008, durante la última campaña municipal, y volvió a implementarse este año, para afrontar el segundo semestre –el decisivo- de la campaña presidencial y parlamentaria chilena.

En el caso de la Escuela de Periodismo de la UDP, el proyecto busca cumplir una doble función. Primero, contribuir al debate público, poniendo a disposición de la gente información de interés. Segundo, vincular tempranamente a nuestros estudiantes con el quehacer profesional, ya que un grupo de alumnos de la carrera son los encargados de realizar el chequeo de la información. Tres profesores, los periodistas Andrea Insunza, Javier Ortega (autores "Bachelet: la historia no oficial" y "Legionarios de Cristo en Chile) y Andrés Scherman (director de Tank Comunicaciones) cumplen la tarea de editores.

En esta segunda versión, el desafío de “Bajo la lupa” ha sido más complejo, ya que por razones obvias no es lo mismo chequear y desmentir a un candidato a alcalde, que hacerlo con Sebastián Piñera, Eduardo Frei Ruiz-Tagle o Marco Enríquez-Ominami. En ese sentido, hemos buscado extremar la rigurosidad del proceso, lo que nos ha permitido descubrir varios errores e imprecisiones en el discurso de los postulantes. Puede ser una cifra económica errónea, la cita de un supuesto proyecto de ley que nunca nadie presentó o un ranking internacional mal citado. Lo cierto es que todos los postulantes caen en imprecisiones, más a menudo de lo que se piensa.

No cualquier material sirve. Más que juicios valóricos, declaraciones de intenciones o enunciados políticos e ideológicos, hemos buscado concentrarnos en aquella información de campaña factible de ser chequeada con datos objetivos y públicos. Por esto último entendemos la información objetiva proveniente de cifras oficiales o estudios serios, realizados por entidades de prestigio. Y cuando no están los datos, buscamos apoyarnos en especialistas de reconocida seriedad, en lo posible no vinculados a los sectores políticos en brega. “El dato, hay que ir tras el dato”, es una de nuestras frases más repetidas. En una contienda presidencial donde la disputa ideológica ha dejado paso a argumentos a menudo técnicos, creemos que este concepto, el “dato”, puede marcar diferencias.


En esta tarea de chequeo, un gran aliado ha sido toda la información liberada por los organismos del Estado, gracias a la reciente entrada en vigencia de la Ley de Acceso a la Información Pública. Gracias a la “transparencia activa” que inauguró esa ley, hoy es posible chequear mucha de la información relevante con sólo ingresar a la web del organismo estatal respectivo. Y cuando se trata de información más específica, que la nueva ley no obliga a que esté disponible en los sitios de las instituciones públicas, los estudiantes han hecho uso del principio de “transparencia pasiva”, que obliga a los organismos a responder las demandas de información en un plazo máximo de 20 días.

En el marco de una de las campañas presidenciales más competitivas de las últimas décadas, en que reina una completa incertidumbre respecto a los resultados —tanto de primera como de segunda vuelta—, consideramos que la estricta revisión de la veracidad de los discursos y propuestas de los candidatos puede permitir elevar la calidad del debate público. En este sentido, otros objetivos de “Bajo la lupa” son que el monitoreo permanente de las declaraciones de los candidatos se transforme en un mecanismo de control de las frases desinformadas o populistas en que los abanderados caen —con bastante facilidad— a lo largo de la campaña, y por otra parte, entregar el máximo de información a los ciudadanos para la decisión que deberán tomar al final del proceso electoral.