Cómo Google puede salvar el Periodismo
Ken Auletta, el conocido periodista del New Yorker acaba de lanzar un libro que promete ser la radiografía de una de las compañías símbolo de la segunda ola revolucionaria de internet. “Googled, The End of the World as We Know It“ investiga el ADN de la compañía creada por Sergey Brin y Larry Page y se hace fuerte en las máximas que hicieron de Google un referente en la arquitectura de la participación. Usuarios creando y seleccionando los servicios que instalarán en su "nube" y empresas con la posibilidad de desarrollar brazos con los datos que pone a disposición la compañía y que se pueden compartir. Un mundo nuevo nacido de Google. A pesar de la diferencia con el sobrevendido libro de Jeff Jarvis, el texto de Auletta (según señalan las reseñas escritas esta semana) también apunta al concepto de "hacer lo que sabes hacer y el resto entregárselo a un tercero". Google es una empresa desarrollada para los usuarios -incluso con más énfasis que Apple y Facebook- (la declaración de principios de la compañía es "Don´t Be evil") y que declara imponerse límites a su propio apetito empresarial. Cierto o no, lo que no es mentira es que los usuarios pueden ser co-desarrolladores y las compañías confiar en la transparencia del negocio. Es evidente que Google se beneficia de la liquidez del mercado, pero sus clientes también. Google ha marcado esta etapa en la web, y probablemente los medios debieran mirarla mucho más de cerca para saber cómo se construirá el modelo de trabajo en el futuro cercano. Y quizás, la principal tabla de salvación. La siguiente es una de las reseñas del libro de Auletta.
I had the good fortune of receiving an advance copy of Ken Auletta’s forthcoming book “Googled, The End of the World as We Know It“. It’s a fascinating read, one that raises a whole set of interesting dichotomies related to Google and their business practices.
Contrast the fact that the Google business drives open and free access to data and intellectual property, so that the world becomes part of their corpus of data – yet they tightly guard their own IP in regards to how to navigate that data. Contrast that users and publishers who gave Google the insights to filter and search data are the ones who are then taxed to access that data set. Contrast Google’s move into layers beyond web sites (e.g., operating systems, web browsers) with their apparent belief that they won’t have issues stemming from walled gardens and tying. In Google we have a company that believes “Don’t be evil” is sufficient a promise for their users to trust their intentions, yet it is a company that have never articulated what they think is evil and what is not (Google.cn, anyone?).
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