¿Cobrar o no cobrar? Una pregunta engañosa
Esta semana el periodista y escritor Arcadi Espada (el mismo que definió el metaperiodismo) anunció que crearía Factual un sitio mitad gratis-mitad pagado. Un hecho más que revivió una falsa discusión: el periodismo sólo sobrevivirá si cobra por sus contenidos online. Para los que creen que el periodismo no se regala, Murdoch ha pasado a ser el paladín y Google el villano.
Pero este criterio es, a lo menos, discutible. Defender el pago por contenidos es, en el fondo intentar salvar a la gran industria, que sólo en algunos casos ha sido un referente de periodismo independiente, de calidad y con una visión generosa de su rol. Precisamente es la exclusión otro de los atributos con los que se ha vestido el negocio editorial en los últimos años. Hoy la industria se desliza hacia el precipicio por sus propias culpas, pero tienen a muchos afirmando que su fin puede poner en riesgo la democracia y, al mismo tiempo, la muerte del periodismo. Una falacia más. Los medios deben aprender a convertirse, a no repetir los errores que los llevaron a mirar el futuro con desaliento y definir cuál será el camino a la nueva rentabilidad. No sólo debemos pensar en los clientes premium, el rol del periodismo que viene es también alimentar a las nuevas audiencias.
En este escenario Google no es el villano. Sí, busca la rentabilidad como todo negocio, pero ha generado espacios de participación jamás visto en el mundo de la comunicación, su nacimiento marcó la segunda etapa de la revolución más tonificante que ha vivido el periodismo (superior a la creación de la TV) y no me cabe duda que la brecha digital es menos extrema gracias a esta empresa. Hoy los periodistas tiene un rol protagónico y el acceso a contenidos ha multiplicado la necesidad de contar con información. Twitter distribuye contenidos, Facebook los sociabiliza y millones de personas (millones más de los que tenían acceso a los medios antes de la revolución) hoy pueden aprovechar contenidos de todo tipo. Sí, son los medios tradicionales los que crean la mayor parte de esos contenidos, pero esta es una transición y lo más probable es que las nuevas empresas (o las antiguas reconstituidas) no dejarán de lado a los consumidores de contenidos premium. Esos que pagan por información procesada o por buenas historias.
Freemium es una de las fórmulas que se ha deslizado como un salvavida de los medios escritos tradicionales. Es decir, que estos vendan su contenido premium y dejen los contenidos generales libre de cobro. Esta semana un estudio del Boston Globe Consulting dijo que un 48% de los estadounidenses estaría dispuesto a pagar por contenidos...pero poco, apenas US$3 al mes. Las cifras son bastante menos optimistas que lo que muestra la realidad. Otro estudio indica que hoy en EE.UU. un 81% paga por TV satelital, 76% por una suscripción a internet, un 17% por descargar música y sólo 2% está suscrito a diarios. Un nicho que es poco probable logre financiar artículos de US$40 mil o el promedio de US$1,5 millones que pagaron los grandes medios por cubrir la Guerra del Golfo. The Times ya anunció que cobrará por su edición digital ("Si en un año se vende 270 millones de libros en Inglaterra por qué no pagarían por el papel") y es cosa de meses que el NYT haga lo mismo. El escenario estará completo para ver qué tan efectivo es Freemium como experiencia.
Pero la cuestión financiera no puede esconder la discusión más de fondo. El modelo ideal no es sólo la supervivencia de la industria tradicional, sino que aprovechar la multiplicación de las audiencias para generar nuevos medios y multiplicar el periodismo en cientos de fuentes noticiosas. Concentrarse en el modelo ideal para los grandes diarios, puede hacer perder la visión sobre la supervivencia de la diversidad y el floreciente rol de los periodistas. Es mejor participar en la revolución que mirarla desde lejos. Los medios tradicionales sabrán buscar su camino, pero su defensa no debe hacernos olvidar a las nuevas audiencias. Como dice el mismo Arcadi Espada: "Se acabó el periodismo de papel, pero no el papel del periodismo".
4 Comentarios:
Señor Azócar:
¿Qué significa "notificante"?
¿Dónde está la falacia en suponer que una reducción dramática en el tamaño de los medios y su consiguiente rol fiscalizador pueden dañar la democracia?
Jaime
Disculpa, la plalabra es "tonificante" y ya està corregida.
La falacia parte con la idea del rol "fiscalziador". La prensa, no sòlo en Chile, ha perdido ese rol hace mucho tiempo y lo que sì hacen bien es potnciar temas destapados por otros "fiscalizadores", como parlamentarios, abogados, contraloría y los propios hechos de la causa.
Suponer que la democracia es tb suponer que los medios son absolutamente independientes a los poderes tanto del Estado o los que estàn incrustados en la sociedad que en Chile no son pocos. Para que hablar de los avisadroes.
No le quito mérito a los diarios y tampoco creo que vayan a desaparecer, pero su audiencia es menor, no es talque pueda sostener una democracia informada. La TV es mucho màs fuerte en eso. Y la pluralización de los medios remplazarà lo que pierda la prensa.
Pero sin duda es una exageraciòn decir que la democracia depende de los diarios.
Saludos
Me adhiero a varios de los puntos que expresas; el escenario futuro será mucho más diverso y rico en experiencias de financiamiento de medios que el actual; la búsqueda de un modelo común y único para todos los diarios que están en crisis es una utopía; así como la integración de redacciones no funciona para todos, el freemium tampoco. Murdoch, es vivo el hombre, sabe que quien comience antes la carrera por imponer el modelo tendrá mejores opciones de éxito, pero también debe reconocer que es una apuesta arriesgada.
Y quedan todavía alternativas por explorar y consolidar: consorcios periodísticos sin fines de lucro, periodistas como gestores de medios hiperlocales integrados por vecinos, medios financiados y apoyados por instituciones que van a querer influir en el nuevo escenario (universidades-empresas-gobiernos).
Debo reconocer que, por momentos, el trabajo en los medios escritos es tan incierto que el temor lleva a aferrarse a los viejos modelos que siempre funcionaron y a justificar su prevalencia pese a todas las señales en contra, con argumentos como que los grandes medios son los únicos capaces de hacer periodismo de calidad. Hay días en que despierto con esa convicción, pero pasado el día me encuentro con dos o tres ejemplos de lo contrario.
Saludos
CV
Carlos
Creo que lo más importante es mirar desde más arriba. Los diarios bien, que sobrevivan y mejores y busquen sus nichos y hagan lo que han perdido en parte; periodismo premium.
Pero eso no puede llevarnos a pensar que es el único camino. Murdoch lo hace por orgullo personal. Con las películas y el cable gana lo suficiente comop para preocuparse de los diarios...pero no, son sus fetiches. Y además, no ha sabido ganar en internet.
En fin, hoy un ex alumno presentó en clase un proyecto que le está vendiendo a una emperesa y dijo que en buena parte lo ha podido llevar a cabo gracias a Google. Se está abriendo un mundo mucho más amplio y si ambos sobreviven, diarios y nueos medios, perfecto. Y tendrán que colaborar. Eso será más interesante.
Gracias
A
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