martes, junio 29, 2010

Cómo ha cambiado el consumo de medios desde el 2000

martes, junio 22, 2010

Mediápolis 53

Los primeros 100 días del gobierno de Sebastián Piñera han estado marcados por las consecuencias del terremoto y por una agenda cargada por los conflictos de interés, la puesta en marca del nuevo gobierno y la agenda valórica. Pero también por el desafío para los medios tradicionales que deben mostrar (hasta ahora sólo con matices) cuán independientes son de la nueva administración. En esta nueva edición de Mediápolis invitamos a la Ministra Secretaria General de Gobierno, Ena Von Baer, con quien repasamos los conflictos, dudas y tareas de los primeros tres meses.



sábado, junio 19, 2010

La TV y lo que se puede esperar de Google




El futuro de la TV es la TV... Hoy hay 1,1oo millones de hogares con TV en el mundo. Y todo indica que esta cifra seguirá creciendo. Sólo en EE.UU. (como muestra gráfico) el crecimiento ha sido sostenido. Pero esto no ha determinado un aumento de la sintonía de las TV abierta. De hecho, es todo lo contrario. Y la sangría es global. En EE.UU. los 20 programas más vistos durante la temporada 1979-80 marcaban 21,7 puntos. En cambio, entre 2009-10 apenas marcaron11,3 puntos. Pero esto no es nada. La audiencia de las cuatro cadenas más importantes de ese país ha disminuido desde 1994 en un 42%. Las cadenas tradicionales no sólo tiene grandes costos, sino que debe lidiar con el crecimiento del cable, de la TV satelital, de audiencias competitivas creado su propio material, de Internet y de la explosión de los smartphone. En el Mundial 2006, 60 millones de personas siguieron el torneo por celulares. Cifra que se triplicará en Sudáfrica 2010. La TV digital acentuará la pérdida. Pero lo interesante de este escenario es que los proveedores de contenidos pueden reorganizar su negocios y seguir compitiendo, algo que no nunca supieron hacer los diarios. Qué duda cabe que las pantallas se han multiplicado, por eso el negocio se hace cada vez más interesante. Por lo mismo, los proveedores ven con buenos ojos la irrupción de Google TV.



Google TV toma la delantera. A pesar de experimentos anteriores fracasados como TV Intel Viiv, Yahoo Connected Life y las cajas múltiples y los dispositivos de transmisión de Apple, todos los ojos están encima de Google TV. El camino lógico del buscador, luego que entrara a los celulares en 2007 vía Android (que suma 100 mil activaciones diarias). Las virtudes del proyecto está en la suma de otras compañías para dar la cobertura completa a todas las áreas del negocio, la experiencia de Chrome y Android, facilidad de acceso (la experiencia de navegación y búsqueda será simplificada), la APi será abierta para que los desarrolladores puedan crear aplicaciones y ponerlas a la venta en Google Market; y, quizás lo más importante, los proveedores amplían su negocio. Google conoce el negocio de la publicidad y con su versión TV aspira no sólo a recoger parte de los US$70 mil millones que hoy mueve la TV, sino que además quiere ampliar la cancha para nuevos avisadores, que gracias al buscador han aumentado en un 30%. A través de Youtube, el buscador ha conseguido la experiencia suficiente en el manejo de video digital (que este año aumentará un 48% su avisaje total), está avanzando en una búsqueda semántica y en un visor llamado "Lean Back", para poner vídeo en la web y listas de reproducción en la pantalla. Lo que algunos analistas temen es si Google verdaderamente mejorará la experiencia de los televidentes. Y la mirada está en el algoritmo. Por ejemplo, si quiero ver un capítulo de House y el buscador entregue un video casero de alguien jugando a "House", ese será un golpe muy fuerte a la confianza del sistema. O peor aún, para temas genéricos a cuál de los proveedores Google pondrá un mejor page rank. Y qué pasará con el resto. Será sólo un asunto de habilidad con el SEO. En fin, como sea, la llegada de Google a la TV sin duda es la primera etapa de algo mucho mayor y que finalmente pondrá un "pero" mayor en el sector editorial.




martes, junio 15, 2010

Mediápolis 52

Desde agosto del año pasado que el blog Ojo del Medio dispara sobre los errores de los medios y revela episodios de sus redacciones. Y en ese tiempo, se ha hecho un nombre y un número importante de seguidores que aportan con contenidos. Por eso en esta edición de Mediápolis (@media_polis) conversamos con Marcos Ortiz, creador del sitio y su único rostro visible, con quién discutimos sobe el anonimato del sitio, su línea editorial y el plan para convertirse en .cl.

domingo, junio 13, 2010

El futuro de las noticias: Ni tan negro ni tan blanco

"Este es un buen momento para hacer periodismo, pero no es un buen momento para ganarse la vida como periodista", decía un consultor sobre la maniaco depresiva situación que viven los medios hoy. Es decir, vivir de un aumento de la demanda y consumo de noticias (la buena señal) acompañado de la pérdida de su valor económico (la mala señal). Es un hecho que la gente hoy consume y genera contenidos tanto como los medios, y que a estas alturas nadie se puede arrogar el derecho de decir cuál de ellas tiene mayor valor frente a la audiencia. Por lo mismo, los paratextos cada vez son menos ajenos a los medios, que han comenzado a entender y valorar su importancia. Entonces, la pregunta sobre el futuro de las noticias parece enfocarse es si las éstas recobrarán el valor económico (en cualquier plataforma o en todas ellas juntas) o si los medios deberán fijar la vista en la oferta de otro tipos de contenido, periodístico o no periodístico. Cómo ya es evidente (más allá de los intentos de los paywall que hoy se levantan) que no volveremos a la economía de la escasez, los sitios de noticias deberán apostar a financiar sus salas de redacción digitales vía publicidad. El The Guardian, por ejemplo, cree que en 2015 logrará tener un redacción rentable. Pero eso obligará a buscar equipos más pequeños y apuntar a la eficiencia. Al mismo tiempo, debe potenciarse (y monetizarse) el rol de los medios en las redes sociales. Es un hecho que la mayor parte de los contenidos que recorren las redes sociales vienen de los medios tradicionales, pero ese solo hecho no asegura ingresos.: Las noticias como tal ya serán elaboradas por periodistas que pasen un día entero en el Ministerio de Hacienda o en el Congreso. No necesariamente. Pero por otro lado, los medios tendrán mayor cantidad de información recogida a través de las redes sociales, podrán conocer mejor a sus audiencias, la publicidad habrá madurado internet y sabrán usar las diversas plataformas para mejorar sus ingresos. Las noticias no recuperarán su valor en una sociedad ultraconectada, pero otros contenidos y la experiencia de consumirlos sí. Lo que creo, es que sin audacia y creatividad, el mundo se hará más pequeño para los medios. Sobre esto habla el siguiente artículo.



What's the future of news? I'm tempted to say "not very much" since no one really knows too much about the future of news right now. You know this is true because senior news folk have given up on the doom and gloom stuff and are starting to talk about "the golden age of journalism" and how it's a "bright dawn" and that sort of thing. This would make sense if there had been any structural change in the economics of news, but there hasn't; so their optimism has the hollow twang of hope over reason.

Still, the optimists have got it half right. As Stewart Kirkpatrick, founder of the Caledonian Mercury, said at a #futureofnews conference a week or so back (I paraphrase): "This is a great time to do journalism. It's just not a great time to earn your living as a journalist."

martes, junio 08, 2010

¿Nos hace Internet más inteligente?

Hace un par de años Nicholas Carr generó un gran debate con su artículo Is Google making Us Stupid, en el cual detallaba como la lógica del buscador estaba afectando seriamente las capacidad cognitivas de los usuarios de internet. Es decir, el cerebro estaba cambiando, pero no necesariamente para mejor. Hoy hay 1.800 millones conectadas a internet, es decir, lo que suceda en la web incide en buena parte de la población. Y en medio de un sistema educacional viviendo aún en el pasado, con los cánones de la era industrial. Lo que hace más complejo el problema. Para Clay Shirky la reflexión de Carr no sería la correcta, como tampoco la de los puristas que aseguran que la democratización de la web sólo ha generado una avalancha de contenidos mediocres. En todo caso, algo que sucede con TV o leyendo algunos diarios. Pero la historia juega a su favor de los optimistas y en contra de quienes pregonan el desastre. Las épocas de mayor revolución editorial (o de colapsos) han sido soporte de un mayor desarrollo intelectual. "La enorme multiplicación de libros en todas las ramas del conocimiento es uno de los mayores males de este siglo; ya que presenta uno de los obstáculos más graves para la adquisición de la información correcta", dijo erradamente alguna vez Edgar Allan Poe mientra explotaba la publicación de libros. Pero no fue así. Pronto el mundo comenzó el avance más importante en educación primaria, una transformación clave para la alfabetización y el desarrollo científico. La democratización de los contenidos evidentemente ha amplificado el factor "basura" y el gusto de muchos por esa "basura", pero también ha permitido multiplicar el conocimiento. Shriky da el ejemplo de PatientsLikeMe, un sitio que permite a los pacientes compartir la información de sus enfermedades y que, por ejemplo, ha reunido a más pacientes de Lou Gehri, que cualquier empresa farmaceútica. Lo mismo ocurre con el vertido de petróleo en el Golfo de México, con cientos de grupos buscando soluciones para el limpiado de playas y la ayuda a aves y mamíferos afectados por la negligencia de BP. La discusión que abre Shriky en el siguiente artículo.

Digital media have made creating and disseminating text, sound, and images cheap, easy and global. The bulk of publicly available media is now created by people who understand little of the professional standards and practices for media.

Instead, these amateurs produce endless streams of mediocrity, eroding cultural norms about quality and acceptability, and leading to increasingly alarmed predictions of incipient chaos and intellectual collapse.

But of course, that's what always happens. Every increase in freedom to create or consume media, from paperback books to YouTube, alarms people accustomed to the restrictions of the old system, convincing them that the new media will make young people stupid. This fear dates back to at least the invention of movable type.


miércoles, junio 02, 2010

WikiLeaks y los secretos de los medios



La tremenda gracia de Internet no es que sea un medio (no lo es) ni que sume a todos en un solo espacio. Su mayor virtud es que abrió una ventana para ver lo que no podíamos ver, para comentar lo que nos era vedado, para hacer de la comunicación algo elástico y más participativo, para observar que la impunidad mantenía sus "privilegios", pero ahora con algunos costos. El flujo social no cambió el escenario en Irán a pesar de la explosión de la revolución verde el año pasado, pero probablemente impidió que la represión fuera peor. Los costos de imagen para Israel después del asalto a la flota humanitaria seguro son más altos gracias a la gran cantidad de información que recorrió las redes en EE.UU. han sido las redes sociales (a su manera) y no el Presidente Obama las que rápidamente golpearon a la BP por el desastre en el Golfo de México, mientras los medios eran alejados del lugar del accidente y, en parte, de los ejecutivos. La impunidad muchas veces es "olvidada" por la industria de los medios tradicionales y en otras ocasiones se privilegia el interés general. Los medios viven hoy de espacios cedidos a sus avisadores y es terreno difícil de recuperar, especialmente en un país con pocos medios. Ese es el mundo que ha abierto Internet y que entrega muchas posibilidades para crear otros tipos de periodismo (no me refiero al "ciudadano" que hoy es un aporte muy pequeño) y otras formas de publicar. Es el caso de Julian Paul Assange, el fundador de WikiLeaks. El sitio consiguió mayor renombre este año al divulgar las imágenes de un helicóptero Apache asesinando a 18 civiles (dos periodistas Reuters entre ellos), pero ya hace rato que se había generado un renombre. La historia de Julian Assange es la de WikiLeaks. Pasa todo del año como un nómade de un lugar a otro recolectando historias y sumando adherentes para colaborar el periodismo-activista que persigue. Hoy el sitio (que se fundó en 2006) ya suma más de 1,2 millones de artículos, básicamente documentos filtrados con contenido complejo en diversas áreas, desde religiosas y militares. Todas (o casi todas) destinadas a dañar la "reputación" o el artificio creado por el poder, en su más amplia expresión. Es tal su importancia que Julian Assange tiene respaldada la información en más de 20 servidores y bajo cientos de dominios diferentes. La idea es evitar que desplomen al sitio, blanco de cientos de enemigos. Pero eso no evita que ya hayan enfrentado decenas de demandas. Para Julian Assage lo que hacen es periodismo y es lo que revela, con matices, el siguiente artículo del New Yorker.

The house on Grettisgata Street, in Reykjavik, is a century old, small and white, situated just a few streets from the North Atlantic. The shifting northerly winds can suddenly bring ice and snow to the city, even in springtime, and when they do a certain kind of silence sets in. This was the case on the morning of March 30th, when a tall Australian man named Julian Paul Assange, with gray eyes and a mop of silver-white hair, arrived to rent the place. Assange was dressed in a gray full-body snowsuit, and he had with him a small entourage. “We are journalists,” he told the owner of the house. Eyjafjallajökull had recently begun erupting, and he said, “Were here to write about the volcano.” After the owner left, Assange quickly closed the drapes, and he made sure that they stayed closed, day and night.


The house, as far as he was concerned, would now serve as a war room; people called it the Bunker. Half a dozen computers were set up in a starkly decorated, white-walled living space. Icelandic activists arrived, and they began to work, more or less at Assange’s direction, around the clock. Their focus was Project B—Assange’s code name for a thirty-eight-minute video taken from the cockpit of an Apache military helicopter in Iraq in 2007. The video depicted American soldiers killing at least eighteen people, including two Reuters journalists; it later became the subject of widespread controversy, but at this early stage it was still a closely guarded military secret.