Los rostros de Facebook
El comienzo de Facebook adelantó lo que hoy sigue siendo uno de los grandes temas de discusión sobre internet: el acceso libre a contenidos públicos. Por cierto, un tema que los medios chilenos ni siquiera reflexionan seriamente. Cuando estudiaba en Harvard, Mark Zuckerberg -fundador y CEO de la compañía- creó un sitio calificador de páginas web llamado Facemash a través de la intranet de universidad. Rápidamente las autoridades de Harvard bajaron la página y lo acusaron por violar los sistemas de seguridad y la propiedad intelectual de sus estudiantes. Este último golpe era porque Zuckerberg subía a la página, fotos de estudiantes sin la autorización de ellos. Hoy Facebook "viola" todas las normas de privacidad con una estructura abierta casi por completo. En pocos minutos podemos enterarnos de los gustos (perversos, infantiles, sexuales) de nuestros "amigos" y quizás eso sea -más que su cuestionada utilidad- lo que hoy tiene a más de 47 millones de personas conectadas a esta red. Un buen artículo del Newyorker publicado en 2006 abría las puertas sobre las discusiones que desatarían este tipo de sitios sociales. Pero el siguiente es un muy buen texto de la revista Qué Pasa.
El mundo está poseído por la fiebre de Facebook. Lanzado hace tres años por Zuckerberg -quien abandonó la universidad, reconoció haber sido hacker y rechazó una oferta de compra de Yahoo, por US$ 1.000 millones, en 2006-, Facebook se ha convertido en "la" compañía del mundo tecnológico. Toda una industria ha brotado en torno al sitio, en apariencia de la noche a la mañana, a medida que todo el mundo -desde los magos del software hasta los expertos en marketing- se apresura por descubrir cómo ganar dinero a partir de una base de usuarios que ha crecido hasta llegar hoy a los 41 millones de personas.
En mayo, Facebook abrió su plataforma a las aplicaciones de programadores externos, logrando que compitieran los más grandes de la Web 2.0. Desde entonces, unos 80.000 desarrolladores han agregado más de 4.000 nuevos programas, desde libreros virtuales hasta el lanzamiento de ovejas. Las conferencias de programadores han sido un éxito, se han formado fondos de capitales de riesgo para capturar ideas específicas y prometedoras, y han aparecido más de una decena de redes publicitarias para ayudar a los desarrolladores a lucrar con sus aplicaciones. Incluso, el Departamento de Ciencias de la Computación de Stanford ofrece un curso sobre cómo crear aplicaciones para Facebook. Además, están proliferando los "expertos" instantáneos. Nick O'Neill, de 25 años, inició el blog AllFacebook (TodoFacebook) y luego colgó un cartel como consultor. Su lista de clientes ya abarca a varias compañías del Fortune 100. "El teléfono no deja de sonar", cuenta O'Neill.
El fastidio de todo esto para Facebook es que la empresa no ganará un solo centavo por ninguna de las cientos o incluso miles de exitosas nuevas aplicaciones que funcionan en el sitio. Y por alguna misteriosa razón, Zuckerberg dice que eso no le preocupa: "Es bueno para el ecosistema, bueno para el producto, bueno para los usuarios".
Por Ellen McGirt
"No estoy seguro de qué signifique". El gerente general de Facebook, Mark Zuckerberg, está hablando de una nueva aplicación, creada por un programador externo, que le permite a los usuarios de su sitio lanzarse ovejas entre sí. Desde luego, las ovejas no son reales: son sólo una expresión juguetona de quién sabe qué cosa, la cual puede ser enviada por los usuarios a sus perfiles online. "¿Quién iba a saber que a la gente le gustaría algo así?", dice Zuckerberg. Este año, las ovejas podrían generar más de un millón de dólares en ingresos publicitarios para su pastor, una compañía llamada Slide.
El mundo está poseído por la fiebre de Facebook. Lanzado hace tres años por Zuckerberg -quien abandonó la universidad, reconoció haber sido hacker y rechazó una oferta de compra de Yahoo, por US$ 1.000 millones, en 2006-, Facebook se ha convertido en "la" compañía del mundo tecnológico. Toda una industria ha brotado en torno al sitio, en apariencia de la noche a la mañana, a medida que todo el mundo -desde los magos del software hasta los expertos en marketing- se apresura por descubrir cómo ganar dinero a partir de una base de usuarios que ha crecido hasta llegar hoy a los 41 millones de personas.
En mayo, Facebook abrió su plataforma a las aplicaciones de programadores externos, logrando que compitieran los más grandes de la Web 2.0. Desde entonces, unos 80.000 desarrolladores han agregado más de 4.000 nuevos programas, desde libreros virtuales hasta el lanzamiento de ovejas. Las conferencias de programadores han sido un éxito, se han formado fondos de capitales de riesgo para capturar ideas específicas y prometedoras, y han aparecido más de una decena de redes publicitarias para ayudar a los desarrolladores a lucrar con sus aplicaciones. Incluso, el Departamento de Ciencias de la Computación de Stanford ofrece un curso sobre cómo crear aplicaciones para Facebook. Además, están proliferando los "expertos" instantáneos. Nick O'Neill, de 25 años, inició el blog AllFacebook (TodoFacebook) y luego colgó un cartel como consultor. Su lista de clientes ya abarca a varias compañías del Fortune 100. "El teléfono no deja de sonar", cuenta O'Neill.
El fastidio de todo esto para Facebook es que la empresa no ganará un solo centavo por ninguna de las cientos o incluso miles de exitosas nuevas aplicaciones que funcionan en el sitio. Y por alguna misteriosa razón, Zuckerberg dice que eso no le preocupa: "Es bueno para el ecosistema, bueno para el producto, bueno para los usuarios".
Etiquetas: nuevos medios
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