Medios e independencia
Pablo Halpern, estratega comunicacional de la campaña de Eduardo Frei, justificó en el podcast Mediápolis que el candidato oficialista no asista al programa Tolerancia Cero de Chilevisión, porque: “…encuentro harto complicado y en algunos países tiene re poca presentación que un canal de televisión, o incluso un grupo de periodistas anden por la vida de periodistas-analistas independientes de una elección presidencial cuando trabajan para un candidato”. Halpern apuntaba a Matías del Río y Fernando Paulsen. Pero más allá del comentario (muy interesado por supuesto) abría un debate que en general pocas veces se toca en Chile: la independencia de los medios y la independencia de los periodistas que trabajan en medios que tienen intereses determinados.
Esta discusión es algo tardía en Chile y por lo mismo se ha mitificado el trabajo periodístico, especialmente en dos sentidos. Uno tiene que ver con la intención de los periodistas para generar pautas con fines políticos finamente planificados (incluso en la estructura de las portadas) y el otro, apunta a la capacidad de los medios para cambiar las preferencias y principios de las audiencias. En ambos casos, a lo que aluden las críticas es que los periodistas actúan con poca o nula independencia frente a los propietarios de los medios y que no se lo advierten a sus audiencias. En el caso de Tolerancia Cero, sería una supuesta (por el comando de Frei, fundamentalmente) poca distancia entre los panelistas y los intereses del candidato presidencial y dueño de Chilevisión, Sebastián Piñera.
Los medios tienen mucha responsabilidad en esta mitificación. A diferencia de lo que ocurre en países como EE.UU. acá no explicitan editorialmente cuál es su posición política y, en este caso, quién es el candidato que los identifica. No sólo eso, la industria ya establecida (todos) siempre ha puesto barricadas más o menos contundentes al ingreso de nuevos competidores, lo que evidentemente amplia las suspicacias sobre el trabajo de los periodistas. Para que hablar del peso que la historia reciente pone sobre el rol que jugaron los medios tradicionales.
Sin embargo, las dudas que pone Pablo Halpern apuntan especialmente a agrandar la desconfianza y fortalecer la mitología de la independencia. Halpern conoce de cerca los medios y sabe cómo funcionan. Sabe que los avisadores y ciertos sectores tienen capacidad de veto, pero al mismo tiempo tiene claro que los periodistas conocen las fronteras con mucha claridad y sobre ese campo ejercen el periodismo. Halpern sabe que Paulsen y Del Río no reciben todos los domingos un llamado desde el comando de Piñera, pero su golpe no apunta al público informado, sino a la gente que ve en los medios conspiradores institucionalizados. Por lo mismo eligió un medio no tradicional (Mediápolis está alojado en Podcaster) para desenfundar sus críticas.
Pero más allá del objetivo de los dardos de Halpern, es indudable que la industria de las comunicaciones está sometida -como muchas otras- a presiones que en ocasiones erosionan su independencia. Pero (a diferencia de otros negocios) el resguardo está ligado a la superviviencia del medio: la credibilidad es su principal activo y el de los periodistas. Los medios se enfrentan a un nuevo mundo y ese mundo presionará por mayor transparencia. La industria deberá velar porque las audiencias entiendan de qué se trata todo esto y deberán estar preparados para ser más específicos (más allá de la visión de las editoriales) sobre sus intereses.
9 Comentarios:
Estimadisimo Andrés,
Creo que en esta columna se te notan los ppios conflictos de interés al respecto. Sería bueno saber que opinas de las opiniones de Halpern?
Te parecen válidas?
A todo esto, que buena experiencia de recorrido del mensaje que salio de la entrevista de mediápolis en podcaster... que bueno ver que se puede hacer ruido desde la trinchera al mainstream
Mi opinión queda clara en la columna. Creo que Halpern lleva la discusión a un límite. No creo que ni Paulsen ni Del Río sean borregos de Piñera y no creo que la independencia de ellos esté en juego por trabajar en el canal de Piñera. De hecho, no lo está.
Lo que digo, es que al final, todos los medios tienen intereses y no por eso los periodistas son conspiradores de ese medio. Es absurdo, pero hay mucha gente que lo cree. Y en parte, es es culpa de los medios.
El gobierno, por ejemplo,seguirá siendo criticado por falta de transparencia, pero todos sabemos que ha hecho esfuerzos, por ampliar la mirada de los ciudadanos. Los medios seguirán siendo criticados, pero mientras más transparentes, más creíbles para su audiencia.
lo que importa es transparentar. asumir claramente cuales son las opciones editoriales, las relaciones, + o - estrechas... de ahi, cada auditor/radioescucha/lector decidira'
al que le queden bien las teorias conspirativas, bien. Al resto, al menos sabra'n de donde c/u habla.
Creo que los medios de comunicación tienen claramente definidos sus colores, basta con saber quienes son los dueños o quienes participan en los consejos directivos, por otro lado creo que como en toda empresa, entendiendo que los medios son empresas por más sentido social que se le pueda dar, se busca gente que cumpla con los perfiles de la empresa para trabajar en ella por lo tanto la independencia de los periodistas recae o se condiciona a los valores que proclaman estas empresas de comunicación, en un ejemplo, si chilevision proclama el pluralismo como valor fundamental es más fácil tener independencia periodistica.
Andrés, ¿qué pasa cuando un medio como Chilevisión manifiesta con absoluta claridad una pauta tendenciosa y alarmista en sus noticiarios, desde el matutino que conduce Paulsen hasta el nocturno que conduce Del Río (aunque creo que en este último es algo menos manifiesta?
Cuando su imagen como periodistas queda ligada a la crónica roja y a la exageración hasta el límite de lo peligroso e inseguro que se ha vuelto este país, contrariando análisis y comparaciones internacionales, a mí me parece que sí está en duda su independencia.
La independencia debe estar referida siempre al tema que se trata, a sus fundamentos, al raciocinio, al debate, no a las personas que plantean los temas o entregan sus opiniones. La independencia es un ejercicio de tratar de desvestirse antes de escuchar, sacarse los paradigmas, los prejuicios... Ahora, como nadie es dueño de la verdad y la subjetividad puede hacer mella, el cable a tierra es el pluralismo y en especial abrirse a la crítica, es decir, que aquellos que no estén de acuerdo con: lo que dice, muestra o da cabida el medio de comunicación; puedan patear la perra en el mismo medio.
Tolerancia Cero por ejemplo, más que ser un programa 'de' Chilevisión, es un programa sesgado, un programa binominal, en menos medida que Estado Nacional, pero binominal al fin -y esto viene dado tanto por el editor como os panelistas-. Ellos son un buen ejemplo de lo que usted señala como "barricadas". Éste, el problema de creerse "los capos de la verdad o de la razón", es el problema de ellos y la TV en general, y agregaría que no sólo a nivel político, que es donde se nota más.
Falta el cable a tierra...
Claudia: muy de acuerdo. Es imposblem que un medio revele abiertamente todos los interes que pueden o no interferir en su independencia. Pero hay algunos que servirán para eliminar las sospechas y saber a qué tipo de producto nos enfrentamos.
Todos los medios del mundo tienen intereses. Pero la capacidad de discusión de las audiencias y de opinar abiertamente sobre los medios, exige que los medios entren en esta dinámica.
Rodrigo y Dalucio: insisto, porque lo viví muy de cerca mientras trabajé en la Qué Pasa y la Tercera, que los periodistas en general sabemos cuáles son los temas que podemos tocas y en los que es necesario negociar. Pero eso no nos resta independencia, ni nos hce monigotes de los dueños.
Ahora, que la crónica roja, el sensacionalismo y otros temas que obviamente están exagerados sean parte de la pauta diaria, no tiene que ver necesarimente con la idea de erosionar al gobierno. Tiene que ver más con el raiting y con lo que la gente queire ver. Es un tema de industria más que un interés político.
Los editores y los periodistas, no no sentamos con los dueños a discutir la pauta. Eso no es verdad.
Con mayor transparencia, las crónicas rojas seguirán marcando la pauta. Como el fútbol y la Cote lópez, por sobre la pobreza, los 200 lobos marinos muertos en Iquique y las historias humanas. Así funciona el negocio y hoy hay muchas opciones para no ver un canala de TV o leer un diario
La transparencia es clave porque la sociedad demanda mayor seriedad en su entorno. Y los medios deben cuidar la credibilidad por sobre todas las cosas. Ojo, credibildiad, no objetividad, que es el peor de los mitos.
Es cierto que no hay nada establecido o escrito en cuanto a la orientación política de cada medio del país, sin embargo, quiénes por ejemplo ven un canal o leen un diario específico saben por qué lo eligen, porque su propio pensamiento político coincide con el del canal o radio elegido. Y en base a ese conjunto de elecciones, ya es casi de conocimiento público la orientación política de cada medio.
Me parece bastante cobarde de parte del comando de Frei y Halpern no aceptar el desafío de ir a un canal donde algunos de sus periodistas o el canal mismo sean considerados como "simpatizantes" de la oposición. Se supone que es bueno que en un país la oposición sea activa, como lo que no ocurre en el gobierno de Chávez en Venezuela.
Saludos!
Estimado Andrés:
Comparto 100% tu apreciación sobre el mito de que los dueños manipulan la pauta a su amaño y los periodistas son sus borregos. Es más, creo que es más fácil manipular gente con ese mito.
Hay un tema sobre el cual he leído poco y me gustaría ver si salen links para profundizar: es sobre el endoso que hacen los medios gringos a distintos candidatos cuando hay campañas.
¿Qué implica que un medio "siga" o "apoye" a un candidato? ¿Cómo lo deciden? ¿Por votación de sus periodistas, editores? ¿Qué tanto compromete su trabajo ese endoso? El hecho de que sea público es una gran virtud al menos.
Muchas gracias
José Agustín Muñiz V.
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