Cómo deben ser los nuevos periodistas
Clay Shirky se define como un híbrido. Y parece que no está lejos de la personalización que muchos estamos buscando en la formación de los nuevos periodistas. Una aventura más lenta de lo que uno cree y, además, contra el tiempo. Porque lo lógico y responsable es definir la misión luego de entender las necesidades del mercado. Y la futurología es hoy una ciencia muy inexacta. Sólo sabemos que el periodismo corre, pero no necesariamente a dónde. Algunos (los pesimistas) creen que la profesión quedará limitada a una elite que pague por contenidos (pequeña), pero desaparecerá en un mundo 2.0 colaborativo y que exige otras competencias. Ser de los optimistas, no aleja a Periodismo UDP de un cuestionamiento a cómo debe lucir este nuevo periodista y qué es lo que debe aprender. Saber que su cabeza debe ser transparente, que debe entender de gestión y administración de todo tipo de contenidos, que no puede tomar libros sin tener un pie (al menos) en el mundo real, que usar bases de datos es indispensable y que debe empatizar (sociabilizar) con las audiencias. Pero esto es suficiente para definirse como un profesional "híbrido". Parece que no. La discusión aún está pendiente. Muchas Universidades en Chile mantienen sus escuelas de periodismo sólo porque los conectan con los medios, sin darse cuenta que podrían abrir un espacio mucho más interesante para ellos. Un mundo que sin duda llevará a los periodistas a moverse entre los contenidos y la programación. Y en ambos será con las habilidades, como dijo Guillermo Culell, de un DJ. Acá una selección de las iluminadoras reflexiones de Pablo Mancini en su blog.
No tengo la menor idea acerca de cómo debe ser diseñada la formación de los “nuevos periodistas”, porque no tengo la menor idea de qué tenemos que producir.
Me quedo...con esa incertidumbre retórica y saludable que propongo, afirma en el fondo que lo que conocemos y hacemos ahora como periodismo digital, poco tiene que ver con la maduración de las nuevas narrativas, soportes y géneros.
Como en el cine es más importante desconocer y experimentar que preocuparse sobre cómo funciona el cinematógrafo, cuánto pesa y cómo proyecta.ivas, soportes y géneros.
Con todo, me refiero a que las instancias de formación tienen la oportunidad invalorable de convertirse en instancias de producción, simulación y experimentación. Instancias propicias para el accidente. Sólo después puede haber teoría y reflexión.
La incertidumbre no es una forma de pesimismo, es una compuerta para afirmar la realidad y construir posibilidades.
Medios y academia se privan de las instancias accidentales. Buscan y se cuentan certezas profesionales cuando tienen en sus manos el mejor contexto: un entorno cambiante que admite prueba y error, ensayo, invención, aprendizaje y codiseño de mercado de una industria inmadura.
El periodista orquesta no es sólo flexibilización laboral y varios periodistas al precio de uno. Es, por sobre todas las cosas, un sujeto de nuevas prácticas que si no hace no puede entender. Es, en ese sentido, un proceso, no un nuevo perfil.
La bibliografía es extensa, buena parte en inglés y las referencias a los autores son constantes, pero no para reproducir ideas sino para repensar lo que hacemos.
En ese sentido, la formación de los nuevos periodistas tiene que ser una formación que tenga en cuenta el contexto.
Tenemos que encontrar formas de que el periodismo crezca cuando crece Internet y avanza la digitalización de la vida cotidiana y no que, como sucede, pierda terreno cuando esos procesos avanzan.
El rediseño del perfil profesional va por una avenida paralela al rediseño del producto periodístico, ahora más abierto, híbrido y manipulable que nunca.
Mi apuesta en ese sentido es contribuir a diseñar productos remixables y reelaborables.
El contenido original cada vez importa menos. Y lo que importa cada vez más es la experiencia de usuario en las micropausas que impone la vida moderna.
5 Comentarios:
Aunque estoy de acuerdo que modificar la pedagogía es importantísimo (no es especifico al periodismo) creo que no captó el problema principal. Hace mucho tiempo que los medios de comunicación no son una referencia y lo que cambia es que ahora no son los únicos en el mercado.
Lamentablemente para ustedes, muchos le creemos más a un blogero que a un periodista (es mejor decir lo leí en un blog que lo leí en el diario).
Los periodistas de la televisión y la prensa investigan poco y mal (creo que nunca en mi vida he leído un articulo sobre un tema que conozco sin una gran cabeza de pescado) y siguen lineas editoriales claramente orientadas políticamente (incluso en rubricas como ciencia y tecnología). Lo que les hace falta es método, investigación, fuentes solidas e independencia.
Anónimo...es un contrasentido que alegues por la credibilidad y no pongas tu nombre.
Pero en fin. TOdos los estudios muetsran que los medios han bajado su nivel de credibilidad, pero de todas maneras son màs altos que la de los blogueros. En gneeral son los blogs polìticos los que han logrado cierto nivel de influencia que, guste o no, aùn tienen los medios tradicionales.
Este es un escenario que no se mantendrà por mucho tiempo, pero hasta el flujo social està dominado por los contenidos de los medios traqdicionales.
En fin, creo que los medios tienen muchas deudas y por eso soy optimista con el ecosistema creado por internet. En todo sentido.
La visión entregada por el autor al que parafraseas resulta interesante desde el punto de vista de armar la duda como el arma para generar los nuevos contenidos.
Sin embargo, hay algo que nunca he terminado compartir y es que los periodistas en un medio deben ser especializados en áreas.
Están los volantes, esos sujetos que le hacen a todo. Son muy difíciles de hallar, pero lo que cuesta es que los periodistas se especialicen en áreas, sectores.
Vengo de una vieja escuela de tribunales, un sector odiado por los colegas, que desde 1993 hasta ahora, tiempo en el que llevo escribiendo de este tipo de temas, me ha abierto una ventana -la del conocimiento del derecho y los "criterios jurídicos"- para adentrarme en círculos como la Contraloría y todo tipo de documentos del Estado. Estos están escritos con el lenguaje de la ley y desde allí es claramente mucho más sencillo comprenderlo, interpretarlos y entregar información a los lectores.
Es un sector duro, complejo y árido,pero donde la "volancia" no puede existir.
Basta ver a los "volantes" que van a las pautas de este tipo para ver que no comprenden nada y cometen errores garrafales.
Quizá por esta razón aún mantengo mi idea del periodismo clásico: golpe-noticia-exclusividad-investigación.
Eso...
Saludos y buena columna...
Jorge Molina Sanhueza
Editor de Tribunales
El Mostrador
Me gustó mucho este post y la conversación resultante, confío y valoro mucho más cuando veo a alguien inteligente haciendo -y compartiendo- preguntas que cuando veo a autodenominados expertos dando catequesis sobre cómo se deberían hacer las cosas "2.0".
Como sabes he participado de algunos contextos periodísticos y he observado varias tendencias.
Una es que los periodistas que se especializan en el tema de la tecnología, sin ser necesariamente programadores ni expertos, comprenden mejor el uso de las nuevas plataformas y la usan de manera más efectiva que -por decir algo- los periodistas de espectáculos.
Las nuevas plataformas de comunicación además son de dos vías y el periodista que se abre a conversar con los usuarios (esa gente antiguamente conocida como audiencia) genera credibilidad no por ser más "simpático", creo que la genera porque al ser una cara más visible el usuario siente que el periodista se hace más responsable de lo que dice, se debe más a su público y tal. El tener una buena marca como persona es un valor que forma parte de la oferta de un medio. Me gusta mucho el ejemplo de Pogue en el NYTimes, creo que una oferta de caras visibles, de nombres-marcas asociadas al buen periodismo es cada vez más relevante, y que la marca "paraguas" de la empresa periodística lo es cada vez menos, sin que haya dejado de tenerlo.
Con suerte, esa responsabilidad del dar la cara también la sienten los periodistas, y como resultado a pesar de sueldos bajos y condiciones de trabajo adversas se esfuerzan en investigar, depurar datos, comprobar hechos, analizarlos y generar información de calidad, de valor para los usuarios. Ese espíritu dirían algunos, quizás es algo que no se enseña fácilmente pero donde tal vez se pueda poner más esfuerzo en vez de mejorar la geografía o quién sabe qué otros ramos prácticamente de relleno en los pregrados actuales.
No diría que es una fórmula, no he hecho un muestreo amplio ni hay un método científico detrás, sólo la observación personal sin duda influída también por mi idealismo, pero al leer lo que dices se me ocurre que contar esa observación puede ser un aporte para quienes buscan dónde poner el foco de los esfuerzos en formación, autoformación y el trabajo mismo.
Y eso es lo otro: creo que el éxito del periodista y de cualquier oficio hoy tiene que ver con no asumir que conocemos las reglas del ámbito y que con eso estamos listos y somos expertos, todo lo contrario: tiene que ver con ser capaz de estar continuamente aprendiendo, abordando todo con concentración y sin prejuicios, sobre todo sin flojera.
En cuánto a lo que dice el anónimo, es interesante mencionar que la distinción hoy entre bloguero y periodista puede ser difícil de establecer, toda vez que en lo que aparentemente él se refiere el bloguero no está contando lo que vio por la ventana o comió para el desayuno sino que está informando algo de interés amplio, ergo está haciendo periodismo, ergo según la ley chilena es periodista.
Y por último creo que Jorge da en clavo en lo de la especialización. Un periodista puede ser muy talentoso, tener muy clara la metodología, herramientas, fuentes, tiempo para investigar, pero si no sabe sobre el tema que está cubriendo, siempre habrá alguien capaz de hacerlo mucho mejor.
La industrialización creciente de cada tema hace que hoy sea muy difícil abordar con éxito cualquier materia sin ser especialista en ella, y por lo mismo el consejo para quien estudia y trabaja podría ser tomar una decisión, ojalá lo más temprano posible, sobre el tema que le gusta y sobre cuál consecuentemente escribirá mejor que el tipo de al lado.
Por ejemplo si yo me dedicara al oficio del periodismo claramente sería mucho más inteligente abordar asuntos relacionados con tecnología, música o producción audiovisual. Estoy seguro de que si intentara escribir sobre política contingente o el poder judicial duraría menos que Karlfranz Koehler en el Sernac.
Hablando de nuevos periodistas, o no tan nuevos, he seguido la Qué Pasa de estas últimas semanas y me he encontrado con gratas sorpresas. La entrevista a Cabezas estuvo impecable, aunque me faltó saber cuáles eran esos tipos malas leches a los que se refería, o al menos, de qué medio venían.
Y la de Enrique García también buena. Están muy entretenidos los movimientos en TV, dan ganas de seguirlos.
Quizá a eso habría que hacerle hincapié a los alumnos, en no quedarse sólo en la noticia, profundizar, hacerse preguntas y nuevamente preguntar.Ir y volver. Dar vuelta y reutilizar los contenidos. Así como dice Mancini "diseñar productos remixables y reelaborables".
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