lunes, diciembre 08, 2008

La primera víctima

Ya hace un tiempo que las apuestas apuntaban que el primer cadáver de la crisis (y fundamentalmente de internet) sería el Chicago Tribune. El diario se fundó en 1847 y es el octavo en ventas en EE.UU., pero ni la historia ni su posición impidieron que cayera. Desde hacia un tiempo, el diario venía arrastrando una deuda enorme, mientras sus ganancias caían (un 7% durante los últimos dos trimestres). En abril del año pasado, la llegada del empresario inmobiliario, Sam Zell, quien aprovechó la fiebre de créditos impulsada por Wall Street para quedarse con la presidencia del Tribune (grupo que reúne 23 canales de tv y 12 diarios), pareció tranquilizar a los acreedores. Sus primeras medidas, buscaron aliviar la carga (sólo en intereses el diario debía US$1.000 millones), pero la crisis se encargó de mostrar la triste realidad. Hace unos días Zell advirtió que postergaría el pago de los pasivos que suman US$12 mil millones, situación que puso al grupo al borde de la quiebra. Sam Zell, quien tiene parte de la propiedad de Parque Arauco, no lo ha pasado bien, luego de encapricharse con el Tribune (detallado en un artículo de Portfolio), su prestigio como empresario inmobiliario está al borde del olvido. Hace unos meses, el CJR escribió un notable artículo titulado The Grave Dancer, y que explica que la aventura del empresario no tuvo en cuenta la situación de la empresa y más parece un capricho por alcanzar un medio poderoso, como era el Tribune (que además manejaba Los Angeles Times). El punto es que la crisis económica, recién comienza. Y los diarios estadounidenses deberán sortear un 2009 crítico.


Por Ryan Chittum
The Journal scooped last night that Tribune Company may file for bankruptcy this week. The other papers follow suit (not in bankruptcy—give that a few months) and while this news shouldn’t be too surprising to anyone in the news business, it adds to an already beyond-bleak landscape, one that has deteriorated sharply in the last few weeks.

Tribune is not exactly emblematic of the state of the rest of the industry, it’s an accelerated version of it. It’s demise was essentially assured from the day bubble-era Wall Street lenders gave Sam Zell billions of dollars to leverage up the company to the point where it was likely to fail even if the economy and markets hadn’t fallen off a cliff.
To meet the company’s incredibly high debt payments, Zell always intended to parcel off the company’s assets, including valuable ones like the Chicago Cubs. He sold Newsday to the Dolans in May for $650 million, a price the Cablevision crazies surely rued almost immediately. But the Cubbies still haven’t gone, and Zell made a critical error in not selling them in the spring. Whatever price he gets now will be limited by selling into the most distressed market since the Depression.

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