¿Para qué queremos ser Periodistas?
Por Luis Argandoña y Andrés Azócar
Robert Fisk, corresponsal de The Independent, describe en su libro “La Gran Guerra por la Civilización” la poca sobriedad de algunos periodistas que acompañaron al ejército estadounidense en la primera Guerra del Golfo. A Fisk le molestaba que arriba de los tanques o camiones militares, los profesionales poco a poco olvidaban que su rol no era liberar Kuwait ni crear héroes uniformados, con quienes muchos incluso se retrataban. Ellos estaban ahí, indica Fisk, para contar la historia no oficial, aquella que es mucho más dura, cruel e injusta. La que las autoridades no están dispuestas a contar.
La reacción que provocó la foto –pero sobre todo el video- de los periodistas chilenos en la Casa Blanca no sólo es justificable. Es también muy necesaria. En una época en que los medios y el rol de los periodistas están en crisis, es importante dilucidar qué es lo esencial del oficio y cuál es su real valor.
Por cierto, a todos nos encantaría fotografiarnos con el presidente más popular del planeta. Obama es un ícono pop y una foto con él es un pedazo de historia. Pero el contexto y el rol importan. ¿Qué habríamos dicho si Michelle Bachelet termina la cita en el salón Oval pidiéndole un autógrafo para su hija a Obama? Los periodistas estaban ahí cubriendo la gira de la presidenta, no haciendo en un tour privado por la Casa Blanca.
Incluso la foto en sí no es grave. Lo poco presentable es el modo de pedirla, el arrebato escolar, la actitud de hincha y la disociación del rol y el momento. Es cierto que minutos antes hubo una pregunta incómoda para Obama –hecha por Amaro Gómez-Pablos -, pero el espectáculo posterior la vuelve frívola en retrospectiva. De hecho, un periodista estadounidense de Reuters se dio el gusto de titular así su nota del chascarro: “¿No hay disculpas por la conspiración golpista de la CIA? Bueno, ¿entonces qué tal una foto?”
El sólo revuelo que generó basta para saber que fue un error. Esta profesión, como todas, exige ciertos costos que cualquier periodista conoce. No podemos pasar por fans aunque admiremos; ni por amigos de las fuentes aunque queramos; ni por estrellas aunque la industria lo pida. El valor de los periodistas es también esos viejos intangibles: la reputación y la credibilidad.
Hoy el periodismo ve con incertidumbre su futuro, y el valor percibido del oficio es cada vez más escuálido. Con Internet, todos son de alguna manera periodistas, y la gente se vuelve implacable frente a quienes reclaman para sí el profesionalismo.
Todas las labores son vulnerables a la sospecha. Pero en el caso del periodismo la confianza y la fe son elementos extremadamente críticos, porque la prensa es la materia prima de lo público. De seguro todos los periodistas retratados tratan de ser “objetivos” en sus coberturas. Pero precisamente porque la objetividad es un mito inútil, importa ser creíble. Y para ello, las formas son cruciales. Ser y parecer. Necesitamos estar seguros de que nuestros periodistas van a ser implacables cuando deban cuestionar a la autoridad. Si algo diferencia al profesional del amateur es sólo su capacidad y sus recursos para sostener un cuestionamiento duro hacia quienes detentan el poder. Si eso se pierde, ya no tenemos de qué sostenernos.
No hay ningún periodista que no haya transitado por esta línea delgada. Por cierto, también los medios estadounidenses que hicieron un festín con el “Say Cheese” de los profesionales chilenos. Pero los tiempos no permiten mirar hacia el lado para evitar el mote de tontos graves. En el largo plazo, en esta profesión como en otras, la seriedad y la consistencia siempre pagan más que la fama.
7 Comentarios:
Hablando del rol del periodista en general (y no sólo del caso de los periodistas que estuvieron con Obama en particular) yo no creo en que los periodistas estemos o sirvamos sólo para denunciar o para cuestionar el poder; a veces estamos en un lugar representando a todos los que no pueden estar ahí mismo, y en ese sentido para mí es mucho más valioso, por ejemplo, leer una entrevista o comentario de alguien que sea tan fan como yo de alguien o algo -y que se note- a ver un texto (o el soporte que sea) que esté disfrazado de una falsa seriedad.
Creo que si se es amigo de una fuente más vale aclararlo que hacerlo pasar piola, y lo mismo cuando somos fans y admiramos. Al que le molesta, lo ideal sería que pudiera recurrir al medio que odia en vez de admirar, o al medio al que le es más indiferente o suele ser más tradicional.
No creo que un acto de frivolidad sea lo que quita consistencia a nadie (a mí incluso a veces me hace creerle más), ni me hace pensar que quite la capacidad de ser implacable cuando sea esto lo que corresponda.
En cuanto a la foto, yo en particular encuentro mucho más interesante poder conversar o sólo ver a alguien histórico que sacarme una foto o pedir autógrafo (creo nunca haberlo hecho, aunque inmersa en un grupo como el de Washington tampoco podría decir que me habría corrido); y creo que el que haya periodistas no implacables en política no tiene nada que ver con haberse tomado o no una foto.
Querido Andrés, estoy segura que de haber estado allá, habrías posado muerto de la risa. Después de haber preguntado a Obama lo que me interesaba, yo también habría tomado del brazo a este presidente inteligente y cool. Y lo reconozco sin vergüenza. Todos -alguna vez- hemos admirado o nos hemos hecho amigo de alguna fuente. El problema esta vez fue que la prensa se hizo una suerte de autogol al registrar el momento. ¿Qué hubiese pasado si nunca se hubiese sabido de esta foto? Te aseguro que hubieses visto el retrato en manos de uno de los colegas allá presentes y habrías comentado simplemente y con una sonrisa: ¡Qué gueena! En el fondo todos hubiésemos querido estar allí.
Lara
Yo no digo que no tengo tejado de vidrio, pero sé que no me hubiera sacado la foto. Y me conoces, así que sabes lo mismo. Pero más que la foto es la actitud de los periodistas frente al presidente de EE.UU. y la reacción posterior.
No creo todas las preguntas te hayan parecido de un nivel profesional y no creo que hayas estado tan dispuesta a desplazar a la Presidenta.
Somos humanos y seguro que muchas cosas son tentadoras. Pero como decimos en la columna con Argandoña, lamentablemente hay cosas que hacen daño, aunque sean muy explicables. Un periodistas se puede hacer amigo de una fuente, siemre y cuando esté dispuesto a convertirlo en noticia si fuera necesario...de lo contrario, no puede ser su amigo.
Si lo que hicieron los periodistas en EE.UU. no fue incorrecto, por qué tanta gente opinando que fue muy bochornoso. Ese sólo hecho ya es muy malo para nosotros. El único costo hubiera sido no tener una foto con Obama. ¿Te parece muy terrible?
La reacción es la misma que tienen las periodistas en la conferencia de prensa cuando cada vez que viene Miguel Bosé - Miguel Bosé y cualquier otro cantante latino del momento, one hit wonder - al Festival de Viña.
Inaceptable. De acuerdo con lo que planteas en la columna,
Saludos
No podría estar más de acuerdo. No pude evitar recordar aquel partido, en septiembre de algún año, entre Chile y Brasil: termina el pleito, la cuenta era 0 - 3 ante la potencia del fútbol. Estábamos humillados. ¿Qué hacen los chilenos? ¡Corren a cambiar camisetas con Ronaldinho, Roberto Carlos y Cía! Se las peleaban. Fue patético. Tomando distancia de lo relevante de ambas situaciones, más que la foto fue el video del festival del codazo el que me dio vergüenza ajena.
"a veces estamos en un lugar representando a todos los que no pueden estar ahí mismo"?
Para eso estaba la Presidenta, representando a todos los chilenos. Y ella ya es lo suficientemente "cercana". Lamentablemente, también estuvieron ahí otros para representar lo peor nuestra idiosincracia.
"No creo que un acto de frivolidad sea lo que quita consistencia a nadie (a mí incluso a veces me hace creerle más)"
Claro, alguien puede ser consistemente frívolo sin que debamos dudar de su sincera frivolidad. El punto es si ese alguien será creíble (en cuanto a rigor periodístico, no a sinceridad) cuando quiera dejar de ser frívolo y decir algo en serio.
Mi amigo, es cierto que hay que cumplir ciertos protocolos, sobre todo por la credibilidad que el buen periodismo debe ofrecer, pero creo que ese aparente deslíz de los periodistas chilenos no necesariamente habla mal de su capacidad, por algo fueron seleccionados para acompañar la gira de la presidenta Bachelet, creo que el guardar las formas o nó, depende con qué personaje tengan la libertad de hacerlo, incluso el nada popular Bush tenía sentido del humor, entonces ¿por qué no relajarse, decir "Cheese"
y continuar el trabajo con buen ánimo?
En cuanto a la crítica de la prensa estadounidense, bueno, hay diferencia cultural entre ellos y nosotros los latinos, el ser más espontáneos o cálidos, no significa ser menos profesionales.
Excelente blog, Saludos
Borrero
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