viernes, septiembre 28, 2007

Los desafíos de ser un 2.0

En una semana Guillermo Culell estará dictando un taller a alumnos y profesores de la Escuela de Periodismo de la Universidad Diego Portales. Aunque pueda generar cierta frustración en los inigualables egos de los periodistas digitales (y de los tradicionales, por cierto), Culell está a la vanguardia en manejo de contenidos digitales y especialmente en la experimentación. Clarin.com, sitio que dirigió por muchos años hasta convertirlo en el segundo más visto en habla hispana, fue el paradigma de los procesos evolutivos, adaptándose rápidamente a las exigencia de las audiencia, las tecnologías y la distribución de contenidos. Hoy Culell está a cargo de los medios digitales del grupo Comercio, de Lima, y su mano ya se nota. El terremoto de hace unos meses en Perú, mostró a un sitio mejor adaptado que su padre impreso para cubrir las necesidades de la ciudadania frente a una tragedia. El siguiente texto -Journalism 2.0: How to Survive and Thrive- es el pdf de una investigación realizada recientemente por Mark Briggs y será parte de la cátedra de Culell en la UDP.

Por Mark Briggs
kcnn.org/resources/journalism_20/

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martes, septiembre 25, 2007

10 metas del periodismo Digital

El anuncio del NYT de abrir sus archivos de columnista al público muestra una vez más que el desarrollo del periodismo online apenas está acomodándose, que las luces no son muchas aún y que es complejo teorizar sobre la base de dogmas. Eso no quiere decir que haya algunas ideas que a estas alturas son obvias y que trazaron la primera década de internet: convergencia, la supremacía del algoritmo, el rol participativo de las audiencias, algunos modelos económicos y contenidos manejados sin los criterios clásicos del periodismo. Llegar a esto ha costado sudor y lágrimas. El diario de los Sulzberger es el fiel reflejo de esta transición de diez años en la que le tocó navegar por varias y torretosas aguas, hasta que finalmente se rindió a la idea que por contenidos informativos nadie está dispuesto a pagar y es mejor hacer la apuesta por tráfico-volumen-avisaje. Este decálogo fue escrito por Diego Rottman el boletín de Periodismo.com, e intenta -a veces limitando con la obviedad- dar señales de lo que le espera al periodismo digital.

1) Personalización: el Daily Me de Negroponte sigue sin ser una realidad. Los intentos de personalización por el lado del lector fallan porque le piden que tenga las habilidades tecnológicas e intelectuales para decidir qué es lo que quiere leer. Los intentos de personalización automática por el lado del soft todavía no tienen la sutileza necesaria (no me olvido de que, cuando Alfonso Prat-Gay era director del Banco Central, iMente lo incluía en sus titulares en el canal "Gays y Lesbianas"), aunque hay buenos intentos como Findory.com (sólo en inglés) que agrupa noticias de diferentes medios y va personalizando la selección a medida que el usuario va leyendo las que son de su interés. Y ni siquiera es necesario registrarse.


2) Blogs como fuente: en casi 53 millones de blogs y 1,2 millones de posts nuevos cada día tiene que haber algo interesante. El problema es cómo filtrar ese contenido (el párrafo anterior podría ser un buen inicio). Pero un periodista demanda más que calidad para tener en cuenta a una fuente (más cuando se trata de información que de opinión). Se necesita un sistema fiable, similar al de eBay con las 55 Director de Periodismo.com subastas, para asignar autoridad o reputación a un bloguer. Los diarios y revistas digitales se escondieron siempre en la reputación que les dejaban sus versiones en papel, pero con individuos esto se aplica solamente para el caso de las celebridades. Rapleaf.com es un intento pionero de plataforma de reputación que habrá que seguir de cerca.


3) Generar agenda: en los últimos años se está dando un fenómeno poco estudiado: la tv le está arrebatando lentamente la agenda a los medios gráficos. Mientras tanto, el periodismo digital es el gran ausente: son pocos los hechos que tengan su origen informativo en la web y, cuando esto sucede, la prensa tradicional ignora su génesis digital.


4) Coopetencia: los mayoría de los medios digitales masivos todavía no aprendieron a coopetir (neologismo que hibrida cooperar y competir). Siguen con las viejas reglas del mundo "de átomos". Pero los lectores de la web no saben qué es la fidelidad, los blogs se enlazan desde sus inicios, Google News tiene noticias sobre Yahoo! y viceversa, y ya hay algunos diarios online como The New York Times o El País que empezaron a recomendar cotidianamente contenidos de sitios externos. ¿Veremos algún día coberturas compartidas o alguna otra evolución de esta conducta que aún no podemos imaginar?


5) Contenido colaborativo: fuera de los medios digitales tradicionales, la coopetencia demuestra todo su potencial con proyectos como Seti@home o el software de código abierto y, en cuanto a creación de contenido, Wikipedia o el Open Directory. Pero estos dos proyectos no pueden todavía garantizar una alta fiabilidad y mecanismos que mantengan a los saboteadores alejados sin burocratizar cada vez más sus estructuras. Resta todavía entender si la inevitable profesionalización de estos esquemas continuará apostando a la voluntad militante o a sistemas de remuneración.


6) Usabilidad: la ola interminable de rediseños estéticos de los medios no se condice con su equivalente funcional. Tenemos sitios cada vez más bellos, pero menos navegables. Pantallas atiborradas de contenido, separación de ediciones digital e impresa en los diarios, accesorios que sólo pueden dominar (e interesar a) los nativos digitales, buscadores internos inutilizables... y sigue la lista de desaguisados.


7) Subir el estándar: si el periodismo digital pretende ser tomado en serio, debe subir el patrón de calidad. Eso no significa agregar más feeds de RSS o infografías en Flash, sino incorporar corrección de estilo (¿cuántos diarios tienen corrector para versión en papel y no para la versión digital?), tener un libro de estilo propio, ofrecer ombudsman para sus lectores, capacitar a sus periodistas y estimular a los nuevos talentos con premios o concursos.


8) Financiación: si bien es muy fácil producir contenido para Internet, sigue siendo difícil vivir de emprendimientos digitales independientes. Los teóricos del periodismo digital suelen ser indiferentes frente a este tipo de planteos. Y aquellos pocos que logran un proyecto rentable muchas veces lo hacen por vías indirectas o cuestionables. Más temprano o más tarde el debate de los ingresos tendrá que pasar al primer plano.


9) Volver a pensar al periodista digital: todo periodista es digital, en la medida en que usa buscadores, envía y recibe emails y consulta medios online de todo el mundo para su tarea cotidiana. Pero también podríamos afirmar que ningún periodista es digital, ya que no hace otra cosa que utilizar sus competencias como periodista (a secas) en medios digitales. Trabajar en un medio virtual (cargar noticias en un Sistema de Gestión de Contenidos) no convierte a alguien en periodista digital. El soporte no aporta demasiado para definir las competencias de un periodista (periodista radial, periodista televisivo), a lo sumo puede hacerlo su especialización (periodista científico, periodista político).


10) "Diablog", el medio digital perfecto: sigue pendiente un medio online con el rigor, la planificación, la organización y la comercialización de un diario tradicional y la independencia, personalidad y adaptación a la web de los blogs. Un "dia-blog". Ojalá que desde Periodismo.com algún día podemos lograrlo.
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viernes, septiembre 14, 2007

Lo que las audiencias quieren


Aunque nuestra actual Premio Nacional de Periodismo insista en que los medios no escuchan a la gente y que la TV ha optado por la basura dejando de lado una demanda insatisfecha por la cultura, los paternalismo están ya muy lejos de las directrices que rigen a los medios. Y por suerte, ya poco importa. La diferencia es que hoy, la mayor parte de la población, incluso la de sectores populares, tiene acceso a medios alternativos y contenidos diferentes a los que entregan los grandes compañías. Por ejemplo, en Chile, un 32% del segmento catalogado D tiene acceso a internet. Creo que es interesante ver el último estudio del Pew Institute sobre qué tipo de noticia lee la gente. Lamentablemente este tipo de investigación no se hace en Chile, pero no deja de ser atractivo ver que los hábitos de las audiencias siguen patrones a lo largo del periodo que se analiza. Muchas que tiene que ver con la cultura de ese país, pero otras son absolutamente extrapolables a Chile. Además, en las dos décadas que se investigan (1986-2006) el seguimiento de las noticias muestra una persistente caída en el consumo de noticias, lo que debiera poner en alerta a todos los medios. Creo necesario comparar estos resultados con el "índice de cobertura" que realiza Journalism.org permanentemente, lo que va dando luces (también) de cómo (y de qué) contenidos se alimentan los jóvenes. Parece obvio, que es casi de vida o muerte entender qué quieren realmente consumir nuestras audiencias, en vez de insistir de que estamos seguros de lo que necesitan.

Pew.informe
cjr.informe
It’s almost fifty pages long, but well worth the read: a recent study by the Pew Research Center for People & the Press synthesizes 165 separate national surveys and finds that American news preferences have remained “surprisingly static” over the last twenty years. Tucked behind this central conclusion, however, is a suite of more intriguing observations about readership and audience habits.

Overall, the study found the percentage of people who follow the news “very closely” dropped from thirty percent during the 1980s to twenty-three percent during 1990s - but then jumped back to thirty percent during the twenty-first century. That swing has less to do with changes in information technology (from broadcast, to cable, to online) than with changes in world events - or “reality” as study author Michael J. Robinson described it. The dip in public attention during the last decade of the twentieth century was likely the result of relative peace and economic prosperity in the United States, he wrote: “The ’80s were more ‘interesting’; the ’90s, less so; the ’00s have been most interesting so far.”The study broke down news in nineteen separate categories and then six “super categories.”

Not surprisingly, war and terrorism have consistently ranked at the top of the stack since 1986, where the study begins. So have bad weather, and natural or manmade disaster stories, although the latter stand out for having witnessed a precipitous drop in public interest, one of the rare instances of significant change. In contrast, money news is the only category that has grown notably more popular with

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martes, septiembre 11, 2007

Paula 40


Paula cumplió cuatro décadas sobre la base de una identidad que pocos medios podrían arrogarse hoy: una fina comunicación con su audiencia, la búsqueda de buenas historias y la clara idea que para sobrevivir hay que pensar permanentemente en cómo debe ser la revista mañana. Probablemente este ejercicio ha sido el más complejo de sacar adelante desde que Paula dejó la mensualidad, pero la página web -que pronto estará disponible- reflotara el concepto de que un medio que pretenda salir de la incertidumbre actual no puede olvidar que las cosas ya cambiaron y que es mejor estar en la primera fila que en la última. El esperado website de Paula potenciará las virtudes de la revista y tendrá la máxima de ir de la mano con la audiencia que ha seguido la revista por muchos años y también de conquistar a los nuevos lectores. Será el reflejo de un equipo de periodistas que en general busca aprender de otros medios, ha sacado lo mejor del periodismo narrativo y no le ha hecho el quite a los profundos cambios que está viviendo el rubro de las revistas. El siguiente texto fue escrito por la directora de Paula, Milena Vodanovic, sobre lo que involucró la edición aniversario y el tortuoso proceso de darle vida.

Edición aniversario: La soga al cuello
Por Milena Vodanovic
Hacer un número aniversario en cualquier revista, sobre todo si se cumplen 40 años y ya se han hecho antes muchas memorables ediciones especiales, es siempre una apuesta incierta a la que el equipo periodístico se enfrenta con una soga al cuello: o resulta o resulta.

Desde el comienzo surge una pregunta, siempre angustiosa: ¿Cómo volver a sorprender?

Y tras ella, otras más: ¿cuán relavante es la contudencia del volumen, agregar más páginas o una portada especial?, ¿hay que mantener las mismas secciones de siempre o atreverse justo en esta edición con algo inédito?, ¿es el momento de buscar otros formatos o mejor nos ceñimos a fórmulas ya conocidas y esperadas por el lector?
También surgen dudas que tienen más relación con la naturaleza de celebrar que con el impacto que se quiere causar: ¿Qué se celebra, pretéritos años de gloria o un presente fascinante? Si se desempolva el álbum de los recuerdos, ¿parecerá que ahora no somos nada? Y si barremos con la historia, ¿estaremos desaprovechando un recurso valioso?

En Paula cada edición anversario ha sido, en los últimos años, un parto difícil. Estas megaediciones requieren una pauta que combine puntos de vista diferentes sin perder el estilo propio que reconocen y valoran los lectores. Es como si un individuo se sintiese conminado a sorprender a sus amigos, cada cumpleaños, con una fiesta mejor que la anterior, un menú diferente, una música que dé que hablar, pero sabiendo que pese a la ansiedad por probar cosas nuevas, sus invitados jamás le perdonarían un paso en falso que privara a sus fiestas de su sello distintivo.

Con esa tensión encima, hace ya unos seis meses, partimos en Paula pensando cómo hacer una nueva edición aniversario. Esta vez celebrábamos 40 años, cifra contudente: la fiesta tendría que ser en grande.

Lograr impacto, lograr avisos, lograr que los lectores reconozcan su revista en este volumen distinto que no sigue la pauta habitual, lograr comentarios, lograr ser vistos:
esas son las metas aterrantes de un número aniversario.

En Paula, las discusiones sobre cómo convertir esta soga al cuello en un producto concreto que nos llevase al indulto, fueron largas e involucraron al equipo completo.
Hicimos grupos de trabajo para recoger “lluvia de ideas”, luego nuevos grupos para organizar la lluvia.

Desechamos que esta revista fuera una colección de anéctodas del pasado; nos desembarazamos de la tentación de que fuese un especial “para la mujer de 40 años”. Decidimos que sí, que teníamos que rescatar cosas antiguas (ahí está el primer número, íntegro); pero afirmamos que Paula no era su pasado, sino también su presente y sea cual sea, su futuro. Por eso acordamos que también teníamos que apostar por cosas radicalmente distintas y, por primera vez, incorporamos un formato nuevo: mini-biografías, textos escritos por buenas plumas sobre su propia vida, testimoniales directos... un experimento.

No sin poco debate interno –entre quienes decían que “sería una lata” y otros que apoyaban frenéticamente la idea, nos atrevimos a juntar gente de ámbitos distintos, en entrevistas cruzadas: Hermógenes Pérez de Arce y Rafael Gumucio; una presidenta de centro de alumnos de un colegio de Vitacura y otra de La Pintana; el empresario Hernán Somerville y Lobsang Palacios, el Okupa de la casona de calle República. No sabíamos cómo iban a resultar. Pauteamos más de las que fueron y dejamos sólo las que funcionaron.

En general, pauteamos delirantemente. Al cerrar la edición teníamos más temas que páginas por llenar.

Los visuales fueron otro asunto: cómo darle a ese registro de chilenismos que hemos hecho propio un nuevo look, más poético.

De las 7 a 10 páginas habituales de agenda, aumentamos a 40. No sólo porque nos encantan los datos y porque cumplíamos 40 años. También porque nuestros lectores son ávidos de esta información breve y a la vena, útil, puro servicio. Es uno de nuestros reconocidos puntos fuertes. Entonces dijimos: si esto gusta tanto, hagamos más.

Trabajamos también codo a codo con el equipo de ventas, con el de marketing, con los gererentes, con nuestra agencia de publicidad.

Con la revista lista, convertida en maqueta antes de irse a imprenta, todos experimentamos una extraña sensación: no saber si la edición estaba buena o mala, si sería bien recibida o no, si habíamos logrado hacer la fiesta diferente-pero-siempre igual una vez más o si en alguna parte, sin ni siquiera darnos cuenta habíamos metido la pata indefectiblemente.

Probablemente así son todos los procesos creativos. Y probablemente esa sea la mayor virtud, para un equipo periodístico, de hacer un número aniversario: tenerse que enfrentar, cada tanto, a esta soga al cuello que obliga a mover el piso para no quedar colgados.

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viernes, septiembre 07, 2007

El futuro de Anderson

En su número aniversario, la revista Qué Pasa entrevista a Chris Anderson, editor general de Wired. En ella no sólo cuenta cómo será Free, el proyecto editorial que prepara para el 2009. Anderson, quien es físico, se hizo más conocido cuando en 2004 planteó la teoría del Long Tail, que sin duda explica cómo internet amplió la cobertura hacia audiencias que de cierta manera estaba "discriminada" por la masificación de contenidos y la comercialización de productos dominados por la "cultura popular". A través de su blog (longtail.com) Anderson no sólo plantea los nuevos fundamentos de su teoría, sino que muestra sistemáticamente cómo los medios se han tenido que hacer cargo de que las audiencias, especialmente las más jóvenes, están buscando nuevas formas de consumo y comunicación. Y que además es una generación que aún no llega a un estado de madurez suficiente para conocer el fenómeno por completo. Ni siquiera la palabra desafío parece apropiada frente al compromiso que deberán asumir los grupos editoriales, las empresas tecnológicas y los periodistas.
Por Josefina Ríos
-Internet ha sido un factor clave en el desarrollo de lo que usted denominó como “long tail”, ¿cómo cree que la web influirá en el comercio y el marketing durante las próximas décadas?

-La razón por la que internet se ha transformado en un factor clave es porque es un espacio de mercado con infinitas estanterías. Es el primer mercado en la historia en donde hay lugar para todo. Lo que esencialmente cambia en la estrategia de marketing es que ahora estamos frente a un mercado condicionado por el poder del “boca a boca” y con los consumidores comunicándose activamente unos con otros. Es lo que llamamos un mercado “puerto a puerto”. Entonces pienso que el marketing objetivo deberá alentar a los consumidores para que ellos marketeen los productos más que las empresas marketear los contenidos hacia los clientes.

-¿En qué etapa de desarrollo del modelo “long tail” nos encontramos?

-Recién empezando. Estamos viendo nacer una generación que creció con internet funcionando en pleno, gente que está acostumbrada a tener todo disponible y encontrar todo lo que ellos quieran. Esas personas tienen menos de 25 años, pero cuando dicha generación crezca, pienso que podremos ver que ese comportamiento dominará la cultura.

-¿Cuánto tiempo cree que tardará este movimiento en consolidarse?

-Es un proceso gradual. Hoy, por ejemplo, en la industria musical la “long tail” ya ganó. YouTube también está transformando la televisión y los blogs hacen lo mismo con los medios de comunicación tradicionales.

-La “long tail” está íntimamente ligada con la industria del entretenimiento y el tiempo libre, pero ¿puede transformarse en un punto clave en el comercio de otros bienes más sofisticados, como el sector inmobiliario o el área de servicios?

-En el tema de los servicios es fácil, pues todo puede ser un servicio. En este sentido, Google es el paradigma de la “long tail”. Tiene un área de “long tail” de avisaje, también en los autoeditores a través de todos los blogs que se encuentran en él. En el caso de bienes materiales, puedes observar ejemplos de “long tail” donde no esperarías encontrar. Por ejemplo, en Estados Unidos el principal fabricante de cervezas es Anheuser Busch. Ellos tienen una nueva división llamada Long Tail Libations -Alcoholes “long tail”-, que es la aplicación de este modelo en las cervezas: producen cervezas de nicho, artesanales, macrobióticas y hasta una antialérgica, sin gluten y hecha de soya. Y bueno, resulta que hay demanda para todas ellas.

-¿Entonces la “long tail” también podrá aplicarse a los negocios offline?

-Claro. Sí es menos revolucionario fuera de internet, porque esos mercados tienen estanterías limitadas. Pero estamos empezando a ver el florecimiento de micromercados en todas partes. Por ejemplo, la comida orgánica solía ser de nicho y hoy existe una demanda por ella en todo el planeta. Miremos el caso del café: hoy existen más de 19 mil variedades. Lo mismo hemos visto con las aguas minerales y con el chocolate.

-Siguiendo esta lógica, sin embargo, la economía de nichos está relacionada con una economía elitista más que a una democratizadora como se la asoció en un comienzo.

-Bueno cuando hablamos de chocolate o cerveza tienes razón. Pero, ¿qué pasa con la música? La música “long tail” que se encuentra en internet es gratis, los videos de YouTube son gratis. De hecho, mi próximo libro se llamará “Free” (gratis). Cuando miras lo que la “cola larga” ha hecho con la cultura te das cuenta de que es inmensamente igualitaria y poco elitista. El modelo antiguo sí lo era, porque sólo los best sellers estaban disponibles para los consumidores. Ahora todo está al alcance de todos e incluso muchos de los productos son gratuitos.

El mundo “gratis”
-¿Qué nuevo fenómeno analizará en “Free”?

-El libro lo entregaré gratuitamente por internet y está pensado para 2009, así es que aún falta un buen tiempo. Fundamentalmente trata sobre el modelo de negocios que internet creó y está masificando: hacer dinero a través de la gratuidad. Skype entrega telefonía gratuita, YouTube ofrece videos gratis, Yahoo da el servicio de e-mail y bodegaje de correo también sin costos. Todo es gratis en internet y pese a eso la web se ha convertido en el más poderoso conductor de la economía en el planeta. Esto es una paradoja fascinante. El libro se pasea por esta historia, mostrando casos y ejemplos, y proyectando hacia el futuro, sobre todo en países como China, donde ya no puedes vender contenidos porque la piratería ha hecho imposible comercializar música o DVD. Sin embargo, los artistas siguen ganando dinero gracias a la venta de su imagen y también por las taquillas de los conciertos. La industria de la música es un clásico para estudiar: vender música está hacia la baja, pero las utilidades por los conciertos suben. Puedes duplicar un CD, pero no la presencia física del artista.

-¿Cree que con la consolidación de internet y los mercados de nicho, en el futuro desaparecerá la cultura popular, compartida por la gente a través de la TV, la música y los libros?

-No, ése es un clásico malentendido. La “long tail” no significa el fin de la cultura popular y definitivamente seguirán existiendo los mercados de masas. Lo que pasa es que ya no habrá un monopolio de los blockbusters y los best sellers: tendrán que convivir con los nichos.

-En este esquema queda poco espacio para las economías de escala, ¿qué pasará con los productores?

-Las economías de escala son geniales y si se puede levantar más blockbuster, ¡por favor háganlo! El problema es que eso es muy difícil. Yo estoy en el negocio de los blockbusters: diariamente trabajo para Conde Nast -el mayor conglomerado de revistas de Estados Unidos, entre las cuales se cuenta Wired-, y lo que tratamos de hacer es producir hits. Pero sucede que cada vez es más imposible predecir si un producto se convertirá en hit o no. Entonces, en vez de jugarte todas tus cartas en bienes o contenidos que se benefician de las economías de escala, también puedes tratar de apuntar a mercados más acotados, donde los blockbuster no son tan importantes.

-¿Internet vino a consolidar la idea del capitalismo abierto donde todos realmente participan de la economía?

-Internet es el paradigma del acceso abierto al mercado. Todo el mundo puede participar, ya sean amateurs o profesionales, individuos o compañías. Es el espacio de mercado más democrático en toda la historia.

-Los buscadores cada vez toman más importancia en internet. ¿Cómo se puede garantizar que los filtros son lo suficientemente democráticos y abiertos y no un tipo de guía para llegar a los productos y contenidos que las empresas quieren vender a los consumidores?

-Si entiendes los mecanismos de Google y otros buscadores te das cuenta de que lo que miden es el poder del boca a boca; es decir nos miden a nosotros. Una compañía puede tratar de influir, pero es muy difícil que lo logre, porque los mecanismos son muy buenos en medir el sentir de la gente, ya que cualquier persona puede crear un hipervínculo y Google lo que hace es medir estos hipervínculos y ésa es la fuerza democrática más importante de la historia: son votos individuales de gente común. Tu puedes comprar avisaje en Google, pero aparecerás en los centros de sponsors, no en el centro orgánico de búsqueda.
Los “agregadores” son otra parte importante de la teoría. Hoy en día existe un grupo bastante concentrado de éstos, ¿puede este grupo garantizar una oferta realmente diversa y abierta de productos?

-Eso es verdad. Google, Amazon y compañía dominan el espacio. Pero creo que las cosas cambiarán. Por ejemplo, antes de Google existían otros motores de búsqueda y hoy existen muchos sitios donde compartir videos además de YouTube. Yo estoy en Silicon Valley donde al menos ya existen 100 competidores de YouTube... y éste tiene exactamente 14 meses de vida.

-¿Qué diferencias atisba en la evolución de internet en los países o mercados desarrollados y en aquellos en vías de desarrollo?

-Obviamente para ver la “long tail” trabajando en plenitud necesitas computadores, internet y acceso a banda ancha para la mayoría de la población. Pero hay un montón de economías en vías de desarrollo, como China, que tienen un acceso a internet bastante grande y puedes ver el fenómeno en forma dramática allá. Si funciona en China, pienso que puede funcionar en cualquier economía en desarrollo en el futuro cercano. Existe, además, otro aspecto del que no hemos hablado y que no es del lado del consumidor, sino del oferente. Podemos hablar, por ejemplo, de que los brasileños hoy tienen mayor acceso a mayor cantidad información sobre su cultura. Pero ¿qué hay del mundo que gracias a internet logra acceder a la cultura de los brasileños? Hay todo un mercado que se abre. Esto es lo que llamamos la diáspora del cricket: es el deporte más practicado en India y Pakistán. Sin embargo, en EE.UU., donde viven más de 25 millones de indios, el cricket no es televisado, porque la TV estadounidense se orienta hacia una economía de hits. Como vemos hay demanda para todo tipo de oferta, quizás no concentrada en un lugar, pero sí la hay. Vislumbro un mercado global para la cultura y eso es genial, porque podemos elegir lo que necesitamos y no tenemos por qué limitarnos a lo que la gente que nos rodea quiere que queramos.

-¿Qué pasará con internet en los próximos 10 años?
-Me temo que esa respuesta da para todo un nuevo libro. La respuesta simple, en todo caso, es “más de lo mismo”: rapidez, más ubicuidad

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martes, septiembre 04, 2007

Reclamos.cl: de los consumidores al periodismo


No cabe duda que parte de las inquietudes de los consumidores -y otros entes de relativa importancia para la construcción de una sociedad- hoy no están representadas en los medios de comunicación, y según las encuestas de opinión públicas, tampoco en los Partidos Políticos. Más rápido que lento, las expresiones de estas audiencias mudas se están acumulando en internet, generando con sus quejas y reclamos contenidos que los medios tradicionales debieran observar con más atención. No es raro que estas señales de inflexión de la comunidad puedan distinguirse mejor en sitios como Reclamos.cl que en los noticiarios de televisión o en los medios escritos, que deben (exageradamente a veces) cuidar a sus avisadores. Los diferentes Consumer Reporting, programas de TV que en el hemisferio norte tienen una alta audiencia y credibilidad, son el reflejo más claro que la periferia desconfía de los contenidos tradicionales. Reclamos.cl nació de la cabeza del psicólogo Rafael Bravo (colaborador de Enjambre.org) y acá cuenta su experiencia con el sitio y su cercanía con el periodismo.

Por Rafael Bravo
Reclamos.cl es una experiencia que permite conocer las potencialidades de las nuevas herramientas de generación de contenido colaborativo y participación ciudadana, a través de Internet. Luego de poco más de un año de funcionamiento, Reclamos acumula más de 9.000 reclamos 16.000 comentarios de personas perjudicadas por la conducta de empresas y organismos del Estado. Con miles de visitas diarias, ha logrado posicionarse como un medio representativo y construido exclusivamente por la comunidad.

Más allá del impacto que ha generado en el mundo del consumo, Reclamos poco a poco comienza a jugar un rol como medio de comunicación. En todo caso, tratarlo como “medio” nos dificultaría comprenderlo en su totalidad ya que Reclamos no es un medio, sino un espacio con reglas propias que regula y estructura las dinámicas de comunicación y encuentro entre quienes participan. La noción de medio tradicional emisor- receptor no se aplica, ya que son los mismos usuarios los que emiten y reciben, participando y construyendo en conjunto. El resultado es una creación compartida altamente representativa de la experiencia e inquietud popular. Las narraciones en primera persona y la ausencia de intermediarios entre autor y lector inspiran sentimientos de confianza, credibilidad y conmoción, motivando valiosas dinámicas de colaboración, encuentro y asociatividad. Entonces, si hablamos de medio, Reclamos es uno bastante particular.

Reclamos comparte algunas características propias de los medios tradicionales como son el acceso a información y contenidos destinados a ciertos nichos. Sin embargo, carece del pilar básico de éstos: los periodistas. La ausencia del periodista se manifiesta en la escasa profundidad y análisis de las temáticas. El ciudadano común no investiga, sólo describe lo que está a su alcance. No hace seguimiento ni genera responsabilidades. La elaboración de síntesis profundas e incisivas valiéndose de investigación y contrastes es una actividad que dudo pueda ser reemplazada por tecnologías o simple coordinación.

Por último, hablaría de costos y dependencias. La tecnológica implementada en Reclamos y el nulo costo por contenido permiten sostener la actividad con ingresos menores. Los bajos costos fomenta la independencia de avisadores, posibilitando encarar temáticas que los medios tradicionales evitan. Tal contraste nos resulta lamentablemente evidente en nuestra actividad como facilitadores de encuentro entre perjudicados y reporteros de medios masivos. La inquietud por casos menores y aislados demuestra su desinterés por temáticas de alta relevancia que involucran a empresas de renombre. Tarde o temprano la comunidad notará tal contraste castigando con su preferencia a los medios que desvían su mirada del sentir social y el rol fiscalizador.

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