martes, abril 29, 2008

Los 25 blogs más valiosos

Hay diferentes estadísticas para medir el número de blogs, pero la más interesante es la de Technorati que asegura que en el mundo se crean dos blogs cada segundo. La cifra ya se empina por sobre los 100 millones de sitios personales, muchos de ellos más populares que el website de Fox (por suerte) y que muchas revistas estadounidenses que tiene más de 50 años de vida. Es evidente que más del 80% de los blogs no son conocidos por nadie más que por una pequeña comunidad que gira en torno al autor, pero hay otros que ha demostrado ser una alternativa para los medios tradicionales. Lamentablemente, el campo de batalla local es bastante diferente. En Chile los blogs no han logrado levantarse más allá de la curiosidad y de las buenas intenciones de los bloggeros. Los que han logrado pasar las 500 mil visitas únicas mensuales son muy pocos y aún no pueden seducir a los avisadores. En el país aún no se da la "locura" que, por ejemplo, le da a Google un valor bursátil diez veces mayor que al Newscorp de Murdoch. Acá aún vivimos atados a un avisaje conservador y poco aventurero. A directrices predecibles y a un nivel de riesgo que sume cero. Mientras el punto de venta siga siendo la neurona principal de las agencias de publicidad y muchos de sus clientes, es poco probable que los blogs se vayan consolidando y seguirán siendo un negocio personal. Acá un artículo que muestra las sorprendentes ganancias de los 25 blogs más rentables de EE.UU.

Artículo 25 blogs

1.The Gawker Properties: $150 million. Gawker, ValleyWag, Gizmodo, Wonkette, and a number of smaller websites. The company claims 30 million monthly unique visitors. According to audience measurement service Quancast, that number is fairly close. Compete shows that traffic to most of the large sites in the group more than doubled from a year ago. If the sites generate one-and a-half page views per unique visitor and the total CPM value of the multiple advertisers on each page is $20, Gawker is an $11 million business which is still growing quickly. The company does not appear to be staff-heavy, so it is imaginable that the margins on the business are 50%. Would the business be worth 15x revenue or 30x operating profits? Could be.

2.MacRumors: $85 million.Blog knows more about Apple than Apple management does. It ranks No. 2,700 in Alexa. Compete shows 544,000 visitors and moving up quickly. Quantcast puts global unique visitors at 5.3 million. Page views at 33 million, which seems a bit high. Advertising looks high-end and solid, probably at least $30 per page CPM. Business should do at least $12 million and have a high margin, estimated at 60%. At a 12x multiple.

3.Huffington Post: $70 million. Several websites commented that HuffPo might be worth $100 million when it raised $5 million late last year. Arianna Huffington said to Portfolio that the business was in the process of becoming profitable. In late 2007 management claimed that the website had 4 million unique visitors per month and would bring in $7.5 million for the year. The website is now in the top 1,000 according to Alexa and its ranking has been climbing, probably due to the election. Compete shows a similar trend with the website reaching over 1.8 million people in February, up 245% from the same month last year. The problem with the business now is that its value has probably peaked. The huge increase in visitors is likely to fall-off once the election is over. HuffPo has tried to building out other content sections, but it is likely that they cannot replace the visits from the core audience which visits the site for political comment. That means that the company will have all of the costs (40 or 50 people) and a falling number of visitors. Revenue should actually begin to fall in 2009. With a business which is likely to shrink next year, it is hard to believe that the company is worth more than 10x revenue.

4.PerezHilton: $48 million. Is No 755 in Alexa. Compete show 1.3 million visitors a month. Quantcast, probably the most reliable of the measurement tools when the sites use its code shows 10.1 million uniques. Quantcast puts month page views at 191 million. That seems high. It would put revenue at $900,000 million a month with a $5 CPM. The site is as much a personality cult as it is a destination. But, it probably runs with margins over 50%. That would put operating profit at $11 million. Founder is central to business. CPMs are low. Give it 8x operating profits

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viernes, abril 25, 2008

Tim Berners-Lee y la web neutral

Tim Berners-Lee es internacionalmente conocido como el creador de la www. De su cabeza salió el lenguaje HTML, el protocolo HTTP y el sistema de localización URL. Esta sería la base que recogería Netscape, que en definitiva fue la cuna para la nacimiento del periodismo digital y de toda la revolución que hoy tiene a los medios en la frontera entre lo confuso y los excitante. En la siguiente entrevista -publicada en un especial de Rolling Stone que se titula "Pensar el Futuro"- Berners-Lee advierte sobre la necesidad de evitar que las compañías (las de cable y las telefónicas) controlen la red. Esto no sólo dañaría la generación de contenidos independientes (además de su libre distribución), sino que permitiría el control sobre las noticias y los sistemas informativos. De este modo internet dejaría de ser la alternativa al resumen noticioso de las grandes empresas periodísticas que, como hemos visto estos días, muchas veces son más afines a grupos económicos o núcleos de poder que a sus audiencias. La neutralidad de la red es un tema clave para la diversificación del periodismo, para asegurar la independencia de los nuevos medios y para tener un público que se reencanten con una profesión que sólo gana con la revolución de internet.

Por Bryan Hiatt
Cuando presentó por primera vez la idea de la World Wide Web, en 1990, no la podían entender ni siquiera los especialistas en la tecnología del hipertexto. ¿Lo frustró la resistencia que tuvo una idea tan revolucionaria?
Es que, simplemente, ante un nuevo paradigma la gente no tiene en su cabeza conceptos para entender el cambio. Ellos no entendieron que uno podía ir hacia cualquier lado haciendo un clic. Yo podía dar una charla ante cien personas y, al finalizar, quizá sólo una venía y me decía: “Esto es excitante. ¿Dónde puedo encontrar más información?”. Lo verdaderamente excitante acerca del desarrollo de Internet fue el espíritu de todos quienes trabajaron desde el principio, por la profunda curiosidad que tenían. A ellos no les preocupaba recuperar todo ese tiempo con plata.


Por ahora la web corre peligro de ser dominada por intereses comerciales que desean bloquear ciertos contenidos y darle preferencia a las grandes corporaciones. ¿Qué es lo peor que podría ocurrir?
Las situaciones más pesadillescas involucran toda clase de discriminación. Imagínate que a tu compañía de cable le compras la conexión más veloz disponible para navegar un sitio de películas independientes y así poder ver algunas. Pero no podrás porque tu proveedor de Internet te bloquea y dice: “Perdón, si usted lee la letra chica de nuestro contrato, verá que debe comprarnos todas las películas a nosotros. Así que, por favor regrese a su casilla de cable”. Por eso es tan importante mantener la neutralidad en la red.

¿Esa clase de control tiene implicancias políticas?
¿Puedes imaginar qué pasaría si antes de una elección un gran proveedor de Internet decide favorecer a determinado grupo de noticias? La red se volvió nuestra ventana al mundo, al extremo de que para tener una buena democracia y para permitir que la gente pueda educarse a sí misma necesitamos que sea un medio neutral.

¿Qué opina sobre el modo en que la administración Bush trata a la ciencia?
Me aterra la situación actual en los Estados Unidos. Es razonable tolerar las creencias religiosas, pero no es razonable basar las decisiones de un país en la fe, que corre en sentido contrario al de la razón. Me preocupa que dentro de cuarenta años la gente mira hacia atrás y diga que estábamos jugando mientras el planeta se incendiaba.

¿Cómo llegó su interés por las computadoras?
Mis padres se conocieron mientras trabajaban en uno de los primeros avisos de computadoras, durante los años 50. Cuando yo tenía 6 o 7 años, recuerdo haber sido llevado a ver una de las viejas computadoras Ferranti. Estaba es un gran estante, detrás de un escritorio de acero, casi tan grande como la habitación misma. Tenía un lector de cinta de papel de un lado, una perforadora de papel por el otro lado y un reloj en el frente del gabinete. Me volví a casa y armé una computadora: puse una mesa frente al armario, con un reloj encima. Tenía dos cajas de zapatos, una para el lector de cinta y otra para la perforadora.

¿Le interesaba la ciencia ficción por entonces?
¡Sí! Lo importante del género era que cuestionaba, que sostenía que las cosas podían ser diferentes; era la excitación y la aventura de imaginar mundos distintos.

Usted se encuentra trabajando en la evolución de la web, algo que he denominado “web semántica”. ¿Cómo imagina que será nuestro futuro online?
La web semántica no se parece en nada a la World Wide Web. Es acerca de una red de datos y los datos no son como los documentos. Los documentos son lo que uno lee. La data puede manipularse, hacerla jirones y mezclarla, volver a unirla y hacerse preguntas, moldearla de formas distintas y obtener visualizaciones opuestas. Ponele que entras en la web semántica y buscas tu ciudad natal. Lo que obtienes es una suerte de hoja de cálculo, con otros objetos relacionados. De golpe, no sólo obtienes un montón de información sobre tu ciudad natal, sino que también puedes recoger información sobre la región. Puedes hacer una pregunta y decir: “Ok, ahora quiero hacer una tabla sobre la población y la edad de cada ciudadano de la región”. Después puedes graficar la tabla o ponerla en un mapa.

¿Es una versión estilizada de la web?
Lo que estamos creando es una organización de datos relacionados en un nuevo nivel; hacer cosas con datos es más complicado, mucho más difícil, pero también es mucho más poderoso. Es otro cambio de paradigma y no sabemos adónde puede llevarnos.

¿Qué otros avances tecnológicos considera que tendrán impacto en el futuro?
En la próxima generación veremos grandes adelantos sobre el conocimiento del cerebro. Es tan excitante, la unión del rompecabezas genético de una persona para entender cómo se formó y cómo funciona. Pero no sólo son avances técnicos, sino que habrá cambios sociales basados en la tecnología. Cuando empezó Wikipedia, todo el mundo quería editar entradas. Ahora, la comunidad Wikipedia busca construir una forma de autogobierno; una que le garantice más poder a unos que a otros. Ellos experimentan varios modelos de decisión colectiva acerca de lo que es correcto.

Entonces, ¿los problemas que tenemos en el mundo real empezarán a reproducirse online?
Durante los siguientes cincuenta años nos encaminamos hacia el fin del mundo. Nos expandimos al punto de que todo el mundo estará conectado; ya no existe otro lugar adonde ir. Vamos a tener que habituarnos a vivir entre nosotros. Deberemos encontrar modos de resolver disputas pacíficamente; modos de volver el conocimiento accesible para todo el mundo, que la gente vea lo importante que es, para que vean que otra gente necesita ayuda. Eso implicará una gran transferencia de recursos del Primer Mundo al Tercer Mundo. Necesitamos invertir recursos en la ayuda para la gente, en lugar de invertirlos en hacerlos volar en pedazos cuando les tenemos miedo.

¿Cree que para entonces aún estaremos usando la web? ¿O habrá avances que ni siquiera imaginamos?
Cambios de paradigma como la web son raros. Todavía estamos escribiendo libros, escribiendo diarios personales a mano, como hacían los monjes de la Edad Media. El teléfono permaneció intacto por un largo período de tiempo. Ahora, los teléfonos están en nuestros oídos en vez de estar en los escritorios, pero el concepto es el mismo. Pese a increíbles novedades que experimentamos en los últimos años, uno deber recordar que, a gran escala, las cosas se transforman lentamente.

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martes, abril 22, 2008

¿La última pelea del NYT?


Este es un artículo que dejaría muy contento a los detractores que el NYT ganó en Chile luego de sus puntiagudas columnas: la de los antibióticos en los salmones y la que defendía a la Patagonia de las centrales en el Baker y el Pascua. A pesar de los altos niveles de rentabilidad que sigue marcando los estados financieros del diario estadounidense, su nivel de vulnerabilidad es el más alto de su historias. Su precio en bolsa bajó de de US$7 billones en 2002 a sólo 2,8 billones el año pasado y las proyecciones de los inversionistas en Wall Street no son alentadoras. Si se considera que Murdoch pagó US$4, 5 por el Wall Street Journal no es difícil anticipar que el NYT pronto quedará a tiro de cañón. Esto a pesar de los esfuerzos de la familia Sulzberger -una de las pocas que se mantiene al mando de un periódico importante- por modernizar el diario y adecuarlos a las necesidades de los usuarios. Sin embargo, la publicidad va en retirada y internet no cubre aún los gastos de un diario, lo que pone en duda la capacidad de los Sulzberger de mantener el control del diario a pesar de ser mayoría en la mesa directiva. Las posibilidades que se plantean está desde el ingreso a la propiedad de Warren Buffett hasta el peor escenario: la arremetida de Murdoch. Tal como es de suponer, el establishment político jugará un rol tan importante como los Sulzberger en el futuro del NYT. O mayor. El siguiente es un artículo de Vanity Fair.

Por Michael Wolff
Artículo NYT
Happy newspaper families are alike, and, it seems, unhappy newspaper families are alike, too: in the end they all lose their papers.

Arthur Sulzberger Jr. atop shields of the vanquished. Photo illustration by John Corbitt; by Luiz C. Ribeiro/Rex Features (Sulzberger).
The Sulzbergers of The New York Times, along with the Grahams of The Washington Post and, until recently, the Bancrofts of The Wall Street Journal, have been among the most peaceable, stalwart, and worthy newspaper families of the ages, marrying the salubriousness of wealth and prestige with the virtues of enlightened ownership. What’s more, the Sulzbergers pioneered a historic family-and-corporate-ownership structure which was, in theory, next to impossible for an unwelcome outsider to mess with.

Nevertheless, two years ago, Hassan Elmasry, a former night-school business student working as a portfolio manager in the London office of Morgan Stanley, began a concerted campaign of shareholder activism against the Times, demanding, among other things, an end to the inequitable dual-share structure on which it bases its independence—i.e., the Sulzberger family, owning less than 20 percent of the company, controls a 70 percent voting majority. His efforts resulted in focusing attention on the Times’s declining business and helped prod the company to raise cash by disposing of its nine television stations. Still, Elmasry’s campaign was quixotic: he was asking the beneficiaries of the dual-class structure (the Sulzbergers’ Class B shares with majority voting rights versus everyone else’s Class A shares with limited rights) to declare their own obsolescence. While, in two annual meetings of discontent, Elmasry managed to get as much as 42 percent of the Times’s shareholders to vote with him—a majority of non-Sulzberger shareholders and a whopping sign of corporate unfriendliness—the Sulzberger family, as the legal structure put in place in 1968 was designed to enable them not to do, wasn’t budging (however grim and uncomfortable they might have seemed). Hence, in October 2007, Morgan Stanley gave up its campaign, sold its position, and, with some sheepishness—confirming the general “What were they thinking?” sense among Wall Street professionals—walked away.

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martes, abril 15, 2008

La nueva jugada de Lessig

Lawrence Lessig primero luchó porque la creatividad no estuviera restringida por los cánones (algo obsoletos ya) de los copyright. Su cruzada se llamó Creative Commons (CC) y le dio a Lessig un nombre y una batalla muy popular para las nuevas corrientes culturales, que simpatizan más con los RSS que con la industria. Lessig es abogado y profesor de Stanford, pero más que eso, es un gran orador y promotor de sus causas. Sus conferencias abundan en la web, tanto como sus charlas y libros. Su visión de una sociedad más participativa ahora lo llevó a fundar el proyecto Change Congress, una plataforma para hacer del actual Congreso Estadounidense (y sus moradores) una institución más transparente y participativa. Esto no sólo apunta al registro de lobbistas sino al corazón mismo de la burocracia parlamentaria. Su nueva batalla mucho tiene que ver con la experiencia de CC, que se ha visto desintegrada por los poderes que corren paralelamente al Capitolio. Lessig en el fondo es el defensor de la nueva libertad de expresión, esa que recoge los antiguos principios pero que suma los nuevos: la libertad de contenidos. A continuación un notable video al estilo Lessig, el sitio y una entrevista del diario El País.

Chage Congress
Video Change Congress
¿Por qué creó Creative Commons?
Para entender lo que es Creative Commons [CC], hay que entender el problema que trata de resolver. Las leyes del copyright regulan las copias de las obras pero, en el mundo digital, cada uso individual de cualquier obra crea una copia. Eso significa que, en principio, tienes que tener una licencia para cada uso, aunque seas un niño que utiliza imágenes de Disney para un proyecto del colegio. Sin embargo, muchos creadores no quieren que el control de su obra esté tan restringido; prefieren que la gente haga cosas con su trabajo, que lo copie, que lo comparta, que realice proyectos. Las restricciones del copyright no tienen sentido en este contexto. Es una tragedia que hayamos creado un régimen que concibe la creatividad de millones como ilegal. Y es importante tener este debate.

¿Por qué?
Porque la tecnología está cambiando la relación de la gente con la cultura. Hacer un disco o una película estaba reservado a un pequeño grupo de gente, y muchas formas de expresión cultural han acabado siendo desechadas. Lo que las tecnologías digitales han conseguido es que, de nuevo, un montón de gente pueda participar en esta creación cultural. Y en lugar de impulsarlo, la ley está en contra de esta nueva creatividad.

¿Puede haber creación sin industria?
No. Y ésta es una de las razones por las que pienso que el copyright es esencial, incluso en la era digital. Nada de lo que hacemos intenta negar la importancia de la industria, pero el modelo de industria tradicional que fue desarrollado en el siglo XX no tiene sentido en el XXI. No es un debate a favor o en contra de la propiedad, es un debate sobre cuál es el régimen que permite a la mayor cantidad de gente posible ser creativa, mientras se protegen los necesarios incentivos comerciales de la industria. Lo que hay que pensar es si el modelo de protección de las obras de Madonna es el que tiene sentido para todas las formas de creatividad del mundo. Es un modelo muy particular desarrollado en un momento muy particular, con un determinado tipo de tecnología. La idea de que debe haber un solo modelo para todos los tipos de creatividad es ridícula. Y CC no es una manera de impedir que la gente explote sus obras; es una manera de ayudar a los autores a decidir cómo hacerlo.

Usted menciona en su libro Cultura libre que el problema es que hemos dejado que los más amenazados por este cambio sean los que han desarrollado las leyes.
Así es. Uno de los mayores problemas de este tema es la corrupción del sistema, no en el sentido político, sino por el hecho de que la industria cultural ha tenido mucho éxito en crear lobbies.
¿Qué piensa del intercambio de obras creativas por Internet?Espero que la gente no use las redes P2P [de intercambio] para violar el copyright de otros. Lo digo porque no creo que se deban violar los derechos de nadie pero, además, porque esa actividad es la gran excusa que tiene el otro lado para decir "debemos controlar Internet", haciendo que sea más difícil para nosotros centrar la atención en la actividad creativa, que no debería estar limitada por el copyright. Pero no importa lo que haga la industria. Puede poner barreras técnicas o denuncias, pero no va a detener el intercambio de archivos.

¿Y ha servido para algo esta guerra?
Los niños son criminales y los artistas no ganan dinero.

En España hay una polémica, la imposición de un canon en cada dispositivo digital susceptible de contener obras creativas, incluidas cámaras fotográficas. ¿Qué opina?
No conozco las particularidades de la propuesta española, pero lo que no entiendo del sistema europeo es que aúna lo peor de dos mundos: el sistema americano no impone tasas sobre ningún dispositivo, pero sí intenta controlar las copias, y el europeo puro impone tasas a la tecnología, pero te deja libertad para copiar. Eso significa que si compras un reproductor eres libre de llenarlo con la música que quieras, porque ya pagas. Europa no se decanta por ninguno de estos sistemas: tiene los dos. Tiene el impuesto, pero también las restricciones. Deberías pagar por el copyright una vez, y si pagas un impuesto por los dispositivos, entonces deberías ser libre de hacer copias.

¿Qué le diría a los autores españoles que creen que no hay nada más que el copyright frente a la copia desenfrenada de Internet?
Deberían saber que el modo en que están protegidos depende de tecnologías y modelos de negocio del pasado. Por ejemplo, el editor de mi libro Cultura libre pensó que debía estar gratis en la Red. ¿Por qué tiene sentido? Bueno, no es un libro corto, así que el coste de imprimirlo es mayor que el de comprarlo, y el editor pensó que, si lo ponía en la Red, mucha más gente lo conocería y lo compraría. Y el editor no quiere perder dinero. Intenta hacer más.

¿Y funcionó en su caso? ¿Hizo dinero con su libro?
Bueno, hice tanto dinero como me prometieron. Y el libro ha sido descargado más de medio millón de veces. Eso es extraordinario para un académico [se ríe].

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viernes, abril 11, 2008

La aceleración y los medios

Este artículo no es nuevo. Pero plantea un tema que cada día se hace (aparentemente) más imprescindible: la velocidad de los cambios y el modo de no quedar abajo. "El futuro no nos necesita", tituló alguna vez Billy Joy, editor de Wired y la verdad los medios muchas veces parecen enfrentarse a esta máxima con resignación. Cómo hacemos para que los contenidos, la continuidad de la información y la adaptación a las nuevas plataformas logren la velocidad de los cambios tecnológicos. Hasta ahora hemos ido a la retaguardia de los cambios, desde la educación, pasando por el diseño y, por supuesto, la implementación. La teoría dice que el progreso exponencial de las tecnologías durante el Siglo XXI será igual a la suma de los XXI siglos anteriores. Entonces ¿es lógico pensar que podremos avanzar a esa velocidad?Parece que no. Pero quizás, los medios (y los periodistas), no debiéramos asumir que estas transformaciones deben ser recogidas en su totalidad. Y lo mejor es pensar cómo podemos seguir satisfaciendo a nuestras audiencias que buscan buenos contenidos, identidad, análisis y perspectiva. Pero también creatividad y diversión. No cabe duda, que la tarea de entender el negocio es más complejo que armar una página web con una buena interfase, crear una aplicación en Facebook y generar contenidos para plataformas móviles.

Por Ray Kurzweil
Artículo Aceleración
You will get $40 trillion just by reading this essay and understanding what it says. For complete details, see below. (It's true that authors will do just about anything to keep your attention, but I'm serious about this statement. Until I return to a further explanation, however, do read the first sentence of this paragraph carefully.)

Now back to the future: it's widely misunderstood. Our forebears expected the future to be pretty much like their present, which had been pretty much like their past. Although exponential trends did exist a thousand years ago, they were at that very early stage where an exponential trend is so flat that it looks like no trend at all. So their lack of expectations was largely fulfilled. Today, in accordance with the common wisdom, everyone expects continuous technological progress and the social repercussions that follow. But the future will be far more surprising than most observers realize: few have truly internalized the implications of the fact that the rate of change itself is accelerating.

The Intuitive Linear View versus the Historical Exponential View
Most long range forecasts of technical feasibility in future time periods dramatically underestimate the power of future technology because they are based on what I call the "intuitive linear" view of technological progress rather than the "historical exponential view." To express this another way, it is not the case that we will experience a hundred years of progress in the twenty-first century; rather we will witness on the order of twenty thousand years of progress (at today's rate of progress, that is).

This disparity in outlook comes up frequently in a variety of contexts, for example, the discussion of the ethical issues that Bill Joy raised in his controversial WIRED cover story, Why The Future Doesn't Need Us. Bill and I have been frequently paired in a variety of venues as pessimist and optimist respectively. Although I'm expected to criticize Bill's position, and indeed I do take issue with his prescription of relinquishment, I nonetheless usually end up defending Joy on the key issue of feasibility. Recently a Noble Prize winning panelist dismissed Bill's concerns, exclaiming that, "we're not going to see self-replicating nanoengineered entities for a hundred years." I pointed out that 100 years was indeed a reasonable estimate of the amount of technical progress required to achieve this particular milestone at today's rate of progress. But because we're doubling the rate of progress every decade, we'll see a century of progress--at today's rate--in only 25 calendar years.

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martes, abril 08, 2008

Los salmones del NYT


Resulta curiosa la discusión por las columnas del NYT. Algunos se asombran de que un artículo de opinión cargue con un sesgo, en consecuencia que la "opinión" ya es un sesgo. Y tampoco el NYT es infalible. Más allá de las mentiras de Jason Blair ultra recordadas, el diario estadounidense ha recibido cientos de críticas en su vida por columnas "cargadas de sesgos", tanto en su mirada sobre el conflicto del Medio Oriente, como la negación del genocidio armenio, como por la política estadounidense en Centroamérica en la década de los ochenta. Hay algunos libros que incluso develan el comportamiento poco profesional del NYT en la cobertura de la candidatura a la reelección de Richard Nixon a comienzos de los setenta (The Boys on the Bus) y esos no eran artículos de opinión. También es curioso que los medios chilenos apenas se refieran a las innumerables infracciones que ha recibido, fuera y dentro del país, la industria salmonera. Basta observar de cerca sus faltas en materia laboral y ambiental, para entender que el Estado no está haciendo su trabajo. No pasará mucho tiempo antes que vuelva a recibir una andanada de "sesgos" periodístico. Fuera de Chile, por supuesto. Es bueno aprovechar estos momentos para alejarse de los chovinismos y entender que lo menos curioso (y lógico) sería revisar los métodos y las maneras más correctas para hacer periodismo que tenemos. Las siguientes son las columnas de Fernando Paulsen y John Dinges sobre la cobertura del New York Times.

Elmostrador Paulsen
Elmostrador Dinges
Por Fernando Paulsen
El diario The New York Times ha caído en desgracia ante el gobierno de Chile y la industria salmonera. La decisión de uno de los supermercados más grandes de EE.UU., Safeway, de suspender sus adquisiciones de salmones chilenos, unido a la sensación térmica de desastre instantáneo que se respira cada vez que un medio internacional connotado se refiere con críticas a lo que se hace en Chile, generó uno de los abrazos más súbitos y estrechos entre Gobierno y sector privado de que se tenga memoria. En menos de una semana, La Moneda había nominado al encargado de la Imagen País, Juan Gabriel Valdés, coordinador oficial del Estado y la industria salmonera, para responder a esta situación. Antes de que Valdés hiciera sus primeras intervenciones públicas, el ministro de Relaciones Exteriores, Alejandro Foxley, había señalado:

"Vamos a estar atentos para apoyar una acción internacional que desmienta algunos hechos que ahí se afirman y que no están para nada comprobados". En el mismo día se pronunciaron, además de Foxley, el ministro del Interior, Edmundo Pérez Yoma, y el embajador en Washington, Mariano Fernández, enviaba una carta al New York Times, enfatizando la importancia de la industria salmonera para Chile y estableciendo que la FDA norteamericana nunca había hecho cargos a la producción de peces chilenos. Juan Gabriel Valdés, ya posicionado de su nueva misión ratificó el vínculo con los productores privados de salmones: "Queremos apoyarlos (a los productores de salmón) en las medidas que ellos van a tomar y estamos atentos a que esto no se transforme en una campaña que pueda dañar seriamente un sector exportador chileno". Todo esto por un artículo en The New York Times. Como dice Joan Manuel Serrat, en su canción Señora, "cuando se abre una flor/ al olor de la flor/ se te olvida la flor". Resulta que parece que muchos escucharon New York Times, escucharon campaña contra salmones chilenos, vieron a las autoridades de gobierno y empresarios del sector en la televisión y se olvidaron de leer el artículo. Esa es la fuente documental de esta reacción, donde gobierno y empresarios se han envuelto en la bandera nacional, para salir a enfrentar a quienes atentan contra la Patria económica. Las afirmaciones y las fuentes Leámoslo. El artículo del diario neoyorquino hace cinco afirmaciones factuales:

1.- Existe un virus en Chile, el ISA (Anemia Infecciosa del Salmón), que está "matando millones de salmones", destinados a los principales mercados mundiales.
2.- En la producción de los salmones, desde hace algún tiempo, se han utilizado antibióticos para enfrentar una serie de enfermedades no-virales en los peces. Algunos de estos antibióticos estarían prohibidos para uso animal en EE.UU., principal mercado comprador.
3.- Este nuevo virus afecta en especial a una compañía de propiedad noruega, Marine Harvest, la mayor productora de salmón del mundo y que exporta el 20% de la producción chilena.
4.- Han habido estudios que revelan la presencia de antibióticos en salmones exportados a Europa, Japón y Estados Unidos.
5.- Pescadores de las zonas contiguas a las granjas de salmones dicen que los peces silvestres están consumiendo los pellets que se escapan de las jaulas de salmones, recibiendo los medicamentos cuestionados y afectando su tamaño y coloración.

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viernes, abril 04, 2008

Los diarios en la encrucijada


El promedio de edad de los lectores de diarios (los que lo consumen habitualmente) llegó a los 55 años. En el otro extremo, sólo un 19% de los jóvenes de entre 19 y 34 años tienen este hábito. Este tipo de registro, que muchos usan para ponerle fecha de muerte a los diarios, hoy es parte de una discusión mayor: el trabajo de los periodistas y las nuevos modos de aceptar y canalizar la profesión. No sólo los desafíos que plantean las plataformas para multiplicar las formas de narración de un hecho o una historia. También comienzan a tambalearse conceptos como la objetividad, palabra que en los subterráneos de la profesión ya sólo se usa con ironía. Además, las ideologías (que están matizadas, pero no han desaparecido) también han entrado en el juego. Los diarios, por diferentes razones, comenzaron a quedar en la vereda conservadora y es la web la que está concentrando los contenidos liberales, los que no aparecen en los diarios y probablemente, los que muchos jóvenes discuten. En Chile, PalataformaUrbana tiene más de 800 mil visitas únicas mensuales y Reclamos.cl más de 600 mil. Dos sitios que, en general, manejan contenidos que los diarios deben olvidar. El siguiente artículo del New Yorker, plantea el porqué nos vamos alejando del papel. La suma de razones para un camino sin final evidente.

Por Eric Alterman
Artículo Newyorker
The American newspaper has been around for approximately three hundred years. Benjamin Harris’s spirited Publick Occurrences, Both Forreign and Domestick managed just one issue, in 1690, before the Massachusetts authorities closed it down. Harris had suggested a politically incorrect hard line on Indian removal and shocked local sensibilities by reporting that the King of France had been taking liberties with the Prince’s wife.

It really was not until 1721, when the printer James Franklin launched the New England Courant, that any of Britain’s North American colonies saw what we might recognize today as a real newspaper. Franklin, Benjamin’s older brother, refused to adhere to customary licensing arrangements and constantly attacked the ruling powers of New England, thereby achieving both editorial independence and commercial success. He filled his paper with crusades (on everything from pirates to the power of Cotton and Increase Mather), literary essays by Addison and Steele, character sketches, and assorted philosophical ruminations.

Three centuries after the appearance of Franklin’s Courant, it no longer requires a dystopic imagination to wonder who will have the dubious distinction of publishing America’s last genuine newspaper. Few believe that newspapers in their current printed form will survive. Newspaper companies are losing advertisers, readers, market value, and, in some cases, their sense of mission at a pace that would have been barely imaginable just four years ago. Bill Keller, the executive editor of the Times, said recently in a speech in London, “At places where editors and publishers gather, the mood these days is funereal. Editors ask one another, ‘How are you?,’ in that sober tone one employs with friends who have just emerged from rehab or a messy divorce.” Keller’s speech appeared on the Web site of its sponsor, the Guardian, under the headline “NOT DEAD YET.”

Perhaps not, but trends in circulation and advertising––the rise of the Internet, which has made the daily newspaper look slow and unresponsive; the advent of Craigslist, which is wiping out classified advertising––have created a palpable sense of doom. Independent, publicly traded American newspapers have lost forty-two per cent of their market value in the past three years, according to the media entrepreneur Alan Mutter. Few corporations have been punished on Wall Street the way those who dare to invest in the newspaper business have. The McClatchy Company, which was the only company to bid on the Knight Ridder chain when, in 2005, it was put on the auction block, has surrendered more than eighty per cent of its stock value since making the $6.5-billion purchase. Lee Enterprises’ stock is down by three-quarters since it bought out the Pulitzer chain, the same year. America’s most prized journalistic possessions are suddenly looking like corporate millstones. Rather than compete in an era of merciless transformation, the families that owned the Los Angeles Times and the Wall Street Journal sold off the majority of their holdings. The New York Times Company has seen its stock decline by fifty-four per cent since the end of 2004, with much of the loss coming in the past year; in late February, an analyst at Deutsche Bank recommended that clients sell off their Times stock. The Washington Post Company has avoided a similar fate only by rebranding itself an “education and media company”; its testing and prep company, Kaplan, now brings in at least half the company’s revenue.

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martes, abril 01, 2008

Cerca de las redes

Para qué sirven las redes sociales. Esa sigue siendo una pregunta sin responder. O en parte. Lo único que esta claro es que los medios (la industria) han reaccionado con desconcierto y está intentando desembarcar en Facebook y My Space de alguna forma. Tres investigadores de la Universidad de Texas (Namsu Park, Kerk F. Kee y el chileno Sebastián Valenzuela) trataron de responder algunas de las interrogantes que plantean las redes sociales a través de una encuesta realizada a más de dos mil estudiantes y centrada en Facebook. La percepción es que los jóvenes se sienten inclinados a participar por un "compromiso social" y también "satisfacción personal", pero existe conciencia de que el uso de estas redes (a diferencia de la vida real) no trae beneficios para el capital social. El uso intensivo de estas redes pone un desafío a los medios, especialmente por el uso que los jóvenes hacer de la tecnología y por la forma de consumir contenidos, algo que también es parte de las conclusiones de los investigadores. El estudio completo estará desde el sábado en el sitio del Noveno Simposio Internacional de Periodismo Digital, en el que expondrán los autores.

Lessons from Facebook
The Effect of Social Network Sites on College Students’ Social Capital
Moral panic is a common reaction to new forms of communication. The advent of television spawned fears of mass idiotization. Similarly, in the early 90s, critics held the diffusion of Internet as evidence of individuals’ increasing alienation from society and public life. The story with social network sites (SNS) such as Facebook and MySpace is not any different. Unsafe disclosure of information, cyberbullying, addiction, risky behavior and contacting dangerous communities are but a few of the concerns raised in the media about the use of online social networks.

As could be expected, researchers have begun to put to empirical test these claims, reaching a more balanced understanding of SNS. Existing research shows that young people are motivated to join these sites to keep strong ties with friends, to strengthen ties with new acquaintances, and, to a lesser degree, to meet new people online (Acquisti & Gross, 2006). At the same time, sites like Facebook allow them to exchange news and discuss issues, both public (e.g., the 2008 U.S. presidential election) and private (e.g., movie tastes).

In this paper, we examine if social network sites, given their nature and capabilities, have the potential for creating new pathways to civic and political participation. Specifically, we use original survey data to test several hypotheses regarding the influence of Facebook usage on college students’ social capital, a multidimensional concept that includes life satisfaction, social trust, civic participation and political engagement. In doing so, we also aim to gain a better understanding of “who is and who is not using these sites, why and for what purposes” (boyd & Ellison, 2007, p. 224).

The impact of online social networks on social capital can be achieved in myriad ways. For instance, common interest groups can help users coordinate for collective action. At the same time, regular exchanges between users can foster trust and norms of reciprocity that are key antecedents of community life. Likewise, news feeds allow users to keep in touch with what is going on “out there.”

In this context, social network sites may fulfill many of the promises of civic journalism, such as delivering shared, relevant information to its users and providing a place for exchanging ideas (Merritt, 1998). Moreover, in an era of shrinking audiences and damaged credibility in public institutions, it is vital for the media to help citizens connect to society and facilitate civic action (Rutigliano, 2007). Consequently, journalists and traditional news organizations can learn important lessons from social websites on how to engage individuals, especially young adults, in public life.

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