Obama fue el candidato que más dinero gastó en su campaña en toda la historia de EE.UU. La web fue su centro de atención y el día de su elección, internet (junto a la TV) aprovecharon de sacar provecho a la imagen que ellos mismos crearon. Drudge Report, el sitio que puso en las cuerdas a Bill Clinton10 años atrás (y que deambula por el amarillismo) duplicó el número de visitas del NYT durante la elección. El día de la elección CNN.com logró 12,8 millones de visitas únicas, el Washington Post 2,3 millones y Google News 3,2 millones. Obama encantó al mundo y a los estadounidenses. La locura por Obama fue tal que desde 1945 (con el paro de los repartidores) que la gente no hacía cola para comprar un diario, ejemplares que incluso se subastaron por Ebay. Más allá de la movilización mediática que logró Obama (en buena parte gracias al desastre que deja Bush), y que es digna de estudio, es impresionante como el candidato demócrata manejó la agenda de los medios a su gusto, incluso dejando fuera la médula periodismo, que es la duda. El "encanto" por el nuevo presidente de EE.UU. pondrá a los medios (que deberán enfrentar uno de los años más duros financieramente en 2009) a prueba en su capacidad por recoger los conflictos, los lados B y la obligación de diferenciarse de lo que encanta a la audiencia. El siguiente artículo es un perfil del New Yorkersobre Obama y está lejos de la complacencia que los medios regalaron al "fenómeno Obama".
One January afternoon at the University of South Carolina’s Children’s Center, in Columbia, Michelle Obama scrunched her five-eleven frame into a small white wooden rocking chair. The state’s Democratic primary, which her husband, Barack, needed badly to win, was in forty-eight hours. Obama picked up a picture book, flared her nostrils, and began sniffing noisily, in the manner of a bear foraging in the woods for dinner.
“Boom! Boom! Boom!” she read to a group of preschoolers. “The bear will tromp through the forest on his big hungry feet and”—sniff, sniff, sniff—“find that strawberry, no matter where it’s hidden.”
The kids burst into giggles. Obama picked up another book, from the “Olivia” series. “I have Olivia in my four-year-old class!” one boy yelled. “Is she a friend of yours?” Obama asked. “Yes.” “Is she a pig?” Soon, the story was over. “Let’s see,” Obama said. “Maybe we have a special guest who will read to us.”
Los bosques son los grandes ganadores con el fenómeno que está afectando a algunos diarios estadounidense, que cerraron sus versiones papel para enfocarse en la web. Si en promedio uno lee 30 periódicos y 4 revistas al mes, son 10 árboles los que se cortan. En fin, el tema es otro. Es la ¿tendencia? que ha llevado a algunas empresas a reducir costos a través de una reingeniría (¿apuesta?) severa y radical.Es lo que ocurrió hace una semana con el The Christian Science Monitor, un diario que suma varios Pulitzer en sus galerías. Situación que se multiplicará el los próximos cinco años. El beneficio en términos de costos es evidente, pero los beneficios son aún pura incertidumbre. No sólo porque los ingresos en la web son menores (Inglaterra, el líder, apenas suma un 13% del total), sino además porque las empresas deberán aprender a trabajar con modelos colaborativos, fuertes alianzas y redes de negocios, innovar permanentemente en los productos y usar con habilidad todas las plataformas, además de hacer inteligencia en sus bases de datos. Tareas muy compleja, que detalla el siguiente artículode Juan Varela Por Juan Varela Lo más caro de la prensa es la impresión, el papel y la distribución. Consumen el 60% del coste de un diario. Pero también han sido su razón de ser y su esencia durante tres siglos. Pero el modelo de acceso y distribución de la información ha cambiado y sus dos factores claves son la gratuidad e internet. El gran problema de la prensa es que los ingresos vienen en más de un 90% del producto papel, donde la publicidad es todavía entre 10 y 20 veces más rentable que en internet.
"Todo el mundo habla de nuevos modelos. Este es un nuevo modelo", explica su director. La presidenta del consejo de administración del diario, Judy Wolff, lo deja claro: "Planeamos sacar ventaja de internet para distribuir el periodismo del Monitor más rápido, mejorar su oportunidad y relevancia, aumentar los ingresos y reducir los costes". Los principios clásicos de la buena distribución periodística.
La consolidación de internet como el nuevo espacio de la comunicación y el consumo de información avanza inexorablemente mientras la prensa pierde difusión o la mantiene a fuerza de costosas promociones que cada vez dan menor resultado en venta de ejemplares, aunque se hayan consolidado como una buena fuente de financiación.
Las elecciones municipales fue el foco de la sexta entrega de Mediapolis. Los candidatos a las comunas del país, asumieron el desafío de subirse a internet y aprovechar sus virtudes. Muy lejos de la experiencia estadounidense, con poca experiencia en participación (el mundo al revés) y sin atreverse a dejar sus propuestas incrustadas digitalmente (pasar cuentas sería mucho más fácil) los políticos hicieron uso de las redes sociales, twitter, páginas y blogs. La experiencia fue medida por Conecta y Storm. Lo mejor posicionados fueron Claudio Orrego (obvio) y Jaime Ravinet. Sin embargo, el estudio no mide la efectividad del uso de las herramientas online. Además, en Mediapolis revisamos algunos de los sitios (fuera de los medios tradicionales) que se han creado a raíz de las elecciones del domingo. Esta semana entrevistamos a Carlos Orrego de tendenciaspoliticas.cl y a José Ignacio Stark, quien lanzará el blog de cobertura política telefonorojo.cl.
En la cuarta edición de Mediapolis entrevistamos a David Assael, cabeza de Plataforma de Arquitectura y Plataforma Urbana, dos sitios que se han convertido en los más visitados del mundo con un nicho muy específico. "Urbana" tiene 300 mil visitas únicas y es hoy un medio más poderoso e independiente a la hora de hablar de la ciudad. Estos proyectos, que Assael ha construido junto a David Basulto, son autogestionados y ya tienen una versión con socios estadounidenses: archdaily. Además, comentamos la conferencia de Chris Anderson a traves de Miguel Paz y Luis Argandoña, quienes fueron protagonistas (críticos) de la charla más esperada del semestre. El capítulo se cerró con el cierre de Glamorama, el muy buen suplemento de espectáculos de La Tercera, que a diferencia de paupérrimos programas faranduleros de TV, nunca logró conquistar a los avisadores.
Carlos Slimacaba de convertirse en el tercer mayor accionistas del NYT, luego de invertir cerca de US$9 millones por el 6% de las acciones claseA del influyente diario. Murdoch también reconoció a Vanity Fairtener en la mira al diario de los Sulzberger. La mala situación del NYT, como el de otros periódicos estadounidenses, no es novedad. Con las acciones por el suelo y la preocupación de sus empleados (la mayoría tenía sus fondos de jubilación depositadas en los otrora poderosos títulos) lograr posiciones accionarias sobre el periódico es un 33% más barato que hace apenas un año. El atractivo del NYT no está sólo en la calidad de su periodismo y su aún alto nivel de influencia. El diario ha hecho un gran esfuerzo (e inversión) en mejorar su posición en la web, especialmente en el desarrollo de multimedias y su canal de TV. De hecho el invitado estrella al II Seminario Internacional de Periodismo en Línea MediaOn en Sao Pablo fue el Michael Rosenblum, el fundador de NYT TV. Ocasión en la que delineó los que para él son las bases del periodismo digital y las fases para la consolidación de las empresas periodísticas. La charla está con traducción simultáneay la transmitió Terra.
Luego que el diario El País publicara un artículo(uno más) mostrando las nubes que acechan a la industria del papel y la necesidad de generar (inevitablemente) mecanismo de innovación para sobrevivir, Juan Varela escribió en su blog algunas consideraciones claves para lo más importante de este negocio: hacer buen periodismo en conexióncon la audiencia. Simple criterio, pero que la industria de los medios ha perdido casi por completo en los últimos años por no estudiar los procesos (y la audiencia) de cerca, por temor a invertir y también por ir siempre muy atrás; más cerca de certidumbre que de los riesgos. El principio más lejano al de un inversionista. Las claves de Varela se centran en información, conexión, multimedia y tecnología. Y como dice Miguel Paz, el texto sin duda está más cerca de las oportunidades que presenta el caos, que el caos destruyendo la necesidad de información.
Por Juan Varela
¿Qué deben hacer los diarios para sobrevivir?Es la pregunta que cada día nos hacemos periodistas, editores y muchas personas relacionadas o interesadas en el periodismo y el negocio de la información. El negocio de la información en internet crece demasiado despacio y se reparte entre más medios. Pero además se invierte muy poco dinero del nuevo negocio digital en información de calidad.La pregunta no es si la prensa puede sobrevivir, sino cuál es el nuevo modelo de negocio necesario para la producción de información de calidad. Que viva o no el papel es irrelevante. Lo importante es que acaba una era en la que los diarios han liderado la producción de información de calidad. Las televisiones sólo lo han hecho muy parcialmente y la mayoría nunca han conseguido la potencia informativa de los grandes diarios.
Y en un negocio donde la verdadera libertad de información ha pertenecido sólo a quienes tenían los recursos financieros para pagarla. Unos lo han hecho con mayor independencia y responsabilidad social que otros, pero los últimos años, con la explosión de la convergencia multimedia, sus necesidades financieras, la concentración de medios y el hambre insaciable de los inversores por las rentabilidades desmesuradas han erosionado la credibilidad de los medios y su capacidad para invertir en innovación, tanto económicamente como en predisposición profesional.Pero esa era acaba. Bienvenidos a otra de nuevas oportunidades y, como siempre, grandes desafíos y unas cuantas víctimas.Más allá de los diagnósticos explicados en el artículo citado y en tantos otros, algunas ideas clave que guían mi trabajo sobre el futuro de la información y los medios.
Información
La información de calidad sigue siendo un bien escaso cuya producción necesita trabajo, dedicación, inteligencia, tiempo y acceso a las fuentes. El entorno digital aporta muchos elementos para satisfacer cada una de esas necesidades y el periodismo debe adaptarse a una nueva forma de trabajo donde más personas, más fuentes y el acceso a más documentación deben enriquecer la información. El periodismo de calidad seguirá siendo un bien estimable y un buen negocio.
El próximo jueves 14 saldrá el primer número de Ctrl Z, el diario gratuito creado por Copesa y la Escuela de Periodismo de la UDP, pero que tiene como socios activos a cinco universidades capitalinas (De Chile, Adolfo Ibáñez, Alberto Hurtado, Del Desarrollo y la Andrés Bello). Con ocho meses de trabajo encima, CtrlZ recorrerá Santiago dirigido por Javier Fuica, ex editor de Qué Pasa y sub editor de la Revista del Domingo de El Mercurio, quien tiene a su cargo 20 estudiantes elegidos por concurso en sus respectivas escuelas. Pero la gran promesa de este diario gratuito es transformarse en un receptor de las necesidades y demanda de los jóvenes, una deuda de los medios de comunicación tradicional que siguen alejados de un segmento de la población que es clave en su futuro. Sólo por poner un ejemplo, los éxitos televisivos "En la Mira" y "El Señor de la Querencia" apenas alcanzan un 8% en los menores de 25 años. Estudios, especialmente los del Pew, revelan que los jóvenes son consumidores activos de contenidos informativos, principalmente en la web. Pero para poder convertirlos en lectores medianamente leales ("fieles" sería un quimera) es necesario pensar de otra manera, comerse los prejuicios y entender de una vez por todas que el periodismo, tal como lo conocemos, cambió. Las noticias ya no son las noticias. Pretender hacer un diario para jóvenes bajo los mismos paradigmas de un medio tradicionales, además de un error, es un mal negocio. Guste o no, los jóvenes piensan diferente, razonan considerando más variables que los que no fuimos nativos de Internet y consumen de otra manera. Los llantos de editores que no pueden alcanzar al público menor de 25 años son parte de cada conferencia internacional de medios de comunicación, pero más allá de las lágrimas, pocos se atreven a aventurarse en este escenario. Todos los estudios dan cuenta que los jóvenes se informan o buscan contenido gratuito. Mucho más en Internet, eso es obvio. Pero lo relevante es que la información forma parte de sus prioridades. La tarea está en saber qué es lo que buscan en un medio masivo, como un diario. Y no tener remordimientos (de esos que los periodistas solemos amarrarnos para no cambiar) cuando llegue el momento de decir que las noticias ya no son las noticias.
Por qué dar papel a nativos de Internet.Sin duda este tema no es menor. La mayor parte de los costos de un proyecto así, son el papel y su distribución. Sin embargo, aún es útil hacer cosas fuera de la web, en especial por el tiempo ocioso que tienen los universitarios habitualmente sin una conexión permanente a internet, porque son una red vida que puede potenciar mucho una marca que apenas tiene un competidor directo (KM0) en el offline y, además, porque el diario será el brazo armado de la web (redacciones integradas, pero en serio). La competencia por el ocio no tiene muchos contrincantes (salvo los mismos estudiantes) en el mundo universitario, ese es un hecho. Pero un diario puede convertirse en la expresión de una comunidad poco representada en el papel, la TV y las radios. Una comunidad que reúna a universitarios entre 18 y 25 años y que más allá de la diversidad que reflejan (y defienden) tienen puntos en común. El web debe alimentar las necesidades creadas por el diario (el papel) y que muchas veces serán colectivas (a través de la web).
Nada es para siempre. Un diario para jóvenes puede tener secciones como puede no tenerla. Lo más importante es que si las hay, éstas deben tener una rotación permanente. Se supone que hay suficientes ideas para ir cambiando el registro del diario, sin dejar de ser lo que es. No todas. Hay secciones que apuntan al servicio y otras al volumen (en la web) como el deporte, que probablemente sufran menos de esta anarquía controlada, pero es evidente que el diario debe ser un laboratorio en un cambio continuo. Los diarios para jóvenes, como Red Eyes (Chicago Tribune) y Urban Eyes del NYT juegan con la idea de ir rotando los contenidos y no quedar pegados en la nostalgia. Parte de lo que han comenzado a proponer consultores como Juan Antonio Giner para los diarios adultos. CtrlZ y CtrlZ.cl Probablemente lo más interesante del modelo, sea lo que vaya configurando el sitio. La información estratégica que puede lograr una página dirigida a universitarios puede dar señales más o menos evidente sobre lo que quieren, demanda y atrae a los jóvenes. Acá no será lo que los editores suponen, lo que los directores asumen o lo que los creadores de medios “saben”. La web de Ctrl.Z, que irá madurando con el conocimiento recogido, será un registro acumulado (si logra dominar el concepto de comunidad) de necesidades. No sólo por la valoración que los jóvenes puedan darle a la información. Más bien, por el rastro en la rutina de navegación que pueden dejar. Aunque suena muy calculador, es claro que pensar en los medios para la próxima década, ya no se puede hacer sin los jóvenes.
Nadie podría discutir que los medios tradicionales le están haciendo un extraordinario favor al hasta ahora sobrevalorado periodismo ciudadano. Agendas restringidas (casos como el del alcalde Sabat, el uso de información privilegiada, derechos del consumidor enterrados o restringidos a Línea Directa), poca innovación informativa y temática, distancia con las audiencias, periodistas convertidas en rostros publicitario de empresas y otras como animadoras del Festival de Viña. Así y todo el periodismo chileno aún tiene grados importantes de profesionalismo y credibilidad que podrían converger con la actividad y participación de la ciudadanía y no transformar la actividad de ésta en un mito con las proporciones que no tiene. Como señala este artículo de Soitu, la convivencia con los internaútas sólo puede traer beneficios a los medios. Pero eso requiere que los medios se integren a las comunidades, que exploren nuevs herramientas de participación y que sepan dimensionar a estas "nuevas" fuentes según su calidad y experiencia. Estas son parte de las tareas que Francis Pisanidescribi en el siguiente texto.
POR PHILIPPE COUVE Creo que la actividad periodística debe integrar mejor la dimensión relacional que es consustancial a la web, ya se trate de relaciones entre documentos mediante los enlaces de hipertexto, o entre individuos gracias a sitios como Facebook o MySpace. Es una necesidad tanto en términos de información (enriquecimiento para la comunidad) como económicos (fidelización de una audiencia "vinculada" a "su" medio). Pero, como subrayan Daniel Kaplan y Hubert Guillaud, el aspecto relacional de la web no genera "naturalmente" colaboración.
Los periodistas deben aprender a explotar las riquezas de la comunidad sobre la base de una cierta reciprocidad. A cambio de la información que proporcionan, quienes contribuyen reciben una satisfacción personal (al ponerse de relieve su contribución), una ampliación de su red de relaciones (pueden entrar en contacto directamente con los contribuidores, en pie de igualdad con el periodista), una mejora de su reputación en línea (ya que, generalmente, los sitios de los medios están bien valorados). En Estados Unidos, al hilo de la experiencia participativa de Assignment Zero, Jay Rosen ha sacado algunas enseñanzas fundamentales (aquí en vídeo / recogidas por Jeff Mignon en MediaChroniques).
El nuevo proceso de la noticiaA Anne-Laure Marie, periodista de RFI [Radio France Internationale], le corresponde el mérito de haber demostrado, en "¿Por qué Internet es tan caro en África?", que la operación es de hecho bastante sencilla. Hacer la pregunta en el foro del Atelier des Médias le permitió recabar datos sobre las tarifas aplicadas por los distintos operadores y ejemplos de realidades locales. A continuación, pudo hacer entrevistas, especialmente a los proveedores de acceso, sirviéndose de las informaciones y los cuestionamientos de los internautas. Marie facilitó las versiones íntegras (en audio) de las entrevistas, que fueron comentadas por los internautas. Por último, la periodista redactó sus artículos (1ª parte, 2ª parte, 3ª parte), que siguen estando abiertos a la a la discusión y el comentario..
Un total de 259 diarios investigó el Pew Researchpara su estudio anual sobre las salas de redacción y cómo éstas enfrentan los desafíos de los cambios en la agenda, las audiencias y la intensa presión que pone internet. El estudio abarca desde los cambios en los contenidos en los diarios hasta el futuro de las salas de redacción. Lo notable son sus resultados: Dos tercios de los diarios estadounidenses publican menos noticias internacionales (a pesar de Irak y Afganistán, de la dependencia del Petróleo y de la influencia China, ironiza el director del programa en el NYT) y nacionales. Lo local es lo más fuerte. Muchos aprovechan la web para poternciar las noticias locales, abriendo el abanico con las actualizaciones horarias. Lo "hiperlocal" es lo que está tomando más fuerza. Los medios cada vez más cerca de las necesidades de la gente. En buena parte, lo que plantea la "cultura" Google. Este fenómeno está estrechamente relacionado con sitios vinculados a los barrios como el NYCity (en EE.UU.) o, en alguna medida, PlataformaUrbana (en Chile). De las decenas de conclusiones que expone el estudio, la mirada de los editores es especialmente nostálgica. Muchos de ellos está preocupado por la "institucionalidad" del periodismo (y su standard), porque la gente con experiencia deja el negocio y los jóvenes (sus reemplazantes) son periodistas más preocupados por el online que el papel. Vaya desgracia. En 10 años los nativos serán varias generaciones de consumidores de contenido y noticias. Habrá que ver cómo lo harán y qué valor le darán a la información. Seguro que las sorpresas no se acaban con este y otros estudios. Los medios tendrán que asimilarlo tarde o temprano.
It has fewer pages than three years ago, the paper stock is thinner, and the stories are shorter. There is less foreign and national news, less space devoted to science, the arts, features and a range of specialized subjects. Business coverage is either packaged in an increasingly thin stand-alone section or collapsed into another part of the paper. The crossword puzzle has shrunk, the TV listings and stock tables may have disappeared, but coverage of some local issues has strengthened and investigative reporting remains highly valued.
The newsroom staff producing the paper is also smaller, younger, more tech-savvy, and more oriented to serving the demands of both print and the web. The staff also is under greater pressure, has less institutional memory, less knowledge of the community, of how to gather news and the history of individual beats. There are fewer editors to catch mistakes.
Despite an image of decline, more people today in more places read the content produced in the newsrooms of American daily newspapers than at any time in years. But revenues are tumbling. The editors expect the financial picture only to worsen, and they have little confidence that they know what their papers will look like in five years.
This description is a composite. It is based on face-to-face interviews conducted at newspapers across the country and the results of a detailed survey of senior newsroom executives. In total, more than 250 newspapers participated. It is, we believe, the most systematic effort yet to examine the changing nature of the resources in American newspaper newsrooms at a critical time. It is an attempt to document and quantify cutbacks and innovations that have generally been known only anecdotally.
The Guardian acaba sacar su estudio anual sobre los 100 más influyentes(manía planetaria) en la industria de los medios. Ranking que nunca tiene muchas novedades, más allá de perder puestos o ganar posiciones. Este año, la noticia más destacada fue que James Murdoch le ganó a Rupert, su padre. Los chicos de Google, obviamente no ceden su posición y lo más probable es que a el próximo año sigan a la cabeza del ranking. En fin, el punto es que son sólo tres "independientes" de la industria los que destaca el estudio. Primero está Arianna Huffington, fundadora del notable Huffington Post. La segunda posición (lugar 79 en la escala) fue para Guido Fawkes , creador de order-order, un sitio de sátira, política y espectáculos. El tercero es el estadounidense Robert Scoble y su blog Scobleizer, muy popular por su perfil techi y novedades tecnológicas.Más allá de la poca "influencia" y credibilidad que aún tienen los medios independientes, es claro que no son muchos los tópicos que están marcando su posicionamiento e interés de las audiencias.Y en cierta medida, es sólo el punto de vista que los diferencia del establishment medial.De todas maneras, parece un chiste que una de los top ten en periodismo digital del estudio sea la directora de contenidos de The Guardian. Now in its eighth year, the MediaGuardian 100 is our annual guide to the most powerful people in the industry. Candidates are judged on three criteria - their cultural, economic and political influence in the UK.The list was takes in all sectors of the media, including broadcasting, publishing, digital media, advertising, marketing and PR. Our ambition is to take a snapshot of the individuals who run or influence the UK media in 2008. More than half of last year's MediaGuardian 100 fails to make it into this year's list, with a total of 51 new entries for 2008. Of those that survived, 26 went up, 20 went down, and three held their positions. A note on salaries - they are taken from the latest available official sources such as company annual reports. Where salaries are not publicly available, we have not included them. Wealth figures are from the Sunday Times Rich List and other sources
Parte de la discusión sobre qué pasará con los medios tradicionales es sobre cómo será la audiencia que los prefiera, qué tipo de contenidos entregarán y qué formación tendrán esos periodistas. O estarán concentrados en nichos profesionales, que necesiten información con privilegios, más que en una instantánea de la realidad o una instantánea cargada de multimedia para distribuirla en diferentes plataformas. El siguiente artículo, publicado en la Columbia Journalist Review, cuenta con detalles, y mucha nostalgia, la última reunión de la Nieman Foundation y cómo los "antiguos" medios se plantearon los nuevos dilemas en la sustancia del Periodismo: contar buenas historias. Lo que alguna vez fue el centro del universo narrativo, hoy mira el futuro desde la vereda de los veteranos. Pero eso no significa que las historias cambiarán, sino que serán presentadas de otra manera. "La gente no está perdiendo interés en las noticias. Están perdiendo interés en cómo las noticias están definidas y presentadas", dijo Edward Roussel, editor digital del Daily Telegraph en la reciente reunión de Goteborg para laWan 2008. El texto, a pesar de su melancolía, muestra cómo el periodismo narrativo busca una salida en un mundo que parece adverso.
Artículo CJR If there were an ashram for people who worship contemplative long-form journalism, it would be the Nieman Conference on Narrative Journalism. This March, at the Sheraton Boston Hotel, hundreds of journalists, authors, students, and aspirants came for the weekend event. Seated on metal chairs in large conference rooms, we learned about muscular storytelling (the Q-shaped narrative structure—who knew?). We sipped cups of coffee and ate bagels and heard about reporting history through letters and public documents and how to evoke empathy for our subjects, particularly our most marginal ones. As we listened to reporters discussing great feats—exposing Walter Reed’s fetid living quarters for wounded soldiers, for instance—we also renewed our pride in our profession. In short, the conference exemplified the best of the older media models, the ones that have so recently fallen into economic turmoil.
Yet even at the weekend’s strongest lectures on interview techniques or the long-form profile, we couldn’t ignore the digital elephant in the room. We all knew as writers that the kinds of pieces we were discussing require months of work to be both deep and refined, and that we were all hard-pressed for the time and the money to do that. It was always hard for nonfiction writers, but something seems to have changed. For those of us who believed in the value of the journalism and literary nonfiction of the past, we had become like the people at the ashram after the guru has died.
Right now, journalism is more or less divided into two camps, which I will call Lost Media and Found Media. I went to the Nieman conference partially because I wanted to see how the forces creating this new division are affecting and afflicting the Lost Media world that I love best, not on the institutional level, but for reporters and writers themselves. This world includes people who write for all the newspapers and magazines that are currently struggling with layoffs, speedups, hiring freezes, buyouts, the death or shrinkage of film- and book-review sections, limits on expensive investigative work, the erasure of foreign bureaus, and the general narrowing of institutional ambition. It includes freelance writers competing with hordes of ever-younger competitors willing to write and publish online for free, the fade-out of established journalistic career paths, and, perhaps most crucially, a muddled sense of the meritorious, as blogs level and scramble the value and status of print publications, and of professional writers. The glamour and influence once associated with a magazine elite seem to have faded, becoming a sort of pastiche of winsome articles about yearning and boxers and dinners at Elaine’s.
Eric Schmith, presidente ejecutivo de Google definía el futuro de la información como "la necesidad del dispositivo correcto, el contenido correcto y ser accesible desde donde estés". Probablemente esta sea la respuesta más cercana a la nueva expresión de los medios. Lo interesante para el Periodismo está en que las noticias siguen siendo parte sustancial de este mundo, incluso si éstas hoy no se definen por los conceptos tradicionales de la profesión. Según el estudio del Digital Future Project 2008 el 60% de la gente busca noticias en la web y un 43%, productos de información diversos. A pesar de los cambios, los seres humanos se mueven por las mismas necesidades. El punto estará en qué tipo de contenido demandarán las audiencias en los próximos años, aquel que logre potenciar los medios que sigan buscando la profundidad y la extensión o aquellos que tenga su esencia en la brevedad y en un set de información multimedia. Seguro que el ideal es que sean ambos, pero es poco probable que alguien tenga hoy la respuesta.
Por Francis Pisani ArtículoEl Pais A DIFERENCIA DE LO QUE se suele creer, el número de personas que manifiestan interés por las noticias va en aumento. "Según la mayoría de las mediciones (y aun siendo estas insuficientemente exactas), la audiencia para las noticias está creciendo si se agrega la web a la circulación de los medios impresos", afirma Rick Edmonds, uno de los autores del El estado de los medios de información 2008, quinto informe anual de Project for Excellence in Journalism. El problema fundamental es que la publicidad no sigue el paso a las noticias.
Dicho de otra manera, no es que estemos presenciando un éxodo inexorable, un abandono de las noticias como dijera en 2005 un informe de la fundación Carnegie intitulado Abandoning the news; pero sí un desplazamiento lento e ineluctable hacia el contenido online. Los jóvenes, en particular, tienen interés en las noticias, pero su deseo es poder acceder a ellas cuando quieren y sobre plataformas que les faciliten la siempre espinosa tarea de encontrar lo que quieren. Después de mucha vacilación, periodistas y editores parecen decididos a adaptarse para no desaparecer
Los principales ejecutivos de los mayores diarios del mundo están reunidos en Goteborg a raíz de la 2008 Wan Congress. Los medios que asistieron a Suecia, viajaron no sólo con la intención de sacar conclusiones sobre lo que le espera al papel (anticipar el final aún es aventurado), sino también tratando de saber qué hacer con las audiencias jóvenes. Esas que hoy consumen contenidos diferentes (para la lógica periodística tradicional) en plataformas flexibles, dinámicas y, en algún sentido, fuera de los parámetros establecidos para definir el conocimiento. De hecho, un estudio de la University of Southern of California, afirma que el 80% de los jóvenes mayores de 17 años usa internet como fuente de conocimiento, mientras un 63% de los padres cree que el uso intensivo de la web es dañino. No sólo eso, un 54% de los 2.000 jóvenes entrevistados participa en comunidades online y tan relevantes son para ellos, que el 40% utiliza al menos una vez al mes internet para mantenerse informado sobre su organización, que en muchas casos corresponden a entidades vinculadas a causas sociales. Mientras los medios no entiendan que las audiencias jóvenesno son personas ajenas al conocimiento ni a la información (un 60% dice usar la red para buscar noticias) sino que lo consumen de otro modo y lejos de la ortodoxia de la industria y la profesión, es muy complejo que logren generar el sentido de comunidad necesario para atraerlos. El siguiente es un resumen del estudio.
Estudio Center por Digital Future Are Americans becoming more concerned about the role the Internet plays in children’s lives? The 2008 Digital Future Project has identified several sobering trends in views about going online -- in particular in adults’ opinions about Internet use by children.
"In general, opinions about the Internet remain overwhelmingly positive," said Jeffrey I. Cole, director of the Center for the Digital Future at the USC Annenberg School for Communication. "But after seven years of tracking the impact of the Internet, we are also seeing evolving trends which show that adults view some aspects of going online by children to be as troubling as their use of other media -- or even potentially dangerous." The 2008 Digital Future Project found that:
* The percentage of adults who said that the children in their households spend too much time using the Internet reached 25 percent of respondents -- an increase for the third year in a row and the highest percentage yet reported in the seven years of Digital Future Project studies.
* A small percentage of adults (13 percent) said that the children in their households spend less time with friends, but that percentage increased for the third year in a row -- another new high for the Digital Future Project
* The number of adults who said that the grades of the children in their household has declined since the household started to use the Internet has grown for the second year in a row.
* In a new question for the 2008 study, more than half of adults (53 percent) said that online predators are a threat to the children in their households. Only 24 percent of adults with children in their household disagreed with that statement.
* In another new question, almost two-thirds of adults (63 percent) are uncomfortable with the children in their households participating in online communities. Only 15 percent of adults are comfortable with children participating in online communities.
Jorge Lanata es el heredero de Jacobo Timmerman. De la misma manera y con el mismo resentimiento hacia el poder político y económico que el fundador de La Opinión, Lanata ha usado el periodismo para crear una marca, un sello y un estilo. Egocéntrico y prolífico como Timmerman, el autor de Argentinos y creador de Página 12 se lanzó en marzo a una de las mayores aventuras de su vida: el diario Crítica.Una decisión, al menos por el escenario actual, valiente. Los diarios no son hoy el fetiche de las empresas periodísticas y los inversionistas, pero Lanata vio en la oscura relación de sus potenciales competidores (Clarín, Página 12 y en menor medida La Nación) con la administración Kirchner, el escenario perfecto para poner 40 mil ejemplares de Crítica en la calle. Después de tres meses, Crítica se ha convertido en un celador del gobierno de Cristina K, pero no ha logrado los resultados que el equipo esperaba: ni en ventas, ni en influencia y a pesar que la web del diario ha aumentado las visitas únicas, está aún muy lejos de sus competidores. Eso no quiere decir que el empeño (a veces recargado) de Lanata no consiga poner a este interesante diario a la altura de los hitos que ya marcó en el periodismo trasandino. Tal como lo hizo en su momento Timmerman. La siguiente es una entrevista hecha a Lanata por la revista argentina Infobrand.
¿PUEDE HABER OTRO modelo para Internet, cómo crees que evolucionará?
Internet está en su infancia, muy nueva; es del '95, un bebé. Va a cambiar. Será como un electrodoméstico. Como una plancha que la enchufas y funciona y además de mayor simpleza y más touch screen. Desaparecerá el mouse y vendrá el papel electrónico. Hay pruebas pero todavía no funciona, sobre todo porque no se puede doblar.-
¿COMO TE SENTÍS con el diario que recién salió al ruedo?
El diario tampoco es lo que va a ser. En un año será mucho mejor. Y en tres años mucho más porque si no, no estaríamos acá. ¿Qué sentido tiene? Pensar que encontramos el diario en una semana me iría a mi casa. O sea, el cero era una mierda, el segundo número después del cero era un poco mejor. El número uno fue mejor pero peor que el que salió hoy. Es como una prueba cotidiana; siempre estás tratando de esforzar tus propios límites y tenemos muchos. Hay prejuicios, no escribimos todo lo bien que queremos escribir, no somos todo lo cultos que creemos ser.
¿CUANDO ALGO TE sorprende percibís que también va a pegar en los demás? ¿No haces estudios de mercado?
A mí me sorprende que la gente hablaba del diario como si estuviera cuando no es taba. Desde los autos me gritaban "2 de marzo". Nunca hice una investigación de mercado. Tampoco la haría. Porque no vendo tomates. Hago un diario que me gustaría leer. No soy distinto al público. Si me gusta, a la gente va a gustarle. Por lo menos a una decena de miles de personas. Soy parecido a varias decenas de miles de personas. Y tampoco sé si lo leería todos los días. A lo mejor lo haría día por medio. Pero lo que sí sé es que yo leería este diario. Ese es mi orientador. ¿Lo leería? Sí, lo leería. Entonces, allá vamos. Igual creo que el producto crea la necesidad. La necesidad no es previa al producto. Nadie necesita nada, vos haces que lo necesiten. Los diarios no son necesarios.-
Y, ¿COMO HACES para que necesiten tu diario?
Concibiendo algo que yo leería. Si lo leo es porque lo necesito. Ningún diario es necesario. Están fundados en una idea ficticia que es la del con sumo cotidiano de información. Nadie necesita leer información todo el tiempo. La gente estaría mucho mejor descubriendo a Chejov que leyendo todas estas pelotudeces que escribimos.
¿LO PUSISTE EN práctica?
Traté de llevar al extremo lo que estoy contando. Registré una marca llamada "cada tanto". Así se blanquea el contrato de lectura. Le decís a la gente "te voy a hablar cuando tenga algo para decirte". A lo mejor sale diez veces en un año o a lo mejor cincuenta. O tal vez no aparece. Ahora, ¿cómo haces para mantener algo así? Es imposible, porque tendrías que tener a toda la gente esperando a ver qué carajo tenes para decir y tampoco podrías tener un circuito comercial ni de distribución. ¿Te imaginas cuánto venderías si salís? Igualmente descreo de las marcas. Para mí significan el producto. Esto se podría llamar sifón (y toma su diario para ejemplificar). ¿Vos le pondrías Clarín a un diario? Es horrible. ¿Vos le pondrías Página 12? ¿Hay algún nombre más estúpido que Página 12?
PERO ESA ES la gracia, que parezca sin sentido el nombre...
¿Vos crees que hice toda esa elaboración? Le puse Página 12 porque los números cero tenían doce páginas y cuando salió teníamos dieciséis, y nadie nunca entendió. Le podríamos haber puesto Clarinete o Saxofón a un diario, da igual. Esto no se vende porque se llama Crítica. (Le señalamos que, igualmente, dice Director: Jorge Lanata y por esa razón se vende). ¿Vos decís que la marca es Lanata?
Y EN ESTE caso sí, vos sos la marca.
Sí, pero tenes que saber hacerlo. A Coca Cola, si no la sabes hacer no la vendes. Igual la marca es una idea. El producto es una idea. La gente se mueve por cosas abstractas no por cosas concretas. Es mentira que la gente es materialista. El amor, la justicia o la felicidad son conceptos abstractos. Acá estás vendiendo una idea. Y bueno, la publicidad hace eso, vende felicidad. Te vas a levantar a esa mina con ese orto. Es sexo, comodidad, lo que quieras. Es una idea, lo que compras no es el producto. De todas formas este es un momento medio raro porque la publicidad está en un momento horrible.
¿POR QUE LOS ves mal a los publicitarios?
Porque se desconectaron del mensaje. El otro día miré un aviso larguísimo de papas fritas y nunca comían papas fritas. Pienso que tienen que bajar un poco con las drogas.
¿BAJAR UN CAMBIO? (repreguntamos)
Bajar un poco con las drogas (reafirma a sabiendas de que esto va para un textual por si quedaban dudas). Tienen que drogarse un poco menos y conectarse un poco más con lo que pasa. Se zarparon. Están en la anécdota, de la anécdota de la anécdota. Es como el discurso ranoico de cuatro en un ascensor, se ríen sólo ellos. El problema es que son tres millones de personas mirando y no es posible que los trates como en un ascensor. Para mí allí está todo ese rol de los creativos en las agencias, distorsionando todo. El creativo es el que cuando todos están en una reunión de saco y corbata él viene de pelo largo y remera; eso es ser creativo. Y creen que por eso son creativos. Hay gente que pone la palabra creativo en su tarjeta y no lo puedo creer.
Y, ¿COMO TE enganchaste con Rodrigo Figueroa Reyes? (el líder de Fire, la agencia que maneja la comunicación de Crítica).
Me cae bien. Nos escuchó. No se sentó a inventarnos. Nos sintetizó. El slogan del diario ("el último diario de papel") sale de una charla que di. Entonces fue inteligente lo que hizo. Empezó todo por el documental de Gastón Portal en coproducción con Fire. Es una de las primeras veces que uso una agencia para laburar. En general los avisos los hago yo. Pero estoy tapado de trabajo y me quería sacar ese quilombo de encima. En un momento tuvimos un par de reuniones con otras agencias pero no funcionaron. Nos veían como a una Ong y pretendían que hiciéramos acciones sociales en la calle. Les dijimos "no somos políticos, no me rompan las bolas". Ahora quieren llevar el documental al Oscar y a Cannes. Hasta hicieron un trailer en inglés. En algún momento se discutió producir doce capítulos con un "docureality", con el diario ya instalado. En verdad, los tuve acá como seis meses hinchándome las bolas, cubriendo todo. Presentes en todas las reuniones.
¿PENSASTE EL TEMA de cómo promocionar el diario desde el vamos?
No estaba enfocado en eso. Igual no hicimos una gran campaña. Me hubiera encantado llenar de spots la televisión. Y todavía hoy puteo porque faltan carteles. Todo el tiempo la gente me habla en la calle. Hoy un tipo me dijo "¿ya salieron?" y me quería matar. Estoy jodido con eso, porque la gente me habla por la calle entonces cualquier cosa que pasa me entero.
¿TE CONVOCARON PARA hacer este proyecto?
No, yo convoque a todos. En los últimos diez años me ofrecieron un montón de veces hacer diarios y siempre dije que no. Bueno, ahora me cayó la ficha y dije sí.
Y MAS ALLÁ del uso anterior del nombre, ¿por qué lo elegís?
Es la primera vez en toda mi vida que uso una marca que no hice. Todas las marcas que usé siempre las hice. Rompecabezas. Día D, Página 12, Veintitrés, Página 30, Hora 25 o Por Qué. Esta vez dije Crítica, no sé por qué. Pensé un montón de marcas pero no me gustaba ninguna. Los diarios son productos del siglo XIX entonces las marcas son grandilocuentes. Justicia, independencia, libertad, y no había ninguna que me pareciera que tenía que ver con esta época. Entonces digo hagamos una marca retro , y se me ocurrió poner Crítica. Cambié el logo y lo hice "decó”. Es deliberado eso. Porque el logo original de Crítica es como el de Crónica, ellos le robaron el logo.
SUENA RARO QUE hayan elegido este nombre de Crítica.
No, porque el personaje de Botana me parece un gran personaje, más allá de lo ideológico pues era un golpista, un desastre, aparte de muy amarillo. Olvídate de esa parte, pero Botana era com el "Citizen Kane", estaba loco, guardaba una especie de Xanadu. Tenía un romanticismo que me gusta. Un diario es romántico. Hay pocas cosas más románticas que un taller de rotativas ¿Nunca quisiste decir "paren las máquinas"? (sigue pregunta en tono cómplice). [Nota aclaración: Xanadu es la mansión ficticia de Charles Foster Kane en la película "Ciudadano Kane'. 1a obra maestra de Orson Welles inspirada en la vida del magnate de las comunicaciones William Randolph Hearst.]
¿COMO VES LA comunicación de otros medios?
Me parece patético que Clarín haga un aviso diciendo por favor "créeme". Opino que así nadie te va a creer. Lo que se debe hacer es no operar para el gobierno, así van a creerte. De Crítica la gente esperaría que le contemos por qué pasan las cosas. Eso es lo que creo. Con Clarín saben que nunca lo van a conocer. Pero aparte, no me planteo una competencia con Clarín. Tenemos una semana de vida y Clarín 60 años. Los diarios son cosas que suben de a poquito. A lo mejor en algún momento podremos darle una pelea, pero en diez años o en quince, no antes.
¿CON QUIEN COMPETÍS?
Con todos. Estoy en el kiosco y quiero ganarle a todos. ¿Qué querría? Vender cuatro millones de ejemplares, ojalá pudiera. Estamos bien como vendemos, pero es obvio que pretendo más. Tiramos cien mil ejemplares el domingo de lanzamiento y agotamos, tiramos ochenta en la semana y después nos empezamos a estabilizar en sesenta. Nos encontramos en cincuenta y pico los días de semana y en ochenta mil los domingos. La campaña de Perfil es buenísima, convencieron a la gente de que un diario puede salir dos veces por semana. Eso me obligó a decir que los diaños aparecen todos los días. Es absurdo. La gente me pregunta "¿qué días sale?". Y lo raro es lo otro, si hace dos mil años los diarios salen todos los días.
HABLANDO DE tiempos, se dice que te cansas rápido.
Es un mito que me aburro de las cosas. Me fui de Página 12 cuando se vendió a Clarín, lo dirigí nueve años. Dejé la televisión tres veces porque me echaron: dos veces Menem y una Kirchner. No porque quise irme. Abandoné Veintitrés porque en un momento tuve que elegir entre quebrar yo o que quebrara la revista y elegí quebrar yo. Entonces no es que soy un dandy que me aburro y me voy. Nada que ver. No es así.
ENTONCES, ¿NO SOLO sos un emprendedor sino que te consideras un empresario?
Está tan desvirtuada la palabra empresario en la Argentina que no sé si quiero serlo. Técnicamente lo soy. Dicen que son empresarios y reciben subsidios del Estado. Nosotros nunca recibimos un mango, peleamos el kiosco. Toda la vida hice empresas privadas. Pero no diciéndole al Estado "quiero ser el único diario, saca los demás". Y te reís, pero cuando dice eso mismo una compañía de teléfono o de agua todos lo toman en serio
Y ACÁ ¿CONTRA quién despotricas?
Nos la agarramos contra nosotros mismos. Contra la propia estupidez, que el diario tendría que estar mejor escrito, mejor editado o los temas mejor elegidos. Nos preocupa que el diario esté peor de lo que podríamos hacerlo, no si es mejor que otro. Porque en el fondo uno lo quiere por uno mismo. La gente que nota si el diario está mal o bien escrito son dos o tres mil tipos, no es un problema de circulación. Pero me gusta que esté bien escrito por mí, porque me da vergüenza que esté mal escrito.
Más allá de los errores que cometió el Estado de Chile en el juicio antes el Ciadi, y que han sido cubiertas de manera notable por el Ciper y John Dinges, la resolución del organismo abre otras puertas que son igualmente interesantes de seguir. La más importante de todas es la posibilidad que Clarín nuevamente salga a las calles, como lo ha anunciado Víctor Pey. Existe un discurso cierto, pero al mismo tiempo un tanto manío (y que lamentablemente busca sus fundamentos en tintes ideológicos y no de mercado), de que la concentración de los medios en Chile ha llegado a un nivel que limita a las audiencias el acceso a información relevante (lo que es verdad) y que elimina los incentivos para la creación de nuevos medios, por lo costoso que es ponerse el traje de "competidor" (algo que sólo tiene parte de verdad). Sin embargo, es evidente que en internet se ha abierto un mundo que rompe en parte esta teoría y que permite que la difusión de contenidos excluidos de los medios corra con más fuerza y, en muchos casos, con mayor nivel de audiencia (y ciertamente de participación) que en los medios tradicionales. Veremos mayor competencia en los próximos años, porque el avisaje apunta a la web. Sin embargo, la presencia de un nuevo actor en competencia, siempre será interesante, especialmente porque obligará a los medios a prestar mayor atención a las audiencias y a los cambios que la sociedad está experimentando. Es de esperar que Clarín salga a las calles con más peso que otras aventuras parecidas. 35 años no pasan en vano. El siguiente texto es de John Dinges, del Ciper.
Hay que leer y ver en forma clara la reciente decisión del Centro de Resolución de Controversias del Banco Mundial (CIADI) para entender lo que implica el fallo que condenó al gobierno a pagar más de US$ 16 millones a los verdaderos dueños del diario Clarín: Víctor Pey Casado y la Fundación Presidente Allende de España, ambos representados por el abogado Joan Garcés. Primero, la decisión deja al descubierto una errada estrategia del gobierno basada más en un cálculo político que en los hechos objetivos de la historia de la expropiación del diario de mayor circulación en Chile, llevada a cabo por el régimen militar.
Segundo, y tal vez más importante para el país con la prensa masiva con menos diversidad política de toda América Latina: el monto del pago ordenado -aunque mucho menos que los US$ 517 millones pedidos originalmente- deja en la puerta la posibilidad de lanzar un nuevo diario Clarín. Y ello, porque una vez conocida la resolución del CIADI, incluyendo los montos, tanto Pey como Garcés han dicho que no hay ningún cambio a su voluntad de sacar el diario a la calle. Tercero, el gobierno cometió un grave error –según el Tribunal- al compensar a otras personas por la expropiación de Clarín. De no haber sido por esta acción del gobierno en 2000, en la famosa Resolución 43 del Ministerio de Bienes Nacionales, el Tribunal hubiera rechazado el reclamo de Pey en su totalidad. O sea, el gobierno de Chile está pagando dos veces por la misma confiscación: una vez a personas que no eran los verdaderos dueños de Clarín, lo que ha tenido como resultado el que se lo obligue a pagar una segunda vez al verdadero dueño según el Tribunal: Víctor Pey.
De refrendarse este fallo del CIADI, el gobierno de Chile terminará gastando más de US$ 30 millones del erario chileno por la expropiación que en dictadura se hizo del diario Clarín. Y esto, porque a los más de US$ 16 millones que deberá pagar a Pey hay que agregar los US$ 9 millones que se pagaron en 2000 a otros dueños, los US$ 5 millones que se han gastado en la defensa jurídica ante el CIADI según el calculó del ex ministro de Economía Alejandro Ferreiro, y los millones que se gastarán en la misma defensa con la decisión del gobierno de reclamar la nulidad del fallo ante el CIADI. Los hechos El texto de la decisión de CIADI tiene 236 páginas. Darse el trabajo de leerla toma tiempo, pero es instructivo. Porque la decisión del tribunal con más credibilidad y prestigio en el ámbito del comercio internacional, rechaza en casi cien por ciento la versión de los hechos que ha prevalecido en la percepción pública en Chile, una versión única de los opositores a Clarín dentro y fuera del gobierno.
1-. “Víctor Pey nunca compró el diario Clarín a su dueño Darío Sainte Marie, el famoso “Volpone”. RECHAZADO.
En el párrafo 179, el tribunal concluye: “El Sr. Pey Casado procedió efectivamente a la adquisición de las sociedades CPP S.A. y EPC Ltda., contrariamente a lo que alega la Demandada [el gobierno de Chile]. En segundo lugar, estima que esta adquisición debe ser considerada como una inversión de acuerdo al artículo 25 del Convenio CIADI”. En otro párrafo (197), el Tribunal comenta la debilidad del argumento del gobierno: “La convicción del Tribunal se ve reforzada por el hecho de que la versión de los hechos defendida de manera activa por el Estado de Chile no se sustenta en ninguna prueba pertinente…”
2-. “Los verdaderos dueños de Clarín son los herederos de Volpone y de varias personas más a quienes el gobierno pagó una compensación de $9 millones de dólares por una decisión administrativa del Ministerio de Bienes Nacionales, en virtud de la Resolución 43 del 28 de abril de 2000”. RECHAZADA
Este es un artículo que dejaría muy contento a los detractores que el NYT ganó en Chile luego de sus puntiagudas columnas: la de los antibióticos en los salmones y la que defendía a la Patagonia de las centrales en el Baker y el Pascua.A pesar de los altos niveles de rentabilidad que sigue marcando los estados financieros del diario estadounidense, su nivel de vulnerabilidad es el más alto de su historias. Su precio en bolsa bajó de de US$7 billones en 2002 a sólo 2,8 billones el año pasado y las proyecciones de los inversionistas en Wall Street no son alentadoras. Si se considera que Murdoch pagó US$4, 5 por el Wall Street Journal no es difícil anticipar que el NYT pronto quedará a tiro de cañón. Esto a pesar de los esfuerzos de la familia Sulzberger -una de las pocas que se mantiene al mando de un periódico importante- por modernizar el diario y adecuarlos a las necesidades de los usuarios. Sin embargo, la publicidad va en retirada y internet no cubre aún los gastos de un diario, lo que pone en duda la capacidad de los Sulzberger de mantener el control del diario a pesar de ser mayoría en la mesa directiva. Las posibilidades que se plantean está desde el ingreso a la propiedad de Warren Buffett hasta el peor escenario: la arremetida de Murdoch. Tal como es de suponer, el establishment político jugará un rol tan importante como los Sulzberger en el futuro del NYT. O mayor. El siguiente es un artículo de Vanity Fair.
Happy newspaper families are alike, and, it seems, unhappy newspaper families are alike, too: in the end they all lose their papers.
Arthur Sulzberger Jr. atop shields of the vanquished. Photo illustration by John Corbitt; by Luiz C. Ribeiro/Rex Features (Sulzberger). The Sulzbergers of The New York Times, along with the Grahams of The Washington Post and, until recently, the Bancrofts of The Wall Street Journal, have been among the most peaceable, stalwart, and worthy newspaper families of the ages, marrying the salubriousness of wealth and prestige with the virtues of enlightened ownership. What’s more, the Sulzbergers pioneered a historic family-and-corporate-ownership structure which was, in theory, next to impossible for an unwelcome outsider to mess with.
Nevertheless, two years ago, Hassan Elmasry, a former night-school business student working as a portfolio manager in the London office of Morgan Stanley, began a concerted campaign of shareholder activism against the Times, demanding, among other things, an end to the inequitable dual-share structure on which it bases its independence—i.e., the Sulzberger family, owning less than 20 percent of the company, controls a 70 percent voting majority. His efforts resulted in focusing attention on the Times’s declining business and helped prod the company to raise cash by disposing of its nine television stations. Still, Elmasry’s campaign was quixotic: he was asking the beneficiaries of the dual-class structure (the Sulzbergers’ Class B shares with majority voting rights versus everyone else’s Class A shares with limited rights) to declare their own obsolescence. While, in two annual meetings of discontent, Elmasry managed to get as much as 42 percent of the Times’s shareholders to vote with him—a majority of non-Sulzberger shareholders and a whopping sign of corporate unfriendliness—the Sulzberger family, as the legal structure put in place in 1968 was designed to enable them not to do, wasn’t budging (however grim and uncomfortable they might have seemed). Hence, in October 2007, Morgan Stanley gave up its campaign, sold its position, and, with some sheepishness—confirming the general “What were they thinking?” sense among Wall Street professionals—walked away.
Este artículo no es nuevo. Pero plantea un tema que cada día se hace (aparentemente) más imprescindible: la velocidad de los cambios y el modo de no quedar abajo. "El futuro no nos necesita", tituló alguna vez Billy Joy, editor de Wired y la verdad los medios muchas veces parecen enfrentarse a esta máxima con resignación. Cómo hacemos para que los contenidos, la continuidad de la información y la adaptación a las nuevas plataformas logren la velocidad de los cambios tecnológicos. Hasta ahora hemos ido a la retaguardia de los cambios, desde la educación, pasando por el diseño y, por supuesto, la implementación. La teoría dice que el progreso exponencial de las tecnologías durante el Siglo XXI será igual a la suma de los XXI siglos anteriores. Entonces ¿es lógico pensar que podremos avanzar a esa velocidad?Parece que no. Pero quizás, los medios (y los periodistas), no debiéramos asumir que estas transformaciones deben ser recogidas en su totalidad. Y lo mejor es pensar cómo podemos seguir satisfaciendo a nuestras audiencias que buscan buenos contenidos, identidad, análisis y perspectiva. Pero también creatividad y diversión.No cabe duda, que la tarea de entender el negocio es más complejo que armar una página web con una buena interfase, crear una aplicación en Facebook y generar contenidos para plataformas móviles.
You will get $40 trillion just by reading this essay and understanding what it says. For complete details, see below. (It's true that authors will do just about anything to keep your attention, but I'm serious about this statement. Until I return to a further explanation, however, do read the first sentence of this paragraph carefully.)
Now back to the future: it's widely misunderstood. Our forebears expected the future to be pretty much like their present, which had been pretty much like their past. Although exponential trends did exist a thousand years ago, they were at that very early stage where an exponential trend is so flat that it looks like no trend at all. So their lack of expectations was largely fulfilled. Today, in accordance with the common wisdom, everyone expects continuous technological progress and the social repercussions that follow. But the future will be far more surprising than most observers realize: few have truly internalized the implications of the fact that the rate of change itself is accelerating.
This disparity in outlook comes up frequently in a variety of contexts, for example, the discussion of the ethical issues that Bill Joy raised in his controversial WIRED cover story, Why The Future Doesn't Need Us. Bill and I have been frequently paired in a variety of venues as pessimist and optimist respectively. Although I'm expected to criticize Bill's position, and indeed I do take issue with his prescription of relinquishment, I nonetheless usually end up defending Joy on the key issue of feasibility. Recently a Noble Prize winning panelist dismissed Bill's concerns, exclaiming that, "we're not going to see self-replicating nanoengineered entities for a hundred years." I pointed out that 100 years was indeed a reasonable estimate of the amount of technical progress required to achieve this particular milestone at today's rate of progress. But because we're doubling the rate of progress every decade, we'll see a century of progress--at today's rate--in only 25 calendar years.
Resulta curiosa la discusión por las columnas del NYT. Algunos se asombran de que un artículo de opinión cargue con un sesgo, en consecuencia que la "opinión" ya es un sesgo. Y tampoco el NYT es infalible. Más allá de las mentiras de Jason Blair ultra recordadas, el diario estadounidense ha recibido cientos de críticas en su vida por columnas "cargadas de sesgos", tanto en su mirada sobre el conflicto del Medio Oriente, como la negación del genocidio armenio, como por la política estadounidense en Centroamérica en la década de los ochenta. Hay algunos libros que incluso develan el comportamiento poco profesional del NYT en la cobertura de la candidatura a la reelección de Richard Nixon a comienzos de los setenta (The Boys on the Bus) y esos no eran artículos de opinión. También es curioso que los medios chilenos apenas se refieran a las innumerables infracciones que ha recibido, fuera y dentro del país, la industria salmonera. Basta observar de cerca sus faltas en materia laboral y ambiental, para entender que el Estado no está haciendo su trabajo. No pasará mucho tiempo antes que vuelva a recibir una andanada de "sesgos" periodístico. Fuera de Chile, por supuesto. Es bueno aprovechar estos momentos para alejarse de los chovinismos y entender que lo menos curioso (y lógico) sería revisar los métodos y las maneras más correctas para hacer periodismo que tenemos. Las siguientes son las columnas de Fernando Paulsen y John Dinges sobre la cobertura del New York Times.
Elmostrador Paulsen Elmostrador Dinges Por Fernando Paulsen El diario The New York Times ha caído en desgracia ante el gobierno de Chile y la industria salmonera. La decisión de uno de los supermercados más grandes de EE.UU., Safeway, de suspender sus adquisiciones de salmones chilenos, unido a la sensación térmica de desastre instantáneo que se respira cada vez que un medio internacional connotado se refiere con críticas a lo que se hace en Chile, generó uno de los abrazos más súbitos y estrechos entre Gobierno y sector privado de que se tenga memoria. En menos de una semana, La Moneda había nominado al encargado de la Imagen País, Juan Gabriel Valdés, coordinador oficial del Estado y la industria salmonera, para responder a esta situación. Antes de que Valdés hiciera sus primeras intervenciones públicas, el ministro de Relaciones Exteriores, Alejandro Foxley, había señalado:
"Vamos a estar atentos para apoyar una acción internacional que desmienta algunos hechos que ahí se afirman y que no están para nada comprobados". En el mismo día se pronunciaron, además de Foxley, el ministro del Interior, Edmundo Pérez Yoma, y el embajador en Washington, Mariano Fernández, enviaba una carta al New York Times, enfatizando la importancia de la industria salmonera para Chile y estableciendo que la FDA norteamericana nunca había hecho cargos a la producción de peces chilenos. Juan Gabriel Valdés, ya posicionado de su nueva misión ratificó el vínculo con los productores privados de salmones: "Queremos apoyarlos (a los productores de salmón) en las medidas que ellos van a tomar y estamos atentos a que esto no se transforme en una campaña que pueda dañar seriamente un sector exportador chileno". Todo esto por un artículo en The New York Times. Como dice Joan Manuel Serrat, en su canción Señora, "cuando se abre una flor/ al olor de la flor/ se te olvida la flor". Resulta que parece que muchos escucharon New York Times, escucharon campaña contra salmones chilenos, vieron a las autoridades de gobierno y empresarios del sector en la televisión y se olvidaron de leer el artículo. Esa es la fuente documental de esta reacción, donde gobierno y empresarios se han envuelto en la bandera nacional, para salir a enfrentar a quienes atentan contra la Patria económica. Las afirmaciones y las fuentes Leámoslo. El artículo del diario neoyorquino hace cinco afirmaciones factuales:
1.- Existe un virus en Chile, el ISA (Anemia Infecciosa del Salmón), que está "matando millones de salmones", destinados a los principales mercados mundiales. 2.- En la producción de los salmones, desde hace algún tiempo, se han utilizado antibióticos para enfrentar una serie de enfermedades no-virales en los peces. Algunos de estos antibióticos estarían prohibidos para uso animal en EE.UU., principal mercado comprador. 3.- Este nuevo virus afecta en especial a una compañía de propiedad noruega, Marine Harvest, la mayor productora de salmón del mundo y que exporta el 20% de la producción chilena. 4.- Han habido estudios que revelan la presencia de antibióticos en salmones exportados a Europa, Japón y Estados Unidos. 5.- Pescadores de las zonas contiguas a las granjas de salmones dicen que los peces silvestres están consumiendo los pellets que se escapan de las jaulas de salmones, recibiendo los medicamentos cuestionados y afectando su tamaño y coloración.
El promedio de edad de los lectores de diarios (los que lo consumen habitualmente) llegó a los 55 años. En el otro extremo, sólo un 19% de los jóvenes de entre 19 y 34 años tienen este hábito. Este tipo de registro, que muchos usan para ponerle fecha de muerte a los diarios, hoy es parte de una discusión mayor: el trabajo de los periodistas y las nuevos modos de aceptar y canalizar la profesión. No sólo los desafíos que plantean las plataformas para multiplicar las formas de narración de un hecho o una historia. También comienzan a tambalearse conceptos como la objetividad, palabra que en los subterráneos de la profesión ya sólo se usa con ironía. Además, las ideologías (que están matizadas, pero no han desaparecido) también han entrado en el juego. Los diarios, por diferentes razones, comenzaron a quedar en la vereda conservadora y es la web la que está concentrando los contenidos liberales, los que no aparecen en los diarios y probablemente, los que muchos jóvenes discuten. En Chile, PalataformaUrbana tiene más de 800 mil visitas únicas mensuales y Reclamos.cl más de 600 mil. Dos sitios que, en general, manejan contenidos que los diarios deben olvidar. El siguiente artículo del New Yorker, plantea el porqué nos vamos alejando del papel. La suma de razones para un camino sin final evidente.
Por Eric Alterman Artículo Newyorker The American newspaper has been around for approximately three hundred years. Benjamin Harris’s spirited Publick Occurrences, Both Forreign and Domestick managed just one issue, in 1690, before the Massachusetts authorities closed it down. Harris had suggested a politically incorrect hard line on Indian removal and shocked local sensibilities by reporting that the King of France had been taking liberties with the Prince’s wife.
It really was not until 1721, when the printer James Franklin launched the New England Courant, that any of Britain’s North American colonies saw what we might recognize today as a real newspaper. Franklin, Benjamin’s older brother, refused to adhere to customary licensing arrangements and constantly attacked the ruling powers of New England, thereby achieving both editorial independence and commercial success. He filled his paper with crusades (on everything from pirates to the power of Cotton and Increase Mather), literary essays by Addison and Steele, character sketches, and assorted philosophical ruminations.
Three centuries after the appearance of Franklin’s Courant, it no longer requires a dystopic imagination to wonder who will have the dubious distinction of publishing America’s last genuine newspaper. Few believe that newspapers in their current printed form will survive. Newspaper companies are losing advertisers, readers, market value, and, in some cases, their sense of mission at a pace that would have been barely imaginable just four years ago. Bill Keller, the executive editor of the Times, said recently in a speech in London, “At places where editors and publishers gather, the mood these days is funereal. Editors ask one another, ‘How are you?,’ in that sober tone one employs with friends who have just emerged from rehab or a messy divorce.” Keller’s speech appeared on the Web site of its sponsor, the Guardian, under the headline “NOT DEAD YET.”
Perhaps not, but trends in circulation and advertising––the rise of the Internet, which has made the daily newspaper look slow and unresponsive; the advent of Craigslist, which is wiping out classified advertising––have created a palpable sense of doom. Independent, publicly traded American newspapers have lost forty-two per cent of their market value in the past three years, according to the media entrepreneur Alan Mutter. Few corporations have been punished on Wall Street the way those who dare to invest in the newspaper business have. The McClatchy Company, which was the only company to bid on the Knight Ridder chain when, in 2005, it was put on the auction block, has surrendered more than eighty per cent of its stock value since making the $6.5-billion purchase. Lee Enterprises’ stock is down by three-quarters since it bought out the Pulitzer chain, the same year. America’s most prized journalistic possessions are suddenly looking like corporate millstones. Rather than compete in an era of merciless transformation, the families that owned the Los Angeles Times and the Wall Street Journal sold off the majority of their holdings. The New York Times Company has seen its stock decline by fifty-four per cent since the end of 2004, with much of the loss coming in the past year; in late February, an analyst at Deutsche Bank recommended that clients sell off their Times stock. The Washington Post Company has avoided a similar fate only by rebranding itself an “education and media company”; its testing and prep company, Kaplan, now brings in at least half the company’s revenue.