miércoles, agosto 29, 2007

El diario del futuro

La muerte del empresario Anacleto Angelini, la mayor fortuna de Chile, devela nuevamente que la crisis de los diarios está más cerca de su propia negligencia que de la expansión de internet. Los diarios (y la televisión en igual medida) vaciaron todos los elogios posibles sobre Angelini, olvidando sus influencias políticas sobre senadores de la Democracia Cristiana y la coalición gobernante, la depredación que provocaron sus pesqueras en el norte de Chile, su conservadora estrategia empresarial, la contaminación de un santuario de la naturaleza protegido internacionalmente y su, al menos cuestionable, gestión laboral. Pero de esto, poco y nada. Bob Cauthorn, vicepresidente del San Francisco Chronicles y presidente de de Digital Media, ha repetido muchas veces que el futuro de los diarios no es tan negro como se presenta, que su caída coincide con una baja importante en la credibilidad y la calidad de sus contenidos, más que en razones exógenas, que obviamente abultan el fenómeno. Mientras más se alejen los diarios de las inquietudes de los ciudadanos más vulnerable será su futuro. Todavía nadie logra demostrar que puede vivir con avisaje y sin audiencias.

Por Jack Schafer
As newspaper circulation cartwheels into the abyss and print advertisers defect to the Web, publishers keep profit margins high by snipping, shearing, and slicing costs. The large-wingspan Wall Street Journal recently shrank its page size to the industry standard to save an estimated $18 million annually, and the New York Times will soon follow.
Dollar-pinching publishers are now paying experienced reporters and editors to leave their jobs. Buyouts will soon reduce the Los Angeles Times to 850 journalists, about three-quarters of its peak.* The San Francisco Chronicle has announced plans to cut the newsroom from 400 to 300. The San Jose Mercury News employed 400 journalists seven years ago and will soon have only 200 crashing the keyboards. Similar stories can be told about the Dallas Morning News, the Boston Globe, the Philadelphia Inquirer, the Baltimore Sun, and other newspapers. Foreign bureaus are being shuttered, and full-time arts slots at newspapers in Atlanta, Minneapolis, Chicago, and elsewhere have been eliminated or downgraded.How many journalists can a newspaper jettison before its hair falls out and its ribs start showing?

The connection between quality and head count would seem intuitive, but a dip into the microfilm archives of the New York Times and Washington Post shows that decent newspapers have been produced with far fewer hands.

In the last three or four decades, newsroom staffs have ballooned almost everywhere. Today's Times employs about 1,200 newsroom staffers and the Post about 800. But 35 years ago, each produced a quality daily with about half that number, according to Leon V. Sigal's 1973 study, Reporters and Officials: The Organization and Politics of Newsmaking. Sigal found that the Times employed 500 "reporters, editors, and copyreaders" and the Post about 400 at the time.

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viernes, agosto 24, 2007

...Esto sí es Periodismo

La poco reveladora editorial de Los Angeles Times, ha generado una nueva discusión sobre las características de los blogs y su contenido. Aquellos que un críticos describió como un "potpurri de opiniones y un poco más". Nuevamente la capacidad de llamar periodismo a lo que no huele a lo que estamos acostumbrados a ver, se ha levantado como un muro que divide a los que sienten que la profesión está perdiendo sus bases y los que prefieren suponer que se generó un nuevo paradigma y que probablemente, más allá de los llantos, no hay ya nada que cambie el actual escenario. Como dice Fogel, la irrupción de Google entre 1997 y 1998 entregó a la audiencia una herramienta para emanciparse de las viejas categorías de los medios. Y desde ese momento, la vuelta atrás es sólo una ilusión o sólo una forma heroica de enfrentarse a lo inevitable. El punto está en cómo debemos enfrentar esta nueva cultura y cómo lo harán los nuevos periodistas. La columna de Jay Rosen, fundador de Newassignment.net, entrega algunas luces.

Editorial.JayRosen

Editorial.Michaelskube
That's what you're in for when a great American newspaper runs a Sunday opinion piece as irretrievably lame as "Blogs: All the noise that fits" by Michael Skube (Aug. 19). Skube is a former Pulitzer Prize-winning author who teaches journalism at Elon University in North Carolina. (Bio.)In 2005, he wrote a similar column for the News & Record in Greensboro, N.C. There he made fun of the "evangelical fervor that attends blogging," and suggested that bloggers were people who didn't have normal lives, or children. "I don't know many people who have time to read blogs," he wrote. "None of my neighbors do."There was a darker theme. "I find myself doing something in my journalism class that gives me considerable unease." What was it? " ... discussing that often truculent tribe that calls itself bloggers."

That students wanted to talk about blogs as journalism filled him with craft-dread.Notice that not having time to read them didn't prevent Skube from writing about blogs, which could be considered odd behavior for a college professor. (We're supposed to read a lot, then write.) I can't link to his '05 piece because, according to Diane Lamb, a librarian there, "Skube does not permit his columns to be available in the online public archives of the News & Record."

Ed Cone, a local journalist who also keeps a blog, called him up back then to ask Skube where he got his understanding of blogs, because his column hadn't mentioned any. Skube said he had "scanned a bunch of blogs," but could think of only one scanee, Andrew Sullivan. "Given his statement that blogs don't do real journalism, I asked him what he thought about Josh Marshall's Talking Points Memo," Cone wrote. "He remembered Marshall as a magazine writer, but was unfamiliar with his blog, or its new investigative-reporting plan."

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martes, agosto 21, 2007

"Esto no es periodismo"


Este es el título de una belicosa columna escrita por Los Angeles Times, que en su encendido contenido compara a Google con Bin Laden. La editorial no sólo representa el pensamiento de uno de los mayores y más importantes diarios de Estados Unidos, sino que además sale al paso (o lo intenta) a los cuestionamientos que está teniendo el Periodismo en todas sus dimensiones: cuál es su rol, quién debe representarlo, cuál es su misión y, sin duda, cómo debe enseñarse. LATimes intenta revelarse frente a la realidad de que millones de personas son hoy generadores de contenidos sin haber pasado por una universidad, que cientos de sitios hacen periodismo sin tener credenciales de alguna agrupación gremial y que muchos otros usan (y también abusan) de contenidos generados por medios de comunicación tradicionales. Hoy la profesión está frente a dos mundos. Los diarios que intentan responsabilizar a internet por la poca pericia que han demostrado para conquistar nuevas audiencias y las críticas abiertas al trabajo de muchos profesionales, que está llevando al debate incluso a cuestionar la necesidad de su existencia. Es obvio que los gritos desesperados (es sorprendente la editorial de LATimes) no sirven de nada. Parece más desafiante ponerse en la frontera y llevarse lo mejor del viejo mundo periodístico para reconvertir una profesión que no tiene otro camino que sentar nuevas bases, compartir con los ciudadanos, retomar sus conceptos centrales y no olvidar que finalmente el contenido es el rey.

Editorial
Many publishers consider the Internet, and Google in particular, a greater threat to their livelihoods than Osama bin Laden. Among those who have taken particular offense at Google are some current and aspiring newspaper publishers, including Sam Zell (who's in the process of buying Tribune Co., owner of the Los Angeles Times), who once famously asked, "If all of the newspapers in America did not allow Google to steal their content, how profitable would Google be?"Up to now, Google's news site hasn't been a moneymaker for the company, at least not directly. There are no ads on Google News, just links to stories on websites run by newspapers, magazines and other news outlets. Those links prompt people to spend more time on the news media's sites, potentially increasing their ad sales.

But Google now is doing yet another thing that's bound to get under journalists' skin. This month, it announced plans to let people and organizations comment on the stories written about them. For example, if The Times ran another exposé on conflicts of interest within the Food and Drug Administration's drug-approval process, Google News would provide a forum for the FDA and any researchers or drug manufacturers implicated in the story to respond, unedited.The feature implies that the stories aggregated by Google News are incomplete -- possibly because of limited space, but also possibly because of bias, neglect or ignorance. News organizations have their flaws, and the added comments on Google may demonstrate that. But Google's effort may have a happier side effect: It may illustrate why journalism is more than just aggregating information -- and why Google News isn't really its competition after all.

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martes, agosto 14, 2007

El ciberleviatán por Fogel

En 1999, Latinoamérica respiró al ritmo del Nasdaq. Y los jóvenes emprendedores de internet, una raza escogida, sólo hablaban de los millones que lograrían en muy pocos años gracias a las la rápida valorización de sus acciones (títulos de la empresa). Despreciaban la "vieja economía". Esos profetas, después de la explosión de la burbuja, hoy son más cautelosos. Internet es hoy una cultura democrática, sin fronteras naturales (incluso más allá de los 100 millones de webistes que aparentemente existen), pero es al mismo tiempo un mundo al que nos estamos acostumbrando y en el que tenemos una apuesta sobre la base de supuestos y tendencias. Ni siquiera somos capaces de resumir sus efectos sobre la sociedad. Aunque algunos de éstos se pueden intuir. El ensayo de fines de los 90 estaba basado en el delirio de la mina de oro, hoy el fundamento está en el conocimiento. El Leviatán que describe Fogel en este texto publicado por Letras Libres, no es el Thomas Hobbes. Es todo poderoso, ejerce una influencia superior muy difícil de contrarrestar, pero está lejos de ser la figura oscura y temida. Y está lejos de ser representar la pesadilla del absolutismo todopoderoso. No representa la democracia de los "millones" como aventuraban los "pioneros" en 1999. Lo más atractivo hoy es sentir que estamos comenzando el camino.


1. Me equivoqué. Tenía que rechazar la oferta. El tema del artículo tiene poco sentido. En realidad, internet, el periodismo y el ejercicio de la ciudadanía configuran un triángulo incomodo.

A. Históricamente, el periodismo ayudó al ejercicio de la ciudadanía: el periódico moderno nació para gritar en los rincones más lejanos de un país lo que se había dicho en los debates del Congreso el día anterior; era un vector orientado desde la capital hacia la provincia.

B. Internet ignora el recorrido de lo que vincula; es una red abierta: al no tener un servidor central prescinde de un centro, entonces desconoce la periferia. Ignora la existencia de la capital o del territorio del imperio.

2. Mejor desistir de la escritura del artículo. Empiezo a teclear algo para demostrar cómo internet, la red planetaria, no contribuye a la identidad política del ciudadano ubicado en un país, nación, pueblo, etc. Busco referencias, hasta descubrir una cita en La galaxia Gutenberg de Marshall McLuhan: El impreso creó la uniformidad nacional y el centralismo gubernamental, pero creó también el individualismo y la oposición al gobierno.

Ejemplo perfecto de la cuarta ley establecida por el mago de los medios: al alcanzar los límites de su potencialidad, un medio funciona al revés. La ley vale para internet como para los otros medios. Internet es también el contrario de internet: vincula y aparta. Escribiré el artículo. Fin del párrafo. ENTER.

3. Desconocemos el tamaño de internet. Es una red que conecta más de cien millones de sitios activos en la web, más de mil millones de internautas, más de cuatro mil millones de discos duros. Los sitios almacenan páginas, los seres humanos funcionan con memorias biológicas y los discos duros son memorias ROM (Read Only Memory, acumulación permanente y rememorante de información ordenada). Pero lo importante es la memoria RAM (Random Access Memory), la memoria procesional, relacional, auto-borrada de manera continua, que utiliza la computadora para hacer operaciones y navegar en internet.

“La cultura está empezando a dejar de comportarse como, principalmente, una memoria dearchivo para hacerlo en cambio como una memoria de procesamiento, de interconexión de datos –y sujetos– de conocimientos”, escribe José Luis Brea en su ensayo Cultura—RAM (Gedisa). Hay que mirar cuidadosamente la cita: las cursivas utilizadas en la frase para nombrar a las memorias pertenecen a la cultura del libro y de la tipografía, es decir al mundo real; la pequeña línea entre “Cultura” y “RAM” en el título del libro es la manera de expresar el espacio vacío entre dos palabras en una dirección de internet, en el mundo virtual.

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viernes, agosto 10, 2007

El atractivo camino del website


Según los últimos datos de The State of the News Media los website de los principales diarios estadounidenses se han convertido en la mejor noticia para este depresivo sector. Sus ganancias están creciendo del orden de un 22% anual y, mejor aún, se calcula que los visitantes permanece en promedio 30 minutos en el sitio. Hace un par de años, los dos diarios online más visitados en español (elmundo.es y clarin.com) registraban un promedio de 14 minutos en sus respectivas plataformas. El fin del minimalismo, la entrega de videos, acceso a comunidades, blogs, contenidos propios y de generación común, buscadores especializados, clasificados "inteligentes" y una importante interactividad con las audiencias, ha llevado incluso a los medios más conservadores a revitalizar sus páginas. El sitio de CNN y de la revista Time son claros ejemplos de la nueva fisonomía de los websites, cada vez más atractivas para las agencias de publicidad. Ya es más que obvio que el solo objetivo de actualizar noticias no es el camino.


Por Barb Palser
www.ajr.org/Article.asp?id=4398
To new-media trailblazers, newspaper tribulations sometimes seem adorably quaint. Consider the controversy over front-page newspaper ads reported by Donna Shaw in AJR's last issue ( "A Fading Taboo," June/July). "Page-one ads may net premium prices," Shaw writes, "but they're distasteful to many journalists who believe they violate the purity of page one and the sacred wall between news and business. From a design standpoint, they can detract from the flow and order of a page."

Front-page purity? Online news sites waived that notion a long time ago. Design flow and order? It's a nice ideal, seldom achieved on the Web. Standards of taste, meanwhile, are flexible. If you have doubts about that, just picture the gyrating silhouettes on those ubiquitous ads for LowerMyBills.com. Or the mélange of "rich media" ads that push down, pop up and take over entire pages.

In her piece, Shaw listed the New York Times, Los Angeles Times, Boston Globe and Minneapolis' Star Tribune among papers that didn't allow ads on their front pages. (The L.A. Times is now planning to do so.) But look at their Web sites. At the moment, there are 13 ads on the home page of NYTimes.com , 13 on Boston.com and a relatively conservative four on LATimes.com . StarTribune.com loads against a full-page background of bright red wallpaper advertising an auto dealer. The page itself offers nine ads.

Apparently the practice of labeling Web ads has gone by the wayside, along with any limits on the number that can appear on a page. As of this writing, LATimes.com is the only site of the four above that labels all of its home-page ads. Boston.com labels most ads; NYTimes.com and StarTribune.com haven't bothered at all. While most Web users will recognize a standard-sized banner or square display ad, these sites offer several unlabeled ads that are not so obvious.
Why is there such a glaring double standard between print and online editions when it comes to advertising? As Shaw explains, newspapers have a decades-long legacy of rejecting page-one ads in order to demonstrate their objectivity. Things played out differently on the Web, in an era when the separation of editorial and sales was more firmly established and the Internet was expected to topple traditional rules. News sites initially shunned home-page banner ads, but that didn't last long. Then the pressure grew to make Web sites

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martes, agosto 07, 2007

La TV y la cultura por Valerio Fuenzalida


Una de las principales conclusiones del Congreso sobre Televisión Cultural realizado por la Fundación de Nuevo Periodismo Iberoamericano y la Escuela de Periodismo de la UDP, fue que las discusiones sobre la TV Digital recién comienzas, sus alcances no están claros y es un problema regional. Evidentemente este análisis parte de la base que quizás el fin de lo analógico, signifique el fin de la supremacía de la entretención por sobre la cultura, o de las dictaduras del rating y todos sus "maleficios". Sin embargo, lo más interesante del Congreso que organizó la FNPI es que no se discutió sobre la base de dogmas: es decir, el desafío para el mundo cultural es tan poderoso como el que le espera a los medios en general. Simplemente se habló de posibilidades, de los caminos que abre una nueva televisión, con más señales, para las minorías que buscan otros activos en la pantalla. En el siguiente texto, el investigador Valerio Fuenzalida desglosa la actual situación de la "cultura" en la televisión: lo que vemos, lo que dejamos de ver y lo que veríamos con un poco de esfuerzo.


Por Valerio Fuenzalida
Quiero comenzar con una nota previa: en noviembre del 2005, el Ministerio chileno de la Cultura realizó un Seminario internacional que luego se ha publicado en un libro bajo el nombre de Cultura y Televisión. Arte, Identidad, y Mercado: una relación posible. Editorial LOM. Santiago. 2007.
En mi presentación en ese evento destaqué dos hechos, que deseo recordar como contexto necesario. Primero, la TV en general ha introducido un cambio en el concepto de cultura heredado de la Ilustración. Hice notar que la TV recibida en el Hogar tiene un fuerte impacto cultural en lo que se llama la Cultura de la Vida Cotidiana: esto es, la revalorización del espacio-tiempo privado en el hogar y el reaprecio de la calidad de esa vida cotidiana.
La investigación de la recepción televisiva muestra que, como consecuencia de lo anterior, las expectativas formativas y educativas de las audiencias a ser satisfechas por la TV abierta, tienen que ver no tanto con la escuela y la alta cultura ilustrada sino con mejorar la calidad de vida cotidiana. Esta expectativa es muy intensa en la mayoría de la empobrecida audiencia latinoamericana.
Como respuesta a ese reaprecio por la calidad de vida en el hogar, en TV cable aparecen canales llamados de “estilos de vida”, como People+Arts, Gourmet, Discovery Home & Helth, Utilísima, Food & Wine, y muchos otros.

Quienes disfrutamos de la alta cultura ilustrada debemos ser sensibles a la legítima ampliación del concepto del cultura.

En segundo lugar, es necesario investigar el tema de TV y economía de la cultura. La relación TV y Cultura no solo ocurre porque las obras y actores culturales aparecen en la pantalla, sino también ocurre porque la industria televisiva proporciona recursos a los creadores; recursos que pueden, en parte, ser reinvertidos según sus propios intereses culturales.

Yo he formulado la hipótesis estimativa que los actores santiaguinos de Teatro en conjunto reciben entre 5-10 millones de dólares anuales traspasados como honorarios desde la TV. Me consta que algunos de esos actores dedican parte de esos ingresos al montaje y experimentación con obras de teatro en salas. Mi hipótesis es que está ocurriendo un traspaso económico muy invisible y no cuantificado, el cual estaría también contribuyendo a sustentar el amplio florecimiento del teatro de salas en Santiago. Si se verificaran estos datos aparecerían inéditos y valiosos circuitos virtuosos de apoyo desde la industria cultural de la TV hacia el Teatro y otras áreas culturales.

Dejo señalada esta advertencia contextual y abordo los bienes de la Alta Cultura y la TV, que me parece es nuestro tema

1. Cuatro géneros culturales aparecen en la TV abierta chilena

Una mirada breve a los programas culturales que aparecen más constantemente en la TV chilena muestra que ellos se pueden agrupar en cuatro grandes géneros.

a) Aparece una preeminencia de la cartelera cultural: en los noticiarios, y en algunos magazines de compañía, especialmente por las mañanas. Es la cartelera que anuncia a la audiencia la actualidad de los espectáculos por aparecer.

b) También existe un segundo grupo de programas especializados, habitualmente en géneros como Magazines culturales de actualidad, y algunos segmentados en diferentes áreas – literatura, plástica, artes visuales, etc. En este seminario ya se ha mencionado algunos de ellos, como “El Show de los libros”, “La belleza de pensar”, “Bellavista 0990, “Cine Video”, “Coyote”, “La Hora 25”, y otros.

c) En tercer lugar hay algunos espacios en el género de documentales. Entre ellos, “La Cultura Entretenida” en TVN, probablemente el espacio más prolongado en el tiempo; pero también el espacio “Fragmentos” con realizadores chilenos de documentales; y algunos documentales o reportajes antropológicos, que han tenido larga presencia en pantallas chilenas: “Tierra Adentro”, “Frutos del país, “Flor de país”.

d) Finalmente, en tanto géneros hay que mencionar las recientes series históricas: “Héroes” en canal 13, y miniseries como “Epopeya” en TVN.

2. Carencias en Chile de tres géneros

Es también posible constatar la ausencia de algunos géneros programados de modo habitual

a) Espectáculos y eventos culturales emitidos en vivo. Quiero solo mencionar esta ausencia, que se ha ido acentuando a partir de la década de los ’90. Y también solo quiero anotar que existe mucha discusión acerca de lo semióticamente apropiado de transmitir estos géneros; como conciertos de música docta en vivo – dado que por su visualidad abstracta (emitida originalmente a grupos en salas especialmente acondicionadas a la recepción presencial) es muy complejo de ser comunicada electrónicamente y sin contacto psico-físico directo. También se discute que el Teatro dramático se comunica muy deficientemente por TV, ya que su intensidad requiere presencia del público; de ahí la preferencia de la TV por la comedia. La TV – especialmente el cable - transmite algo más de espectáculos en las artes de ópera y ballet, cuya mayor riqueza visual y dinamismo se adapta mejor a la TV.

b) otro género de gran carencia en la TV chilena está constituido por biografías de creadores e intérpretes, especialmente de artistas chilenos, sean documentales o biografías ficcionalizadas; en el cable encontramos este género en programas como “Artistas Plásticos” (pintura y escultura); “Grandes escritores”, ambos en Film & Arts, y dedicado a grandes artistas, en particular de países europeos.

c) en tercer lugar quiero destacar la carencia del género de documentales culturales en profundidad, que exploran una obra o un artista en profundidad y con diferentes perspectivas de interpretación estética; programas como “La Vida privada de las obras famosas” (BBC); “El poder el Arte”, ambos también en Film & Arts

3. La mayor presencia de estos nuevos géneros requieren de nuevas condiciones en producción y emisión

La mayor presencia de estos géneros, especialmente de los dos últimos, requiere de importantes cambios en las condiciones de producción y emisión.

3.1. Condiciones de producción

La mayor presencia de estos géneros demanda nuevas exigencias para su producción.

Estos nuevos géneros requieren alta capacidad de producción ejecutivo-artística; involucra la capacidad de coordinar ejecutivamente a Museos y Fundaciones, Galerías de Arte, en asociación con canales de TV.

A menudo tras estos programas se requiere una vigorosa personalidad convocante, a nivel ejecutivo y a veces como presentador en pantalla; en este encuentro, ya se ha mencionado a nuestros Cristian Warnken, Antonio Skármeta, Augusto Góngora.

Estos géneros implican nuevas formas de circulación para creaciones de la industria televisiva: DVD, libros, revistas, venta de reproducciones, etc.

Finalmente menciono la capacidad de convocar conocimientos altamente especializados – (con la duda si los hay disponibles); con variedad de puntos de vistas; estos géneros son altamente demandantes en madurez estética, y nuestro pequeño mundo artístico cultural todavía no logra superar tanto la “beatería” biográfica como la envidia entre creadores.

3.2. Condiciones de emisión: canales segmentados de emisión

Por su público segmentado, los nuevos géneros de programas culturales aparecen emitidos habitualmente por la TV cable; y ahí, exitosa o precariamente, están ARTV y Canal 13 cable, de productoras chilenas; y Film & Arts, de Pramer en Argentina.

Es interesante destacar que gran parte de los géneros programados regularmente provienen de dos grandes agencias distribuidoras internacionales: la BBC y la alemana Transtel. La creación iberoamericana no logra ser distribuida, y brilla por su ausencia.

Si no hay un cambio profundo en la emisión televisiva, veo muy difícil un enriquecimiento sustantivo de la oferta cultural. Los nuevos géneros no aparecerán en pantalla por deseos o por voluntarismo.

La TV digital ofrece una oportunidad: pienso que TVN – la estación pública chilena - debería operar en régimen de canal multioperador y ofrecer una señal pública cultural con tecnología digital terrestre abierta y nacional.

Si no hay un cambio hacia una oferta especializada con una señal segmentada en TV digital, la presencia cultural en TV seguirá poca, concentrada en algunos géneros, y con ausencia de otros importantes géneros culturales.

La emisión segmentada genera demanda por producción de nuevos géneros culturales, y esa oferta genera públicos fidelizados.

Esta aspiración por un canal digital, especializado en contenidos culturales en TVN, me gustaría verla encabezada por nuestro Ministerio de Cultura.

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viernes, agosto 03, 2007

Darfur: del silencio a la exageración


Darfur se ha convertido en una clase de indecencia editorial, un reflejo de la naturaleza del periodismo y lamentablemente una muestra más de la debilidad de los códigos de ética que suelen mostrar los medios para defenderse de la "industrialización criminal" de la prensa. El 2003 comenzó una cacería indiscriminada en el sur de Sudán que la prensa no vio, no cubrió y que apenas se reflejó en algunos recuadros en los diarios o pequeñas notas televisivas, mientras las ONGs intentaban gritar más allá de las fronteras de ese país. El Chad se llenaba con 2 millones de refugiados, pero eso apenas era una mueca en las cadenas de EE.UU., Europa y para que hablar de América Latina. Luego vino el genocidio y la prensa estuvo más cerca que nunca, porque su código genético le indicaba que tenía una responsabilidad "mayor", incluso usando como pretexto la mentira. Parece ser que no serán los avances tecnológicos los que pondrán en las cuerdas a la industria tradicional, sino su falta de dignidad, su autocomplacencia y el olvido de que las mejores historias son las de carne y hueso. Acá dos artículos aprovechando la tardía llegada de Cascos Azules a Africa; uno sobre el silencio frente a la catástrofe y otro sobre el delirio frente a la muerte.

findarticles.com/p/articles/mi_qa3613/is_200409/ai_n9453646
darfurinformation.com/publications-of-interest/book16.asp

Por Martin Bell
It was Alexander Pope who observed that “a little learning is a dangerous thing; drink deep, or taste not the Pierian spring: there shallow draughts intoxicate the brain.” The Roman writer Publilius Syrus noted that it is “better to be ignorant of a matter than half know it”. Never have such warnings been more applicable than in studies of the media coverage of the Darfur crisis.
It should not have been unexpected. It is a simple matter of fact that a significant amount of the international press coverage of Sudan over the past decade has been questionable.
Disinformation and propaganda have been an ever-present particular feature of most, if not all, wars over the past 50 years or so. Sudan in general and Darfur in particular have been no exception. The international news media have been an obvious target for those who wish to manipulate the way in which conflicts are presented. This is for obvious reasons. International “reporting” is in many instances the only image many outside observers will have of the country itself. International press coverage is also sometimes the only material many commentators and even legislators will have in mind when addressing issues either directly or indirectly related to Sudan. Journalists have in many instances managed to get away with some appalling reporting on Sudan. There has been a mixture of simply bad journalism and misinformation. The latest examples of questionable journalism have focused upon the war in Darfur.

Speaking in December 2004, Chris Mullins, Minister of State at the Foreign and Commonwealth Office, noted the dysfunctional nature of much of the media coverage of the Darfur conflict. After viewing a British television news item on Darfur, he stated that the news item was “the first one to acknowledge there are actually two sides in this dispute” – that is to say 18 months after the war had begun. It is a sad reality that Mullins’ comments can be applied virtually across the board with regard to media coverage of the Darfur crisis.

It is worth placing the reporting on Darfur into context. Over the past decade or so the international news media have carried a number of deeply questionable claims about Sudan. These have included allegations that Sudan possessed and manufactured weapons of mass destruction. These were, of course, particularly grave allegations to have been made. On 20 August 1998, the Clinton Administration launched cruise missile attacks on the al-Shifa pharmaceutical factory in Khartoum alleging that the plant was making chemical weapons as part of Osama bin Laden’s infrastructure of international terrorism. The Clinton Administration made several, widely-reported, claims about Sudan and the factory – all of which were repeated in the media. Every one proved to have been false. After carefully assessing the claims The Observer newspaper spoke of “a catalogue of US misinformation, glaring omissions and intelligence errors about the function of the plant”. These claims are now accepted internationally to have been unfounded.

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